Una fábula inspirada en los indígenas del Putumayo y su lucha por la naturaleza

La resistencia de los pueblos indígenas que habitan el piedemonte amazónico y su esfuerzo por la preservación de las tierras ancestrales fue ilustrada y narrada en la fábula “Un mensaje de la selva”, que podrá encontrar este viernes 5 de noviembre en la versión impresa de El Espectador.

05 de noviembre de 2020 - 10:26 p. m.
"Un mensaje de la selva" relata la lucha de los pueblos los pueblos Nasa, Siona, Inga, Embera, Kofán, Kamëntsa y Awá por la protección de sus territorios.
"Un mensaje de la selva" relata la lucha de los pueblos los pueblos Nasa, Siona, Inga, Embera, Kofán, Kamëntsa y Awá por la protección de sus territorios.
Foto: Click Arte
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Las aguas de los ríos y los fuertes vientos fueron los primeros en advertirle a los animales que vivían en el piedemonte amazónico que algo andaba mal. Un jaguar y una boa fueron quienes primero lo percataron y empezaron a librar una lucha contra un grupo de bisontes que habían llegado a su territorio sagrado, para talar árboles y extraer petróleo ¿Lograron detenerlos?

Así comienza “Un mensaje de la selva”, la fábula inspirada en la resistencia y defensa del territorio por parte de los pueblos nasa, siona, inga, embera, kofán, kamëntsa y awá que habitan en el piedemonte amazónico, en el departamento de Putumayo. “Un mensaje de la selva” es la sexta fábula de la nueva temporada de ¡De Otra Manera!, que busca resaltar las luchas de los líderes comunitarios, sociales, indígenas y ambientales en Colombia.

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Los dos personajes de esta fábula, que simbolizan la resistencia indígena, son un jaguar y una boa constrictor. De acuerdo con Helena Rodríguez, investigadora de flora y fauna de Click Arte, y Diana Ospina, la escritora de cada una de las fábulas, esta decisión no fue fortuita sino que honra la cosmovisión de los pueblos originarios. Además de ser animales endémicos del país, este último tiene un significado especial para los pueblos indígenas: la armonía entre el ser humano y la naturaleza.

Según Cristina Gómez García-Reyes, antropóloga que trabaja en la Unidad de Parques Nacionales Naturales de Colombia y Esteban Payán Garrido, director regional de Panthera, una organización dedicada a la protección de las especies felinas en el mundo, la figura del jaguar ha sido trascendental en los pueblos muisca, embera y kogi.

En el caso de los muiscas, el puma y el ocelote aparecen en los nombres de los caciques andinos. En los pueblos embera tradicionalmente resaltan al imamá purrú o “jaguar rojo”, uno de los principales líderes de los años cincuenta. Entre los kogi de la Sierra Nevada de Santa Marta, el término jaguar o sus raíces fue usado también en sus autoridades ancestrales, personificaciones divinas y jefes míticos.

Es más, en cuanto a las actividades, rituales y comportamientos de los pueblos étnicos, la imagen del jaguar ha persistido durante décadas, pese a que esta especie y sus áreas de conservación en Colombia han sido fracturados por la tala indiscriminada, los incendios forestales, la minería, la extracción de hidrocarburos y los cultivos de uso ilícito.

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Este daño a la naturaleza que ha traído consigo la economía extractivista ha afectado profundamente a los 115 pueblos indígenas en Colombia. Y a eso, hay que sumarle el fenómeno del conflicto armado y toda la violencia que llegó a sus territorios para quedarse.

Un ejemplo de esta lucha ha sido el pueblo siona del Putumayo, que agrupa unos 2.600 indígenas en cuatro municipios de este departamento. Con la llegada de la empresa británica Amerisur Resources, los líderes indígenas siona, tras acordar con su comunidad, emprendieron una lucha por no permitir que la multinacional explotara petróleo en su territorio ancestral. Y lo lograron.

En junio 2018, la Comisión Interamericana de Derechos Humanos ordenó medidas cautelares para proteger sus resguardos. Y un par de meses después, un juez de Restitución de Tierras de Mocoa (Putumayo) decretó estas medidas y le ordenó a Amerisur “abstenerse de manera inmediata” de realizar acciones de extracción en este territorio.

Por su parte, los embera en el Chocó también han tenido que proteger la integridad de sus territorios. Aquí un reportaje de Colombia 2020 sobre esta lucha:

En Colombia, los pueblos indígenas por su labor de protección de la naturaleza y resistencia por la preservación de su cultura han sido objeto de violaciones a los derechos humanos por parte de los grupos armados ilegales y también de la Fuerza Pública. De acuerdo con el Registro Único de Víctimas (RUV), en el país hay cerca de 386.255 indígenas víctimas por la violencia. Por este motivo, “Un mensaje de la selva” es un homenaje, desde la historia hasta sus ilustraciones, a todas las luchas que han librado por la tierra y la vida.


¡De Otra Manera! es un proyecto conjunto entre Colombia 2020 y Click Arte, una agencia de pedagogía que combina arte, diseño y educación, y cuenta con el apoyo de la Unión Europea, el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD),y el Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur).

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