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Hoy los hábitos de compra han cambiado y con ello el uso de dinero físico ha disminuido, dando lugar a que los consumidores cada vez más adquieran productos en internet y cancelen con nuevas formas de pago. De acuerdo con la Cámara Colombiana de Comercio Electrónico y el Observatorio de Comercio Electrónico 2 de cada 10 colombianos que tienen Internet compran en línea y durante la pasada cuarentena el e-commerce en el país creció entre un 50% y 80%.
Si bien la digitalización del sector financiero es algo que ya estaba sucediendo, es un hecho que la contingencia ha impulsado a que esta se acelerara. Y ante este nuevo brote de plataformas de pagos digitales, están apareciendo también, más ataques cibernéticos. Según Karspersky, cada segundo, un usuario en América Latina es víctima de un ataque digital.
Es bajo todo este contexto pandémico que hemos visto una reestructuración del sistema bancario; la aparición de nuevas soluciones financieras digitales y la migración de diversos bancos tradicionales hacia la banca online para permitir que sus clientes puedan continuar realizando sus operaciones sin necesidad de salir de casa.
Este fenómeno tiene su origen en la evolución de las necesidades e intereses de los clientes, pero, además, en las nuevas amenazas cada vez más latentes del mundo tecnológico y digital. Marcelo Fondacaro, COO de VeriTran, detalla qué beneficios pueden otorgar los bancos a sus usuarios para garantizar la seguridad de sus operaciones en línea:
1. Dar disponibilidad de tarjetas digitales para las compras en línea. Actualmente la mayoría de las compras se realizan con tarjetas físicas, corriendo el riesgo de que estas sean clonadas. Las tarjetas virtuales, tokenizadas, ofrecen la generación de códigos únicos para una transacción y monto específico, evitando su uso para otros fines en caso de que los datos sean robados.
2. Realizar avisos de movimientos en tiempo real. Las notificaciones push facilitan una capa extra de control al usuario, pidiéndole su aprobación para transacciones fuera de los patrones usuales.
3. Incluir varios factores de autenticación de usuario en el canal. Cuantos más se tengan, más difícil es para los ciberdelincuentes conseguir toda la información y hacerse de una cuenta. Hoy es posible contar con varios pasos de autenticación con patrones, contraseñas, tokens y biométricos.
4. Permitir el uso de los rasgos físicos como la mejor contraseña. Las soluciones biométricas permiten que el usuario no tenga que recordar contraseñas y facilita que la información esté siempre protegida de cualquier ataque cibernético por suplantación de identidad. Los continuos esfuerzos en investigación y desarrollo han hecho que se sigan generando algoritmos de identificación cada vez más avanzados y de mayor precisión. Hoy existen sistemas de reconocimiento facial, de iris, de voz y de huella dactilar, y si bien los riesgos son reales, la biometría continúa siendo una medida de seguridad eficiente y funcional ya que difícilmente se torna inquebrantable debido a la complejidad que tiene replicar los rasgos físicos de una persona. Por mucho que un humano o una máquina se apodere de una cuenta bancaria, un análisis biométrico determinará al instante que no es el propietario real de la cuenta.
La ciberdelincuencia es otra pandemia que llegó junto con el Covid-19. El hurto de datos, transferencias sin consentimiento y apropiación de fondos se han disparado en las últimas semanas, paralelo a un repunte del uso de canales digitales para realizar transacciones.
Es así como las instituciones financieras se han visto frente al reto de implementar nuevos recursos de seguridad que aprovechen los avances tecnológicos para integrar innovación a sus procesos y aportar a que las operaciones y pagos móviles puedan realizarse de manera confiable y segura. Entre ellos se incluyen la tokenización, el uso de un segundo factor de autenticación, la biometría, las tarjetas virtuales y las notificaciones push.
Tomando esto en consideración, empresas como VeriTran ofrecen este tipo de tecnologías a las instituciones financieras, creando aplicaciones y soluciones digitales capaces de entregar mayor protección a los usuarios que hacen transacciones en línea en medio de un escenario en el que prepondera el robo de identidad y el fraude en banca online.