Escucha este artículo
Audio generado con IA de Google
0:00
/
0:00
Desde finales del año pasado, la autodenominada “Compañía Carlos Patiño”, una estructura ilegal que se conformó con exguerrilleros de las Farc disidentes del proceso de paz, ha intentado copar el territorio de Argelia, en el sur del Cauca, para controlar ese corredor estratégico de la mafia, que saca cocaína por el cañón del río Micay, navegable desde el corregimiento San Juan de Mechengue (municipio de El Tambo) hasta la jurisdicción de López de Micay, en el Pacífico caucano. No obstante, los líderes campesinos junto con excombatientes que firmaron el Acuerdo de Paz se han pronunciado en contra de la presencia de los armados y eso les está costando la vida o el destierro.
Esta situación se agravó en los últimos días, pues, según denunció el partido FARC, los nuevos intentos de la disidencia “Carlos Patiño” de controlar esta zona han provocado confrontaciones armadas con guerrilleros de ELN, desplazamientos de campesinos, desalojos de viviendas, asesinatos, heridas a campesinos en medio del fuego cruzado, detención ilegal de miembros de la comunidad, despojo de propiedades y tierras, desapariciones y amenazas a las organizaciones sociales. “Claramente, la disputa a sangre y fuego por el copamiento del territorio entre estas dos organizaciones armadas desencadenó la desaparición de por lo menos cuatro campesinos, entre ellos, el señor Yamel Daza", hecho ocurrido en la vereda La Leona, corregimiento de El Plateado, en las estribaciones de la cordillera occidental.
El martes pasado se desarrolló en el municipio de Argelia un consejo de seguridad para evaluar la situación de esta región del sur del Cauca. El secretario de gobierno de ese departamento, Luis Cornelio Angulo, rechazó estas acciones y dijo que, tras las denuncias, el Ejército se movió con tropas y se enfrentó con los disidentes, hecho en el que murieron ocho hombres ilegales. Sobre los desaparecidos, expresó que se está verificando la información en terreno y sobre los amenazados exguerilleros y líderes sociales manifestó que la Gobernación hizo los trámites administrativos ante la Unidad Nacional de Protección para que les garanticen la seguridad individual a estas personas.
En el último intento por dominar las tierras del Micay, el pasado sábado 11 de abril, hombres con armas largas, quienes se presentaron como miembros de dicha compañía, incursionaron al corregimiento de Santa Clara, en una finca en donde los excombatientes de las Farc desarrollan proyectos productivos. A las 4:15 p.m., los hombres uniformados dañaron puertas, ventanas y los insumos para los proyectos de reincorporación económica. Mientras tanto, otros robaron enceres y semovientes y preguntaron y ofrecieron dinero por los excombatientes conocidos como “Wilson” y “Caliche”.
En horas de la noche de ese mismo sábado, pero en la vereda Tambo Largo, integrantes de esa misma estructura forzaron las puertas de las viviendas de varios excombatientes en proceso de reincorporación y volvieron a preguntar por los apodos antes mencionados. Además, dijeron que buscaban a los líderes de la Asociación Campesina de Trabajadores de Argelia (Ascamta). Antes de que terminara ese día, a través de videos, la comunidad denunció la llegada de camionetas de platón llenas de integrantes de la estructura armada “Carlos Patiño”, quienes también sostenían enfrentamientos con la guerrilla del ELN.
El domingo 12 de abril, en horas de la tarde, los armados, que se identificaron como integrantes de dicha estructura, llegaron a los corregimientos el Sinaí y el Mango. Allí, irrumpieron en las casas de líderes del partido FARC, firmantes del Acuerdo de Paz, y en las viviendas de varios líderes comunales y de la organización Ascamta. Según versiones de los campesinos de la zona, los armados declararon objetivo militar a todos los líderes, tanto excombatientes como de la asociación campesina, que se han opuesto a que en el territorio existan grupos armados en la región y, quienes, igualmente, han manifestado su voluntad de impulsar el programa nacional de sustitución voluntaria de cultivos de uso ilícito. Ese mismo día, en horas de la noche, los armados llegaron al centro poblado de la vereda El Encanto, en donde, también entraron violentamente a algunas casas en busca de varios excombatientes de las Farc y líderes de la organización campesina antes mencionada. El lunes 13 de abril, se repitió la escena en el corregimiento Sinaí.
El martes 14 de abril, dicha estructura armada emitió un comunicado en el que afirmó que no han declarado objetivo militar a los antiguos líderes exguerrilleros, quienes se acogieron al Acuerdo de Paz, pero sí a los que acusan de seguir en el negocio de la droga: "La comunidad argeliana sabe perfectamente que los señores Wilson (Pocillo) y Carlos (Caliche), después de dejar las armas ante el gobierno y asumir la lucha política y vincularse al partido Fuerza Alternativa Revolucionaria del Comun (Partido Politico FARC), siguen beneficiándose del impuesto de la cocaína y tienen en su poder armas de largo alcance, todo esto aprovechando el nombre de nuestra organización y su trayectoria en ella. El Consejo Nacional y Departamental de los Comunes del Partido FARC no puede seguir acolitando esta situación que es contraria a la lucha política legal que asumieron", dice la misiva en la que afirmaron que respetarán la autonomía de los líderes campesinos, especialmente, la de la organización Ascamta.
— FARC (@PartidoFARC) April 14, 2020 (También lea: “Dígales que la orden es tumbarlos”: ultimátum a tres líderes sociales de Putumayo)
Pero, según una fuente de la zona, quien pidió reservar su nombre por seguridad, este grupo está actuando de manera radical ante la negativa de los líderes campesinos y excombatientes de que los armados controlen el territorio como en el pasado inmediato. “Los campesinos, tras la firma del Acuerdo de Paz, están comprometidos con su implementación y, por ejemplo, han impedido que el ELN se expanda al territorio que anteriormente ocupaba las Farc. Igualmente, a los armados les disgusta que los campesinos sustituyan por proyectos productivos la hoja de coca, economía de la que han vivido los colonos en esta región desde hace cinco décadas”, afirmó.
Los municipios de El Tambo y Argelia han sido dos municipios impactados por el conflicto armado, pero también, han estado en los planos diseñados por ingenieros en busca de construir una carretera que le permita al departamento del Cauca tener salida al océano Pacífico. Sin embargo, en los últimos 50 años esta región de la cordillera occidental también ha sido utilizado como un corredor por los narcotraficantes y contrabandistas de armas, quienes encontraron en el conflicto entre las Farc, el Eln y el Estado un caldo de cultivo perfecto para financiar la guerra política que hoy parece perpetuarse.
Hace dos años, así vislumbraba este panorama el actual alcalde municipal, Jhonatan Patiño, quien entonces era diputado del Cauca: “Hoy ya no es un grupo grande enfrentando al Estado, como ocurrió en las últimas cinco décadas. Ahora son muchos grupos que se están organizando, no para pelear con el Estado, sino para corromperlo, hacer negocios y poder lucrarse”. Según información de inteligencia militar, la estructura "Carlos Patiño" llegó al Cauca en 2017 por orden del comandante de las Farc que nunca se acogió al proceso de paz conocido como Gentil Duarte, con el objetivo de entrar por Morales y Cajibio y avanzar hacia el sur por El Tambo. Según información de la Fiscalía, esta estructura ganó la disputa en zona rural de este municipio, en enfrentamientos con el frente José María Becerra del ELN. Por eso, logró avanzar hacia el municipio de Argelia. Hace un año, en enfrentamientos con el Ejército, las autoridades incautaron armas largas, granadas y brazaletes alusivos a esta organización.
(También lea: ONU reitera preocupación por asesinatos de líderes sociales y excombatientes)