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Con la pandemia vimos muchas acciones solidarias, también identificamos muchos programas sociales que lograron unir esfuerzos y llegar a las personas más afectadas por esta crisis sanitaria, y volvió a estar muy presente aquello que conocemos como Responsabilidad Social Empresarial, o que otros han preferido reenfocar hacia sostenibilidad, así que buscamos a José Elías Vargas, docente del programa de Administración de Negocios Sostenibles de la Facultad de Ciencias Económicas y Administrativas de la Universidad El Bosque, para que nos explique cómo funcionan estas ayudas que, de acuerdo con el Índice de Inversión Social Privada, durante todo 2020 logró reunir e invertir unos $2,8 billones:
José Elías, antes de entrar en confusiones, ¿qué es Responsabilidad Social Empresarial?
Es la responsabilidad que tiene o debería tener una organización por los impactos negativos que se dan como resultado de las actividades y las decisiones que tienen que ver con la ejecución de su misión y que ocasionan impactos negativos en la sociedad y el medio ambiente, y que tome en consideración las expectativas de las partes o grupos de interés que se encuentran dentro de la esferas de influencia tanto política, social, económica o de cualquier otra índole.
¿Es verdad que todas estas acciones de Responsabilidad Social Empresarial rebajan impuestos a las empresas y por eso es que lo hacen en países como Colombia?
No es cierto que las acciones de Responsabilidad Social Empresarial rebajen impuestos debido a que falsamente se cree que acciones como las donaciones, dar regalos, el voluntariado o la filantropía son propias de la responsabilidad social, pero no lo son. Un ejemplo de esta creencia y que hizo carrera es el de la rebaja de impuestos por donaciones, que en la reforma tributaria del año 2016 determinó que las donaciones darían lugar al descuento tributario del impuesto sobre renta y complementario equivalentes al 25 % del valor donado.
Está bien entendido que las empresas privadas no deben reemplazar los deberes del Estado, pero es positivo que ayuden a construir país en sus áreas de influencia con sus recursos. ¿Cómo debe ser ese trabajo en conjunto?
Uno de los fines de la responsabilidad social es contribuir a los objetivos de desarrollo sostenible cuya agenda está estructurada sobre la concepción de que el desarrollo no es responsabilidad única de los gobiernos, es por el contrario un mandato para todos los actores de la sociedad, de esta manera nos enfrentamos al reto de articular las acciones del sector privado, la academia y la sociedad civil con los esfuerzos que hace el propio Gobierno, es decir, es muy positivo que las empresas desde su misionalidad ayuden a construir desarrollo sostenible, que incluyen acciones conjuntas con las empresas.
¿Qué es lo que no se debe hacer en RSE?
Lo que no se debe hacer en RSE es tratar de mostrar resultados de responsabilidad social que no lo son, como las donaciones, o pretender que porque se actúa en una de las siete materias que componen la Responsabilidad Social Empresarial ya se es socialmente responsable. También ocurre que las empresas solo quieren proyectar sus acciones de responsabilidad social puertas afuera, sin tomar en cuenta lo que ocurre puertas adentro con sus propios colaboradores o trabajadores.
Muchos critican el asistencialismo porque genera dependencia y, en la mayoría de los casos, no es sostenible. ¿Cómo separar la RSE del concepto criticado del asistencialismo?
Sí, conceptualmente y en el mundo de los hechos son dos cuestiones diferentes, por un lado el asistencialismo y por otro la Responsabilidad Social Empresarial. En el caso del primero, se da cuando por diversas cuestiones económicas y sociales un individuo no soluciona sus gastos esenciales, por eso el Estado entra a asistirlo; por su parte, y como ya lo vimos, la RSE es propia de la misionalidad de la organización, si las empresas hicieran asistencialismo no sería parte de la responsabilidad social, sino que se trataría de buenas obras.