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Este es el tercer año consecutivo en el que Colombia2020, un proyecto periodístico y pedagógico de El Espectador para el posacuerdo, entrega el premio ‘Constructores de país en ambientes educativos’, cuyo objetivo principal es destacar los esfuerzos de muchos docentes para hacer que los colegios sean ambientes de paz, de crecimiento social y de transformación. Se recibieron 269 postulaciones, provenientes de 26 departamentos y 106 municipios del país, que incluyen corregimientos y veredas. El jurado calificador escogió a 15 finalistas y, este miércoles, fueron galardonadas las tres iniciativas, cada una con su historia particular.
Las categorías son tres: docente, colegio público y colegio privado. El primero, recibirá una beca para un diplomado sobre paz y las instituciones educativas galardonadas, por su parte, tendrán un taller de metodologías de educación para la paz y la solución de conflictos. Todo será dictado por la Universidad Javeriana.
“El premio es importante, pero, lo que importa es participar por lo que están haciendo ustedes por sus comunidades”, dijo Patricina Llombart, embajadora de la Unión Europea en Colombia. “Felicitarlos por transformar la vida de sus comunidades y, con eso, ayudar a construir la paz de su país. Desearía para Colombia lo que ha pasado en Europa: que los jovenes conozcan la guerra a través de los libros de historia y no a través de la realidad. Y en eso seguiremos apoyándolos”, concluyó la diplomática.
El canto de las gaitas
Margarita Rosa Pérez es profesora hace 20 años, pero desde mucho antes ya conocía la violencia. Mujer montemariana, perdió a sus familiares en medio del conflicto armado que azotó a su región. Su esposo, también víctima, fue desplazado de un corregimiento de San Juan Nepomuceno (Bolívar), el municipio en el que viven. Ahí, en las mismas calles donde ella se mueve a diario, transitaron los hombres y mujeres de las Farc y de los paramilitares, donde se cometieron muchas masacres en medio de una disputa territorial y política. Ella lo vio, lo recuerda, pero transformó el dolor en sonido, a través de la música autóctona del Caribe.
Con un grupo de sus estudiantes de la Institución Educativa Técnica en Sistemas La Floresta, de San Juan Nepomuceno, hizo sonar las gaitas y no han dejado de hacerlo. ¿Por qué? Porque la gaita es cultura ancestral, dice Pérez sin titubear.
“Me he enamorado tanto de este proyecto que quiero resaltar a la escuela. Con ellos conseguí este premio y con ellos quise mostrar que los Montes de María ya no es guerra, es otro hoy en día; que estamos construyendo paz a través de las gaitas y, con eso, estamos convencidos de que Colombia conseguirá la paz”, expresó al recibir el galardón.
Su colegio, de 600 estudiantes, queda en la periferia del pueblo, cerca del Santuario de fauna y flora Los Colorados. Y su proyecto, merecedor del premio en la categoría docentes, lo llamó “Construyendo espacios de paz y convivencia mediante la formación musical a través de la creación del grupo de gaitas”.
Un colegio que medita por la paz
El Colegio de Valores Humanos Sathya Sai de Funza (Cundinamarca) brinda educación gratuita a 97 estudiantes desde el grado transición. Su osadía: trabajar cinco valores humanos en la cotidianidad de las aulas escolares: paz, amor, rectitud, verdad y no-violencia. Una práctica, que si bien pareciera implícita en quienes educan, tiene la particularidad de que se hace tangible. Así, por ejemplo, el valor de la paz lo trabajan a través del silencio. “Todas las mañanas durante las asambleas los niños hacen un silencio mental y emocional, que les permite empezar a vivir este valor”, dijo Catalina Deeb, docente de la institución educativa.
El colegio es completamente gratuito, pero, para ingresar el único requisito es que los padres asistan a los talleres mensuales de valores humanos. “Soy amor en acción”, es el lema de este proyecto educativo de Cundinamarca, ganador en la categoría colegios privados.
El baile de las abejas
El otro proyecto premiado, pero en la categoría de colegios públicos, es la Institución Educativa Técnico IPC Andrés Rosa, de la ciudad de Neiva (Huila). Está ubicada en la comuna ocho, también conocida como “la suroriental” o “filo de hambre”. La mayoría de las personas viven en condiciones de marginalidad y, proyectos como el del profesor Dario Falla, han devuelto la esperanza a los jóvenes de esta comuna.
En 2016, tras detectar en un bosque cerca de la institución educativa varios enjambres de abejas, que atacaban a los estudiantes camino al colegio, Falla y otros 15 estudiantes decidieron apostarle a la ciencia para construir un escenario de paz. “Importancia de las abejas que visitan las instalaciones del colegio Andrés Rosa y qué estrategias se pueden establecer para su cuidado y crianza”, se llama la iniciativa. Desde entonces, empezó a moverse con los estudiantes, presentó una propuesta a la Secretaría de Educación del Huila y finalmente le aprobaron un presupuesto para la construcción de cinco camas en donde trasladaron los cinco tipos de abejas que encontraron.
Su aporte en la construcción de país desde el aula de clase, se resume en lo que el profesor Falla denomina: la ciencia, otro ambiente más allá de la violencia. “Puedo mostrarles a ellos que existen otras realidades, más allá de las que se viven cotidianamente en su entorno. Que pueden salir de ahí. Es un proyecto de ciencia y quiere rescatar la parte social en la que ellos están tan afectados”, resalta el docente.
Hoy, ya son 35 los estudiantes que hacen parte de esta iniciativa, de los cuales, 15 son líderes dentro del proyecto. “Que las instituciones educativas no solo sean para que los niños pobres vayan a buscar la comida del Estado, porque en sus casas no hay”, concluye el docente.
Otras iniciativas destacadas
En el segundo lugar de cada categoría, también se destacaron iniciativas que desde sus territorios continúan construyendo un país en paz. Adalvis Anaya Julio, de la Institución Educativa Distrital Liceo Samario (Santa Marta), cuyo proyecto se centra en mejorar la calidad de vida de los estudiantes afros y fortalecer el proceso contra el racismo en la capital del Magdalena.
El Colegio Colsubsidio Chicalá, ubicado en la localidad de Bosa de Bogotá, ocupó la misma posición, pero en la categoría colegios privados. La docente Bedsaida Rentería Beleño, lideró con más de 400 estudiantes la instalación de la memoria del conflicto y la pedagogia de paz en los muros de ese colegio. Lo hizo con fotografía que fueron mostrando la realidad desconocida, muchas veces, en las aulas de clase.
Finalmente, el premio destacó en el segundo lugar de la categoría colegios públicos, a la Institución Nueva Roma, ubicada en la localidad de San Cristobal. Su proyecto: trabajar con 33 niños con discapacidad leve dentro de una población escolar que suma en dos jornadas 1.500 estudiantes.