Líderes contra las minas antipersonal reciben “Premio Camina”

Por su trabajo en la prevención de accidentes con estos artefactos, las embajadas de Canadá y Bélgica entregaron, junto con la Campaña colombiana contra minas, el Premio Camina a tres organizaciones de víctimas.

Redacción Colombia en Transición
07 de diciembre de 2019 - 12:00 p. m.
Las organizaciones luchan por los derechos de las víctimas. / Andrés Mejía
Las organizaciones luchan por los derechos de las víctimas. / Andrés Mejía
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El daño que causan las minas antipersonales no se reduce a causar la muerte, lesionar o generar una discapacidad física. El proyecto de vida de una persona, la vida de su familia y su confianza en la tierra, en los caminos, se daña. Las minas antipersonales no distinguen a sus víctimas. Las minas están ahí para hacer daño. Luego, quienes sobreviven a ellas deciden que no todo está perdido, y se ofrecen para que otros no repitan sus historias.

Ese es el caso de tres organizaciones de los departamentos de Nariño, Cauca y Caquetá, cuyos líderes, víctimas de estas armas, ofrecen su ayuda para prevenir más accidentes con minas antipersonales, municiones sin explotar y otros artefactos explosivos improvisados que quedaron después de una guerra de cincuenta años. Igualmente, pretenden exigir los derechos de las víctimas y lograr recuperar la confianza en la naturaleza a causa de esta contaminación. Por su trabajo, las embajadas de Canadá y Bélgica junto con la Campaña Colombiana contra Minas y con apoyo de Reconciliación Colombia y Gran Tierra Energy, entregaron el Premio Camina, en su tercera versión.

Esta vez el primer lugar lo ocupó la Asociación de Sobrevivientes de la región Abades (Asov-Abades), que se ubica en cuatro municipios de Nariño. Christian Melo, representante de la organización, recibió la estatuilla caminando acompañado hacia el escenario, producto de su lesión por una mina antipersonal. Melo recuerda cómo fue el año 2008 para él: los actores armados presentes en el municipio de Samaniego cercaron la montaña, la carretera y los caminos principales, con minas. Entonces, la población quedó confinada. Él tenía 16 años y ayudaba a su padre en el campo. Para conseguir la comida, tenía que caminar una ruta alterna de diez horas, hasta donde llegaban los carros con los alimentos.

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El 15 de febrero de 2008 iba con un amigo y “en un potrero estaba el artefacto explosivo. Accidentalmente mi compañero lo pisó, dejando como secuelas en él la amputación inferior de su pie derecho y en mi caso la pérdida total de mi visión”, cuenta. Al año siguiente 16 familias, incluyendo la suya, se unieron para reclamar sus derechos fundamentales como sobrevivientes, especialmente, el derecho a la salud, a la atención integral a las víctimas y a las indemnizaciones. En estos diez años, han puesto especial empeño en prevenir que estos accidentes se repitan.

“Trabajamos en siete municipios de Nariño, de difícil acceso. La metodología que utilizamos para la prevención es poniendo como ejemplo nuestra discapacidad. Vemos que en los talleres no hay material accesible para trabajar con las personas ciegas o sordas a causa de este hecho victimizante. Hemos trabajado para ser accesibles para esta población con apoyo entre pares. En cada taller tiene que ir una persona en condición de discapacidad por una mina antipersonal”.

El segundo lugar del Premio Camina fue para la Fundación Mambrú Internacional, que trabaja con víctimas de cuatro veredas de Cajibío (Cauca), afectadas por la acción de las minas, en el restablecimiento de sus derechos, de los de la tierra y en la recuperación de la confianza. Juan Manuel Tobar, director de la organización, explica que “esta comunidad ha sido víctima, entre otros hechos, de la contaminación por minas antipersonales. Se perdió mucha infraestructura comunitaria, porque un grupo armado se asentó en el que fuera el acueducto. Hizo su fábrica de explosivos y llenó la zona con minas. El grupo dejó la muerte enterrada”.

Por esta razón, la población sufre la falta de acceso al agua y la deforestación a causa del desminado, que exige remover trece centímetros de tierra y talar árboles cuyos troncos midan más de diez centímetros de diámetro. Desde la fundación trabajan en el restablecimiento del arraigo con el territorio, mediante un proyecto llamado Sembradores de Vida.

La lucha de la Asociación de Sobrevivientes Unidos por la Vida, en Caquetá, para que cada uno de sus asociados reciba su tratamiento médico, sus prótesis o la atención que necesita fue la que les otorgó el tercer lugar en este galardón. Clara Ramírez, hija de un sobreviviente y representante de la asociación, destaca el trabajo de grupo que han hecho, así como la valentía de cada uno de los sobrevivientes. Además, de procurar por sus derechos, las víctimas también hacen prevención en accidentes con minas. Incluso, los mismos sobrevivientes visitan sitios apartados del territorio para concientizar sobre el autocuidado en un departamento que, lamentablemente, ha tenido tres víctimas de estos hechos en el segundo semestre de 2019.

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Un apoyo a los esfuerzos locales

La embajadora de Bélgica, Jana Zikmundova, explica que este premio es un incentivo, pues “los recursos económicos limitados de tantas víctimas de minas antipersonales, quienes no logran acceder a la ruta de atención prevista por la ley, constituye uno de los desafíos más grandes. El apoyo de Bélgica a la acción integral contra minas antipersonales en Colombia, y sobre todo nuestro compromiso con este premio, apunta a abordar esta situación e instar a unir esfuerzos para que las víctimas puedan gozar de sus derechos”.

Por su parte, el embajador de Canadá, Marcel Lebleu, considera que “el desminado humanitario y el trabajo por los derechos de las víctimas de minas antipersonales es una tarea que trasciende gobiernos y fronteras nacionales. Es una causa que nos une para hacer realidad un mundo libre de minas en donde las comunidades tengan la oportunidad de vivir y trabajar en paz en sus territorios, libres de temor. El Premio Camina reconoce a quienes desde sus territorios trabajan silenciosamente por esta causa”.

Por Redacción Colombia en Transición

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