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El departamento de Antioquia se consolidó como el más peligroso de Colombia para las personas sexualmente diversas en lo que va del 2022. Están encendidas las alarmas: durante los últimos tres meses, Medellín ha sido escenario de seis asesinatos de hombres gais, en casos que probablemente estarían conectados entre sí. La población trans también ha sido severamente golpeada por los sicarios que, escudados en su intolerancia, han segado las vidas de ocho de sus miembros en el país, uno de ellos en Antioquia.
Desde que tiene memoria, Dahiana La Verde ha sido activista social por las vidas de la población trans. Es parte de siete procesos que se articulan entre sí en diversos territorios de Colombia, entre ellos Medellín, Bogotá y Cali. Algunos de ellos son la Alianza Social LGTBI, la Gerencia de Diversidades Sexuales e Identidades de Género en Medellín y la Red Popular Trans de la misma ciudad.
“No somos una problemática social, sino una población que merece un trato digno. No solo somos trabajadoras sexuales o peluqueras, sino personas con un proyecto de vida que queremos ser libres en nuestro territorio. No queremos que nos segreguen de la educación, salud y vivienda dignas”, reflexiona Dahiana.
De acuerdo con la organización Colombia Diversa, 45 mujeres trans fueron asesinadas en 2020. El Valle del Cauca, Antioquia y Bogotá fueron los departamentos que presentaron mayor número de víctimas. En 2021 se presentaron 10 casos menos que el año anterior, según la Defensoría del Pueblo. Dahiana precisa que en lo que va de 2022 hay un subregistro de homicidios, razón por la cual la cifra de homicidios supera los ocho hasta ahora reportados.
Según la Gobernación de Antioquia, el único crimen de este tipo denunciado en Antioquia sucedió el 1 de abril, cuando Shelony Viloria, mujer trans, fue asesinada en Antioquia.
¿No se denuncia?
Las familias de las personas trans violentadas o asesinadas no se atreven a interponer la denuncia por múltiples motivos: desconocimiento de las rutas, incredulidad en el Estado o rechazo hacia la identidad de sus familiares victimizados, ente otras razones.
Ahora, cuando sí se efectúa la denuncia, Dahiana comenta que uno de los reclamos más recurrentes que las personas trans le hacen a la oficialidad es que la mayoría de los procesos no trascienden más allá de la Fiscalía General de la Nación por falta de pruebas. Incluso hay ocasiones en que los cuerpos son mal nombrados: “Los órganos reproductivos que tenga la persona no van a determinar su identidad”, explica la activista.
Por eso, desde algunos de los colectivos a los que la activista consultada pertenece se está evaluando la posibilidad de plantearle a la Fiscalía que permita que personas cercanas a las víctimas, y que no estén unidas a ellas necesariamente por un lazo de pareja o de consanguinidad, puedan realizar seguimiento a los casos y proporcionar pruebas para los mismos. “Queremos que otras personas puedan proporcionar algún requisito que necesite la Fiscalía para continuar la investigación con el pronombre con que realmente se identifica la persona o con la construcción social que había hecho de sí misma”.
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Sin embargo, por más denuncias y seguimientos que se realicen a los casos de violencia contra la población trans, los prejuicios contra sus integrantes continúan siendo los principales motivos de amenaza. “He vivido insultos y faltas de respeto de personas que me agreden lanzándome objetos o alimentos por el mero hecho de ser como soy, sin que ni siquiera me conozcan, y aun así me he mantenido en mis procesos sociales. La masculinidad frágil y el patriarcado son algunas de las razones detrás de actos transfóbico,s como los homicidios o las amenazas a mis compañeras”, cuenta Dahiana.
¿Cuestión de identidad?
Para comprender la diferencia en las situaciones de vulnerabilidad de la población trans, respecto a las demás que componen al espectro LGBTIQ+, debe analizarse la cuestión de la identidad. Por ejemplo, en algunos casos de transfeminicidios una de las causas es el desconocimiento y rechazo hacia la manera en que las víctimas se nombran e identifican. Los victimarios vulneran, por ejemplo, el derecho que tienen las personas a ser nombradas como mujeres u hombres trans aparte de su sexo biológico. “El que no respeten cómo decidimos nombrarnos nosotras es altamente ofensivo, porque no están respetando nuestra identidad y nuestra manera de decidir transitar el mundo. No hay nada peor que eso”, dice Dahiana.
La discusión debe centrarse, entonces, en la diferencia entre orientación sexual e identidad de género. Según Colombia Diversa, mientras la primera es la inclinación de deseo sexual o afectivo hacia una persona de diferente o del mismo sexo, la segunda es la manera en que la persona se concibe independientemente de su sexo biológico.
Por eso los homicidios, amenazas, actos discriminatorios y de hostigamiento contra la población trans, en este caso en Antioquia, son peligrosos: rayan, acorde a Colombia Diversa, en la vulneración del derecho que tiene una persona para nombrarse y concebirse a sí misma.
Tras los homicidios de los hombres gais en Medellín, se está llevando a cabo una mesa de seguridad y convivencia entre el Observatorio de Asuntos de Mujer y Género y la Secretaría de Seguridad de Medellín para tomar medidas al respecto a los ataques contra la población LGBTIQ+. Las decisiones están próximas a confirmarse por parte de las autoridades. Por ahora, la población trans en Medellín y Antioquia desea ser incluida en mayor medida dentro de esta conversación, para que así su identidad y su derecho a las condiciones de vida digna sean respetadas.
Respecto a las soluciones que ofrece la Alcaldía de Medellín para esta población, Patricia Llano, Gerenta de Diversidades Sexuales e Identidades de Género, informó tres rutas principales que se han activado para el acompañamiento de las personas trans desde la oficialidad. La primera son las asesorías jurídicas para el cambio de nombre, sexo, y componente numérico en el documento de identidad. “No tienen que ser los tres a la vez sino uno o dos. Se hace con una abogada de la gerencia, y puede hacerse con recursos personales de la persona que desee hacerlo en caso de que los tenga, o con dinero destinado de la gerencia”, dice Llano.
La segunda ruta es el acompañamiento que se brinda en asesorías de medicina general. “Nuestra médica atiende la inquietud, asesora a la persona trans y remite al especialista, donde se aclaran los derechos del paciente y la ruta que se debe activar para su tratamiento, para que no sea necesario llegar hasta las instancias de una tutela o derecho de petición. En caso de que se llegue hasta allá, también brindamos acompañamiento”, afirmó la gerenta.
Por último, la tercera vía en la que la gerencia apoya a la población es en la orientación psicosocial para el bienestar y seguimiento de la salud mental de las personas, con un enfoque especial para quienes se consideran trans.