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En Colombia defender el medioambiente y luchar por los recursos naturales es una labor de alto riesgo. Según la ONG Global Witness, Colombia es el país más peligroso para líderes ambientales: tan sólo en 2019 se registraron 64 asesinatos de hombres y mujeres cuya única labor era proteger la naturaleza.
El Movimiento Ríos Vivos es un ejemplo de los liderazgos ambientales que trabajan de la mano con víctimas y organizaciones sociales de diversas subregregiones de Antioquia, que se han visto afectadas por el megaproyecto de Hidroituango, Hidroespiritusanto, decenas de microcentrales y megaproyectos mineros.
La historia de Ríos Vivos y de una de sus voceras, Isabel Cristina Zuleta, inspiraron la fábula “Las voces del río”, que podrá encontrarse junto al periódico de El Espectador este viernes 23 de octubre. La narración retrata el impacto que tuvo en la fauna y la flora la llegada de zorros y nutrias que buscaban construir una gran represa en la cuenca del río Cauca. De igual forma, muestra cómo dos animales, un bagre rayado de bigotes largos y un loro orejiamarillo, decidieron no callar y liderar la resistencia.
“El Movimiento nace cuando nos enteramos del megaproyecto de Hidroituango, nace como ante la angustia de no saber qué iba a pasar en el territorio, en la comunidad. Primero no se llamó Ríos Vivos sino tuvimos un montón de nombres y cuando empezaron a darse los desalojos ahí fue cuando el Movimiento se cohesionó más porque entendimos que la situación era muy grave y que era un nuevo desplazamiento por el desarrollo”, relata Isabel Zuleta, directora y vocera del Movimiento.
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Aquí hay que hacer un alto y contar de qué se trata Hidroituango y cómo afectó a las comunidades que representa el Movimiento Ríos Vivos. Hidroituango es un proyecto hidroeléctrico ubicado en el río Cauca, entre los municipios de Ituango y el corregimiento de Puerto Valdivia (Antioquia), pero la obra afecta los territorios entre Santa fe de Antioquia hasta Nechí. La historia de este proyecto se remonta a 1969, pero tras décadas de estudio fallidos fue hasta 2009 cuando el Ministerio de Medio Ambiente otorgó la licencia ambiental del proyecto. Un año más tarde, empezaron las obras. En 2018, el taponamiento de uno de los túneles causó una grave emergencia ambiental y humanitaria. Aquí un breve resumen:
Esta es sólo una parte de la historia. Previo a la construcción de Hidroituango, pobladores de la zona dieron una fuerte pelea y se opusieron al megaproyecto por diversos motivos. Entre ellos por el impacto ambiental que tendría para el río, las especies endémicas y en las actividades de pesca, que es el sustento de cientos de familias de esta región.
“Hidroituango fue como el proyecto que llegó a destruir la casa. La casa de todos que era el bosque, que era el río, que llegó a acabar con la comida que significaban los peces, pero también llegó a acabar con el respeto a los muertos que significaban los lugares donde estaban enterrados los desaparecidos esperando a que sus familiares los encontraran", añade Zuleta.
Justamente, varias víctimas se opusieron a la construcción por la existencia de posibles fosas comunes en aquel perímetro. Sobre este caso, gracias a la solicitud de medidas cautelares adelantada por organizaciones sociales y familiares de víctimas, la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP) pidió proteger cerca de 349 cuerpos de tres cementerios de municipios de influencia del megaproyecto, que fueron exhumados a través de un convenio entre la Universidad de Antioquia y Empresas Públicas de Medellín (EPM), quien dirige la obra de Hidroituango.
Aunque las organizaciones de víctimas como Movice aseguran que cerca de 600 desaparecidos se encuentran en la zona de influencia de la hidroeléctrica, las respuestas estatales y de EPM no han sido satisfactorias, ni para las víctimas ni para el tribunal de paz. Por este motivo, la JEP a principios de marzo de este año le ordenó a EPM pasar toda la documentación que tenga sobre los cuerpos exhumados y trasladados de los cementerios que estaban en la zona de inundación.
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El proceso de liderazgo y resistencia a favor del río le ha costado la vida a varios líderes ambientales y sociales de la región y del Movimiento. Entre ellos Nelson Giraldo Posada, de 31 años y líder del Movimiento Ríos Vivos, quien fue asesinado el 17 de septiembre de 2013 y su cuerpo tirado al río Cauca, el mismo que él defendió durante años.
“Para nosotros Hidroituango ha acabado con los medios de vida y de subsistencia de miles de personas. Pero además, Hidroituango ha ocultado la verdad y la ha vendido con publicidad. Nuestro papel es develar qué es Hidroituango, contar las voces de a quienes les duele de manera directa que son los habitantes. No es sólo un papel de denuncia sino de la narrativa misma de la montaña, el río y las comunidades”, asegura la directora.
La lucha por la restitución de los derechos de las víctimas y por la protección del río Cauca —o “Bredunco” como lo denominan las comunidades indígenas— aún continúa. Actualmente, el Movimiento Ríos Vivos reúne más de 30 organizaciones de pescadores, agricultores, comerciantes, mineros artesanales, mujeres, jóvenes y otros trabajadores rurales que luchan por el derecho al agua, por conservar sus labores ancestrales y arraigo con la tierra y el río.
Así define Zuleta la situación actual del Movimiento: “Estamos buscando además la verdad de los desaparecidos, la verdad de las masacres, y todo eso se conjuga con lo que es Hidroituango y todo eso se relaciona porque somos las mismas personas las afectadas por el conflicto armado, por la violencia sociopolítica, por la persecución, por oponernos al megaproyecto. Además de eso, el papel del movimiento es dar esperanza, encontrar salidas pacíficas para la exigibilidad de nuestros derechos”.