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“Debemos escribir esas fotos que no fueron tomadas”. Así les dijo la fotoperiodista iraní Newsha Tavakolian a las mujeres que estaban en un aula del Centro de Memoria, Paz y Reconciliación de Bogotá, víctimas del conflicto y excombatientes, que esa mañana recrearon su presente y su pasado sobre una pequeña hoja, al describir en una imagen el resumen de sus historias. “Mi foto es el encuentro”... “la mía es la del perdón”..., “la mía es la de ver a nuestros hijos yendo juntos a la escuela”... fueron algunas de las descripciones de las asistentes, quienes hablaron de sus historias de dolor y de reconciliación, a la luz de las fotografías de Tavakolian, quien desde los 16 años ha retratado los rostros de la guerra. Su trayectoria que la ha hecho acreedora de importantes premios como el del Príncipe Claus que recibió en 2015.
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“¡Sorprende ver cómo las imágenes tienen miles de lecturas!”, dijo la reportera al escuchar los comentarios sobre su obra. Y es lo que busca con sus fotos: romper las fronteras y encontrar en lo particular de cada imagen lo universal de la condición humana. Fotos de madres iraníes sosteniendo los retratos de sus hijos asesinados en la guerra, se contrastaron con los rostros de madres colombianas que han marchado para pedir justicia, por la vida de los suyos.
Tavakolian, quien ha cubierto la guerra en Irak y ha convivido con las YPJ (organización militar femenina kurda que controla el norte de Siria), recientemente vivió la cotidianidad de las excombatientes de las Farc en un campamento en el Cauca. Hoy comparte su experiencia y su visión sobre el papel de la mujer en la guerra.
Pie de foto: Newsha Tavakolian viajó desde Irak, en marzo del año pasado, hasta un campamento de las Farc en el Cauca, para sumergirse y documentar la cotidianidad de las mujeres guerrilleras que se alistaban, por ese entonces, para volver a la vida civil./ Newsha Tavakolian
¿Cómo logró retratar momentos tan íntimos de las mujeres en las Farc?
Cuando llegué al campamento duré dos días sin tomar fotos. Dejé que se acostumbraran a mi presencia. En la fotografía documental es clave tratar de ser invisible. Camino despacio, no llamo la atención, me siento en una esquina y nadie se da cuenta de que estoy ahí. Por ejemplo, en el campamento me sentaba donde estaban las camas mientras ellas hablaban. Sólo estaba ahí. Debes entender que hay que dedicar mucho tiempo a estar ahí y sobre todo a escuchar mucho. Más que tomar fotos es escuchar.
¿Cómo ve la situación de la mujer en la guerra?
Ellas han sido fuertes y valientes, pero, ¿cree que si no hubiesen nacido en un entorno de injusticia, machismo y discriminación serían guerrilleras? Muchas comparten algo: la rabia por la injusticia en la que crecieron. Por ejemplo, hay mujeres en las Farc que se unieron por el simple hecho de tener hambre. O en Siria, mujeres que son parte del YPJ (unidades femeninas de protección), fueron violadas por miembros de su familia. Los casos que conozco son de mujeres que ingresan a estos grupos por esas injusticias y no por ideología. Por eso cuando voy a estos espacios, escucho y dejo de lado mis prejuicios para entender su historia y su condición: son mujeres víctimas. Pero me pregunto, ¿son víctimas pero también han matado?, pero entonces ¿no lo hacen también porque son víctimas? A mí me interesa ese lado de la historia. Mi investigación consiste en tratar de entender la mujer en sus contextos y en sus orígenes.
¿Por qué cubrir otros conflictos?
La mayoría de mi trabajo era en Irán, pero me di cuenta de que los seres humanos compartimos las mismas emociones y condiciones. Entonces quería sobrepasar esos límites geográficos. Cuando eres fotógrafo los límites terminan siendo difuminados, porque realmente los temas sobrepasan los límites políticos, el origen, si se es pobre o rico. Para mí lo importante es retratar la condición humana.
Pese a que la fotografía no detiene las guerras, ¿por qué son importantes los espacios en torno a la memoria?
Porque sin fotografías y sin documentación, en 20 años, cada persona puede tener una sola versión de lo que pasó. La fotografía documental te permite millones de visiones y otras miradas de los conflictos. Y con las imágenes puedes volver y reflexionar.
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¿Cómo pueden las mujeres, que no son fotógrafas, hacer de las imágenes un medio de “auto-reparación”?
La cámara es solo una herramienta, no necesitas tomar fotos impresionantes. Ellas pueden ser una forma de terapia para aquellas mujeres que han sido víctimas, pueden hacerse autorretratos como forma de curación.
¿Hacia dónde debe apuntar la fotografía actual?
La fotografía documental es una forma de arte, y no es fácil. Para hacerla debes tener en cuenta elementos como la composición y ser muy preciso. Es crear arte en segundos. Esa es la belleza de la fotografía, pero el mundo está inundado de imágenes. Actualmente, tener una cámara se volvió un elemento común, pero así como todos tienen una cámara, también tienen un esfero o un lápiz y, ¿cuántos grandes escritores hay afuera? Hoy más que nunca la fotografía debe documentar todo lo que está pasando, si no, esas imágenes se perderán. Sumado a eso todas las ciudades deberían tener espacios en los que se albergue fotografía documental, porque hace las veces de espejo en donde las personas pueden verse y entender su contexto.
¿La mujer tiene una sensibilidad diferente al hacer fotografías?
No me gusta hacer esa diferenciación entre una fotógrafa mujer y un fotógrafo hombre, no es posible distinguir quién tiene más o menos empatía, pero hay ciertos tópicos que, según mi interés, son más sensibles para mí por ser mujer. Por ejemplo, cuando hice las fotos de las mujeres de las Farc, sentí que tenía más acceso por ser mujer a la hora de retratarlas. Sin embargo, seguramente un hombre con gran apertura y sensibilidad también podría lograrlo. Porque igual hay muchas mujeres que no tienen esa sensibilidad. Esto no es un asunto de género.
¿Cómo define su trabajo?
Mi trabajo es sobre las personas que están en zonas donde, por la situación, no deberían estar, ya sea por razones sociales y políticas. Personas que se quedan en una situación en la que no están necesariamente contentos, pero que el contexto los obliga. Incluso, esas personas tienen muchas dudas de si lo que escogieron fue la mejor decisión o el mejor camino. Es mirar todo el tiempo la condición humana. El país de donde vengo, Irán, me hace sentir muchas emociones, desde ira, felicidad y tristeza hasta hacerme sentir una miserable frustración. El paisaje que veo tiene mucho que ver con las emociones.
Ya que este 8 de marzo se celebra el Día de la Mujer, ¿cuál es su mensaje?
Soy una fotógrafa a la que le gusta que las imágenes sean las que hablen. Lo más importante de este día es que sea un pretexto para que las mujeres del mundo se empoderen. Les quisiera decir que lo más importante para este 8 de marzo es que seas tú misma y que hagas lo que quieras ser, sin presiones sociales, ni familiares, ni por tu origen. Sólo sé libre y alcanza tus metas.
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