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Al tiempo que se conocen nuevas fotografías que probarían la complicidad de integrantes de los Rastrojos en el regreso a Venezuela del autoproclamado presidente y líder de la oposición Juan Guaidó, fuentes de inteligencia en Colombia, consultadas por este diario, aseguran que la capacidad militar de esta banda criminal está en declive desde 2014. Solo entre 2013 y 2015 más de 500 de sus integrantes fueron capturados por las autoridades. La génesis de esta estructura ilegal se dio al norte del Valle y que hoy tiene su mayor fuerza en Norte de Santander y la frontera con Venezuela.
El origen
En el norte del Valle, los Rastrojos surgieron en 2002. Se conformaron como un mecanismo de seguridad y defensa del narcotraficante Wílber Varela, conocido como Jabón, quien se estaba disputando el control territorial con el jefe del cartel del norte del Valle Diego Montoya, o Don Diego, un narco que también tenía su propio ejército: Los Machos. Desde entonces, siempre portaron armamento de largo alcance y usaron uniformes camuflados. Su objetivo principal se centraba en consolidar zonas estratégicas para coordinar negocios de cocaína. Igualmente, custodiaban cultivos de coca y laboratorios que tenían en los municipios de Trujillo, Riofrío, Bolívar, Versalles y El Dovio (Valle). El comandante militar en ese momento era Diego Pérez Henao, o Diego Rastrojo.En 2006, durante el proceso de desmovilización de las Autodefensas Unidas de Colombia (Auc) en todo el país, esta banda criminal ya tenía cerca de 500 hombres en armas y seguía defendiendo al narco Wílber Varela. Según una fuente de inteligencia, era una estructura con mucha capacidad de entrenamiento, “pues los narcos contrataban a gente retirada de las Fuerzas Militares y tenían buenos uniformes y buen armamento”.
Sin embargo, en septiembre de 2007, en el cañón de las Garrapatas, en el norte del Valle, fue capturado Diego Montoya. Estaba enterrado hasta el cuello y tapado con hojas en una caleta. El 30 de enero de 2008, sicarios al mando de Walid Makled García, conocido como el Turco, asesinaron a Varela en Mérida (Venezuela) y empezó el viraje de la banda criminal que en ese momento llegó a tener 1.200 hombres en armas en los departamentos de Chocó, Cauca, Nariño, Antioquia, Cesar, La Guajira y Norte de Santander.
Para esa época, quienes quedaron al mando de la estructura criminal fueron Diego Rastrojo, el viejo jefe militar de la estructura, y los hermanos José y Luis Enrique Calle Serna, cuyo objetivo fue meterse con fuerza a esos departamentos donde podían disputarse el control de la cadena inicial del narcotráfico con otros grupos ilegales como las Farc. Así como buscaban una ruta de salida internacional que encontraron en Norte de Santander, en la frontera colombo-venezolana. En 2012, los hermanos Calle Serna (conocidos como los Comba), se entregaron a la justicia de Estados Unidos, mientras que Diego Rastrojo fue capturado en Venezuela a mediados de ese año.
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Ahí empezó el más fuerte declive de esta estructura, según los registros de inteligencia estatal. Hacia 2015, en algunas regiones como Chocó, Cauca y Nariño, los hombres de los Rastrojos empezaron a ser absorbidos por otras organizaciones ilegales, como las Autodefensas Gaitanistas de Colombia (AGC), llamadas por las autoridades como el Clan del Golfo y, en otros casos, se convirtieron en pequeñas estructuras criminales que delinquen en el Valle del Cauca, Cauca, Nariño (región Pacífico) y Norte de Santander (frontera con Venezuela).
La mutación
En 2015, las autoridades judiciales reconocieron que la única banda que quedó con el nombre de Rastrojos se instaló en Norte de Santander y tenía cerca de 120 hombres en armas.Fue en ese momento en que Wilfredo Torres Gómez, o Necoclí, llegó como emisario de las AGC para apoderarse de esa ruta de narcotráfico. Sin embargo, Necoclí terminó aliándose con los Rastrojos y se convirtió en su líder hasta marzo de ese año, cuando fue capturado en Carabobo (Venezuela) por las autoridades de ese país.
Desde 2015, los Rastrojos ya estaban conectados con estructurales delincuenciales del lado venezolano, conocidas como La Cooperativa, Punta Huevo, La Popa y Matecuero, en el estado Táchira. “Se dedicaron al cobro de extorsiones del contrabando de gasolina y a manejar los pasos ilegales que hay en la frontera, pero prácticamente estaban reducidos”, dijo la fuente de inteligencia.
El 18 de junio pasado, antes de que el director de la Fundación Progresar, Wilfredo Cañizares, publicara las fotos en las que se ve al autoproclamado presidente venezolano Juan Guaidó abrazado con John Jairo Durán Contreras, el Menor, un tiroteo entre Bocas de Grita (Venezuela) y Puerto Santander (Colombia) dejó 12 muertos y 20 heridos.
Entre estos últimos, el Menor, que según las autoridades colombianas era el comandante de la estructura tras la captura de Necoclí a principios de 2019. Albeiro Lobo Quintero, o el Brother, quien también apareció en una fotografía con Guaidó, se entregó a la justicia colombiana posteriormente.
Igualmente, las autoridades colombianas hablan de Páez, otro de los jefes de los Rastrojos que estaría operando en la frontera. La cuenta hoy sumaría 80 hombres armados. El grupo se ha reducido y está siendo absorbido por el Epl o los Pelusos, como les dicen las autoridades, que operan en Norte de Santander. En las últimas horas aparecieron otras fotos de Guaidó al lado de una camioneta 4x4 junto a Jhonathan Orlando Zambrano García, o Patrón Pobre”, de quien se dice es un narcotraficante de los Rastrojos. Sin embargo, funcionarios de inteligencia colombiana aseguraron a este medio que no tiene antecedentes a la fecha.
En contraste, en las otras regiones del país, como el Pacífico sur (costas de Nariño y Cauca), los hombres de los Rastrojos se fusionaron con otras organizaciones locales como Gente de Orden, Guerrillas Unidas del Pacífico, frente Stiven González, los Contadores y disidencias de las Farc. De hecho, uno de los principales jefes de los Contadores, conocido como Mario Lata, fue fundador de los Rastrojos.
Mientras tanto, en el norte del Valle, donde nacieron, los Rastrojos se diseminaron en bandas pequeñas al son del narcotráfico. Estas son: estructura del norte del Valle al mando de Abelito, que opera en cinco municipios y tendría 20 integrantes, y los Flacos, con cerca de 30 integrantes y una operación en cuatro municipios. Y otras bandas mucho más pequeñas como la Plazuela, los Sony y los Pinos, que delinquen en Alcalá, Roldanillo y Zarzal.