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Como reconocimiento a su aporte a la construcción de la democracia y la paz en Colombia, Leyner Palacios, comisionado de la Verdad, recibió este 2 de diciembre el Premio Nacional de Derechos Humanos, en la categoría “Defensor del año”. Hoy, en medio de la guerra que sigue azotando los territorios afrodescendientes, recibe la mayor distinción que puede recibir un líder o lideresa en Colombia y que es entregado por Diakonia y la Iglesia Sueca.
Leyner Palacios es uno de los líderes sociales más representativos de las comunidades negras en Colombia. Su pasado está marcado por la violencia, después de haber perdido a 28 familiares en la masacre de Bojayá, ocurrida en mayo de 2002. Siempre ha dicho en los medios de comunicación que ha estado en el corazón de la guerra: ”Siempre he considerado la masacre de Bojayá como el día en que experimenté el infierno como es”.
Este hecho, en el que fueron masacradas 79 personas y otras 100 resultaron heridas, fue el impulso para convertirse en un defensor de los derechos humanos de las comunidades afro, palenqueras y raizales tan afectadas por la guerra. Y es que su voz no solo ha hablado por el Chocó, sino también por todos los departamentos donde las condiciones de los afro aún no son dignas. Lo hizo desde la Comisión Interétnica de la Verdad del Pacífico, en la que llegó a ser su secretario ejecutivo.
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Tampoco descansó hasta que el Estado colombiano esclareciera qué sucedió el día de la masacre y entregara a cada habitante los cuerpos de sus familiares víctimas. En noviembre de 2019, recibió, junto con las víctimas, 72 de ellos. Ese mismo día afirmó que aún faltan personas por encontrar y que no se cansará de reclamarlas.
Como víctima del conflicto también participó en un acto de reconciliación en La Habana (Cuba), durante los diálogos de paz entre el Estado colombiano y la extinta guerrilla de las Farc. Desde entonces, y tras el pedido de perdón de este grupo armado, ha sido un defensor de la implementación del Acuerdo de Paz. A finales de 2016, cuando el presidente Juan Manuel Santos recibió el premio Nobel de Paz, Palacios también estuvo presente en el acto en Oslo (Noruega).
Esa defensa al Acuerdo y su trabajo con las comunidades, desafortunadamente, le ha implicado amenazas de muerte. En 2019 fue obligado a salir del Chocó, tras recibir un amedrentamiento de desconocidos que no gustan de las denuncias del líder social sobre la presencia de grupos paramilitares.
Tras el hecho, se asentó en Cali desde donde promovió un Pacto por la Vida y la Paz, que suscribieron más de 140 organizaciones del suroccidente y el Pacífico colombiano. Desde ese escenario abogó por una salida negociada al conflicto con todos los actores armados, empezando por la guerrilla del ELN. Palacios también solicitó a los armados parar con la instalación de minas antipersonas en los caminos de herradura y no atentar contra la población civil. Y, lo más importante, hizo un un llamamiento nacional por la reconciliación.
Por todas estas labores, Palacios fue nombrado uno de los 11 comisionados de la Verdad el pasado mes de octubre, en reemplazo de María Ángela Salazar, quien murió por la enfermedad del COVID-19. Su responsabilidad ahora será contar por qué la guerra se ensañó con su gente. Pero este no ha sido el único reconocimiento. También ha recibido el premio internacional Global Pluralism Award 2017, un reconocimiento a su labor con las víctimas y Bojayá, y estuvo nominado al premio Nobel de Paz.
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Los demás ganadores, quienes también se destacaron durante 2020 por su labor en la defensa de las comunidades o poblaciones más vulnerables, fueron: la Guardia Indígena (Kiwe Thegnas) del Plan de vida Proyecto Nasa, como proceso social comunitario; el Comité de Solidaridad con los Presos Políticos, como proceso colectivo en la categoría ONG, y Marino Córdoba, como líder que ha trabajado toda su vida en la defensa de los derechos humanos.