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El éxito de una política pública quizá se pueda medir en cómo impacta para bien la vida de los ciudadanos. Y eso, en lo que va de gobierno y desde que la política de economía naranja se puso en marcha, los maestros, artesanos y quienes tiene que ver con los oficios tradicionales hoy pueden decir que, no solo están gozando de visibilidad, sino de una real posibilidad de conversación ya sea de su arte o lengua, lo cual ha impactado directamente en su economía y les ha brindado mayores posibilidades e ingresos.
Todo lo anterior se pudo apreciar en el conversatorio “Oficios tradicionales y su impacto en la economía naranja”, organizado por el Ministerio de Cultura y Colombia Crea Talento, en alianza con El Espectador, y que contó con la participación de Alberto Escovar, director de Patrimonio del Ministerio de Cultura; Ana María Fries, gerente general de Artesanías de Colombia; Damir Bravo, presidente de la Cámara de Comercio de Pasto; Marcos Venté Panameño, de Destila Patrimonio; Addo Possu, director de la Fundación Katanga; y Éder Espitia, Cacique mayor del Pueblo Zenú.
Colombia cumple ya tres décadas desarrollando el programa de escuelas taller y hoy en día existen 193 escuelas taller en todo el país. Estos espacios han sido pensados para que maestras y maestros de oficios tradicionales realicen formación para la personas de la comunidad y así no solo logren ingresos económicos para ellos y sus familias, sino para preservar su tradición y cultura.
“Cuando se desarrolló el Plan de Nacional 2018-2022, el Gobierno del presidente Iván Duque incorporó la estrategía Memoria en la Manos, la cual busco desde sus inicios fortalecer esos conocimientos ancestrales de diferentes zonas del país, partiendo de la premisa de que ‘dónde hay un maestro, hay una escuela’”, afirmó Alberto Escovar.
Este apoyo ha hecho que miles de jóvenes aprendices, en los 193 escuelas taller que hay en Colombia, encuentren no solo una enseñanza ancestral sino una certificación de este conocimiento. Según contó Escovar durante el conversatorio, el primero de estos talleres tuvo vida en San Jacinto, Bolívar, con una maestra de tejidos hamacas, y al día de hoy hay talleres de lenguas en el Amazonas, y hasta uno de cantos tradicionales en la Orinoquía.
Dentro del conversatorio organizado por El Espectador y el Ministerio de Cultura, Ana María Fries habló sobre cómo desde su campo y la entidad ayudan a fomentar y fortalecer este tipo de saberes.
“Artesanías de Colombia cuenta con 33 laboratorios de innnovación, en 32 departamentos, y através de ellos atendemos alrededor de diez mil y doce mil artesanos en todo el país. Nosotros abrimos convocatorias públicas a inicios de cada año con el la idea de que los artesanos de todo Colombia se postulen para recibir capacitaciones”, contó Fries, quien asegura que esta enseñanza está centrada en aprender condiciones de liderazgo, desarrollo humano, emprendimiento, diseño e incluso en promoción y comercialización.
De acuerdo con la gerente general de Artesanías de Colombia, y que va en línea con el desarrollo como política pública de la economía naranja, todo estos esfuerzos están enfocados en la estrategia del desarrollo y la innovación de los artesanos para que así puedan ampliar el portafolio de piezas artesanales, con el fin de que encuentren nuevas oportunidades comerciales que vayan alineadas con lo que pide el mercado.
La economía naranja ha permitido que salgan adelante proyectos como la Ley del Viche e incluso la aprobación de la inscripción por parte del Consejo Nacional de Patrimonio del Trenzado en caña flecha, prácticas y conocimientos ancestrales artesanales de la identidad del Resguardo Indígena Zenú de San Andrés de Sotavento, ubicado en los departamentos de Córdoba y Sucre, en la Lista Representativa de Patrimonio Cultural Inmaterial del Ámbito Nacional.
Uno de los representantes y beneficiarios de proyectos como la Ley del Viche y que también hizo parte de esta charla, es Marcos Venté Panameño, de Destila Patrimonio, quien no desaprovechó la oportunidad para agradecer por una política como la economía naranja y todo lo positivo que a él y a su comunidad le ha traído.
“El Viche es algo que viene desde nuestros ancestros, pero a través de la ley 2158 y el Plan Especial de Salvaguarda, hemos podido, como comunidad, obtener el reconocimiento. Hoy la economía de las comunidades negras en el Pacífico está girando alrededor del Viche gracias a que por varios años hemos conservado nuestra cultura, y hoy, gracias al apoyo del Gobierno, hemos mejorada nuestra condiciones económicas y además nos ha dado la posibilidad de llevar no solo nuestros saberes sino el producto como tal a otras partes del país y del mundo”, aseguró Marcos Venté Panameño.
Asimismo, siguiendo por esa ruta del Pacífico y su cultura, se destaca el impacto económico que ha tenido la capital de Nariño luego de la declaratoria del Barniz de Pasto como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad por parte de la Unesco en 2020, ya que desde el sur del país se viene haciendo un trabajo fuerte, constante y primordial para cuidar el arte y los oficios ancestrales.
Prueba de esto se pudo escuchar en las palabras de Damir Bravo, presidente de la Cámara de Comercio de Pasto: “Este nombramiento le cambió la dinámica económica al departamento. Esta iniciativa reconoce el potencial cultural y artesanal con el que cuenta Pasto y Nariño, es por eso que hemos visto como los carnavales toman mayor importancia, al igual que el mopa mopa”.
Y añadió: “Nosotros, desde la Cámara de Comercio, que a fin de cuentas representamos a los empresarios, no creíamos que la Economía Naranja podía no solo presevar la cultura y la ancestralidad, sino que se ha convertido en un eje transversal de crecimiento y desarrollo”.
Recuerde que “Hablemos de economía naranja” es un espacio de conversación virtual que se realiza cada semana y que permite poner en la agenda nacional temas de interés para el sector cultural y creativo del país. Esta ocasión, a través de todas las plataformas digitales de El Espectador, fue el escenario ideal para ver de primera mano y escuchar de la propia voz de los artesanos que la economía naranja genera y trae prosperidad a la gente e impulsa la economía de las diferentes y diversas regiones y saberes con los que cuenta Colombia.