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“La cuarentena deja a miles de mujeres en un infierno. Hemos visto un estremecedor repunte global de la violencia doméstica”, advirtió el mes pasado el secretario general de la ONU, Antonio Guterres, en plena pandemia por el nuevo coronavirus. Una realidad que también golpea a las exguerrilleras, dentro o fuera de los espacios de reincorporación. Aunque las exguerrilleras sostienen que los exguerrilleros eran menos machistas durante la vida en armas, especialmente, por la distribuición de tareas, que en su reincorporación a la vida civil.
“Las prácticas que teníamos hombres y mujeres al interior de las FARC en épocas de guerra eran muy diferentes y estaban guiadas a buscar la equidad entre todos y todas. Sin embargo, al salir de la insurgencia, algunos compañeros empezaron a adoptar prácticas machistas que impone la sociedad. Las mujeres farianas hemos venido trabajando para que eso no siga pasando. La propuesta ha sido acogida tanto por mujeres como por hombres. Eso los ha conducido a la autocrítica, eso nos ayuda a todos como colectivo a seguir construyendo equidad y a eliminar cualquier tipo de violencia en nuestro territorio”, expresaron Betsy Ruiz y Yurluey Mendoza, excombatientes del Bloque Sur.
Ellas hacen parte de un colectivo de catorce mujeres y dos hombres exguerrilleros que trabajan en la prevención de violencias basadas en género a lo largo del territorio nacional. Durante la pandemia, a raíz del aislamiento preventivo, han adoptado estrategias para que el trabajo no se detenga. En La Montañita (Caquetá), en un caserío de exguerrilleros, en la vereda Agua Bonita, este colectivo desarrolló una campaña digital que tenía como objetivo distribuir piezas gráficas en grupos de WhatsApp y redes sociales, de exguerrilleros y pobladores aleñados, con etiquetas como “Camarada #NoEstáBien o Camarada #UstedTambiénPuede” para sensibilizar sobre las tareas de cuidado y las actitudes machistas y violentas hacia las mujeres. “Buscaba visibilizar las prácticas machistas y los estereotipos que normalmente asumen los hombres, así como las acciones que podrían contribuir a una equidad real”, dicen las exguerrilleras del colectivo.
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En Vistahermosa (Meta) las mujeres del espacio de reincorporación que se convirtió en centro poblado “Georgina Ortiz” crearon el programa radial feminista ‘Voces Insurgentes’, cuyo propósito es divulgar información coyuntural sobre las mujeres y la violencia de género en el territorio y en el mundo. “Se nos ocurrió crear este espacio porque es necesario empezar a educar por medio de la radio comunitaria. Hay que hablar con la ciudadanía de los temas de prevención de violencias contras las mujeres y rescatar la memoria colectiva y la lucha de las mujeres farianas”, contaron Natalia Rivera y Anyi Cárdenas, líderes de esta iniciativa.
En el caserío San José de León, en el municipio de Mutatá (Antioquia) se desarrolló el concurso de dibujo infantil y juvenil “San José se pinta de colores y buen trato para prevenir las violencias”. “En este espacio, se buscaba influir en la crianza de los niños, niñas y adolescentes para prevenir las violencias de género en el futuro inmediato”, comentó Jhon Jairo Rivas, promotor de la iniciativa en Mutatá.
En Popayán (Cauca), las mujeres de la Nueva Área de Reincorporación (NAR), las mujeres farianas adelantaron la construcción de su propio “Plan de Prevención de Violencias Basadas en Género”, una iniciativa en la que participaron 32 personas, entre hombres y mujeres excombatientes, lideresas de la comunidad, población afrocolombiana, indígenas y jóvenes de los barrios aledaños. En La Carmelita (Putumayo), también hicieron concursos de dibujo y transmitieron mensajes voz a voz.
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En el municipio de Tierra Grata (Cesar), por su parte, la música y el baile son los medios con los que Carolina Vargas y Antonio Calderón, promotores de la campaña de prevención, han llegado a las comunidades. Su estrategia se llama “rumbaterapia”. “Gracias a esto hemos contado con la participación de los hombres en el desarrollo de temas de nuevas masculinidades o masculinidades alternativas. Donde se hace énfasis en la igualdad y equidad de género y, sobre todo, en la importancia de que los hombres se vinculen y participen en la discusión de estos temas”, explicaron los promotores.
“La violencia basada en género es una de las violaciones a los derechos humanos más recurrentes en el mundo”, dice Göran Paulsson, jefe de cooperación de la Embajada de Suecia, uno de los financiadores del proyecto junto con la Organización Internacional para las Migraciones (OIM). “Estamos muy contentos de la creatividad y diversidad de iniciativas que los excombatientes deciden adelantar para construir igualdad e inclusión en su territorio y comunidad. Esto es especialmente importante en medio de la pandemia cuando los índices de violencia hacia mujeres y niñas siguen aumentando. Suecia es un socio para la construcción de paz y el desarrollo sostenible y estamos orgullosos de apoyar la perspectiva de género”, puntualizó.
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