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La implementación y el desarrollo de entornos digitales inclusivos y accesibles para el aprendizaje deben estar integrados al quehacer cotidiano de las instituciones educativas. Es casi obligatorio promover ambientes virtuales pedagógicos que propicien una relación dialógica entre estudiantes y profesores, a partir de plataformas amigables estructuradas para lograr un proceso de aprendizaje integral.
La economía, la industria, las comunicaciones, el comercio, la salud, la educación, etc., han sido transversalizados por las tecnologías digitales con gran impacto en la vida cotidiana. Su efecto ha sido positivo en temas como la agilización de procedimientos, la big data y la velocidad de acceso a la información, entre otros. Pero también ha promovido situaciones negativas como el aumento de las brechas sociales, relegando a quienes, por falta de recursos económicos o por estar ubicados en zonas rurales, no pueden acceder a sus oportunidades y ventajas. Por ello, se hace necesario que los Estados garanticen el acceso equitativo de la población al mundo digital.
Es pertinente que los países de América Latina y el Caribe hayan fijado la Agenda Digital a 2024 en el marco de la octava Conferencia Ministerial para la Sociedad de la Información, que tuvo lugar en Montevideo, en noviembre, con cuatro ejes para establecer políticas y acciones. El primero tiene que ver con el compromiso de impulsar una digitalización universal e inclusiva, asegurando una adecuada infraestructura, amplia conectividad, el desarrollo de habilidades y competencias, y elementos esenciales para una mejor gobernanza, una mayor seguridad y un mejor entorno habilitante. El segundo se refiere a la transformación digital productiva y sostenible. El tercer eje consiste en la transformación digital para el bienestar social y la incorporación de temas relacionados con inclusión, innovación y transformación digital del Estado. Por último, la generación de acciones relacionadas con la integración comercial, el mercado digital regional y la cooperación interestatal.
Por otro lado, en la Conferencia Mundial de Educación Superior 2022, en Barcelona, se definió la necesidad de que las instituciones educativas respondan a los nuevos requerimientos de conocimientos, habilidades y capacidades del mundo digital. Igualmente, a entender que la información es más accesible y que ello representa un panorama prometedor para la educación. Además, definió que son claves las competencias de los profesores para enseñar, gestionar e investigar en estos entornos.
Acerca de las brechas digitales a escala regional, el documento “Un camino digital para el desarrollo sostenible de América Latina y el Caribe”, de la CEPAL, describe el importante desafío regional en materia de conectividad. En 2021, la penetración promedio de la banda ancha fija en los hogares de América Latina y el Caribe llegaba casi al 62 %, frente a los niveles del 90 al 100 % de América del Norte y Europa. En cuanto a banda ancha móvil, la penetración es del 78 % de la población, siendo del 105 % al 150 % en Europa y América del Norte, respectivamente.
El 2023 será un año sumamente desafiante para las IES en sus responsabilidades misionales, en cuanto a la necesidad de consolidar entornos digitales proclives para la investigación científica y el reto de brindar formación de calidad e incluyente, para lo que se requieren infraestructura, formación y la consolidación de una cultura de innovación digital acordes con una sociedad en plena vivencia de la revolución industrial 4.0.
*Rector de la Universidad Simón Bolívar.