Escucha este artículo
Audio generado con IA de Google
0:00
/
0:00
Al Salón del Nunca Más, ubicado en una esquina del primer piso de la Casa de Cultura de Granada (Antioquia), iban constantemente mujeres, hombres, niños y niñas a escribir. Iban cuando tenían buenas nuevas o una gran decisión por tomar, cuando apareció una foto en una caja vieja o simplemente cuando sentían la necesidad de encontrarse, desde el alma, con su ser amado desaparecido. Así se fueron llenando bitácoras en las que hay pensamientos, sueños, mensajes de cumpleaños, noticias felices y dolorosas: la memoria de las familias. Si uno de los desaparecidos regresara a casa, la bitácora le contaría cómo vivieron esos años sin él o ella. Son 307 libretas, pero esta semana, a causa de la humedad, se dañaron cuatro.
Para Gloria Quintero, integrante de la Asociación de Víctimas Unidas por la Vida (Asovida) y una de las fundadoras del Salón, cuatro bitácoras son demasiadas. “Ahí está la historia de una familia, están los escritos de unos niños. O sea, de los que iban a refugiarse en la bitácora, a compartir con ese ser querido”, explica ella, que también tiene recuerdos de su hermano desaparecido en ese espacio tan significativo.
El Salón se ha convertido en un refugio, pero también en la memoria de los habitantes de este municipio que vivieron intensamente el conflicto armado. Al estar ubicado entre el Valle de Aburrá y el Magdalena Medio, era una zona atractiva para las guerrillas y los paramilitares, que durante décadas se disputaron el control. En medio de la confrontación, la población civil fue la más afectada. Hoy es municipio de 10.000 habitantes que, según la Unidad para las Víctimas, tiene 698 víctimas directas de desaparición forzada.
El problema de la humedad en el Salón del Nunca Más está prácticamente desde que nació y por eso Asovida había advertido sobre el peligro de que se dañaran los ejercicios de memoria que, desde 2009, reposan en ese espacio.
(Lea también: El teatro y la danza narran la verdad del conflicto en Chocó)
Y el problema de fondo es que el edificio de la Casa de la Cultura está deteriorado, sobre todo en las redes hidrosanitarias, y cuando llueve afuera, llueve también adentro. El agua baja, se escurre por las paredes y también por goteras. El Salón, al estar en el primer piso, recibe todo. Por esta razón, las víctimas iniciaron una “vaca” (recolección de dinero) para lograr hacer algunas mejoras y que el material no se dañara.
Fue en 2018. En ese momento recogieron $5,4 millones, pero después de los descuentos de la plataforma e impuestos, fueron 4, 7 millones los que quedaron para el Salón. En ese momento la administración municipal se había comprometido públicamente a entregar $30 millones para el Salón, por lo que el dinero que recogieron en Asovida finalmente lo destinaron a otros pagos que tenían pendientes. Las mejoras no se hicieron y la plata que prometió la Alcaldía nunca llegó.
Y hoy, despues de mucho tiempo, de luchar contra el tiempo y la humedad nos llevamos la sorpresa de lo que con certeza iba a suceder. Las bitácoras que tanto queremos y custodiamos amanecieron dañadas por la humedad. pic.twitter.com/RTNI3ZDfbC
— Ana María (@MirenAVer) August 30, 2020
Gloria Quintero dice que ha faltado voluntad política desde el principio: “Logramos el sitio físico con mucha lucha. Logramos que nos dieran un comodato cuando íbamos a hacer memoria porque fue un compromiso político en el que se invitó a todos los candidatos a la Alcaldía (2007), les presentamos la propuesta de memoria y cada uno la firmó, y lo logramos por ese compromiso escrito”.
Jorge Alzate, secretario de Planeación de Granada, le dijo a Colombia2020 que para la Alcaldía “es preocupante la pérdida de este material, en la administración hemos sentido ese impacto en lo que significa la construcción de memoria”. También confirmó que “dentro del plan de desarrollo municipal tenemos una intervención a la parte física de la Casa de la Cultura, ya que es un bien que por su antigüedad tiene bastantes problemas en su infraestructura. Lo que es la cubierta, los desagües y las conexiones hidrosanitarias han tenido un desgaste bastante notable que ha repercutido en afecciones en el Salón del Nunca más y en otros espacios donde se desarrolla, por ejemplo, el Museo de historia de ciencias naturales y el auditorio. La intervención que tenemos planificada es un tema integral”.
(En fotos: San José de Urama, un museo fotográfico de paz a cielo abierto)
Sin embargo, este plan no tiene recursos asignados para su realización. “El espacio se trata de un bien muy grande, la categoría del municipio no tiene la solvencia para hacer toda la intervención. Hemos ido avanzando paso a paso, logramos tener los diseños y estudios y vamos en el segundo nivel para hacer una alianza estratégica con otros actores que puedan aportar con financiación para la intervención”, dijo Alzate.
Al preguntar si han pensado en alguna acción urgente que permita salvaguardar la memoria, el funcionario dijo que este tema se trató en el consejo de gobierno del pasado martes 1 de septiembre. “Obviamente tendrá que ser una acción para realizar en corto plazo, no podría decir una fecha exacta, máxime con las consideraciones de contratación pública”, agrega el funcionario.
El llamado de las víctimas es claro y Gloria Quintero lo resume bien: “Es a que actúen porque si no, se va a perder el trabajo de tantos años. Lo que más me duele es lo que a las familias nos representa el salón, que una familia vaya y ya no encuentre su bitácora me parece cruel”.