“Un Bosque en Tota”, el proyecto que trabaja por la educación rural en Colombia
Esta iniciativa busca apoyar a las comunidades más vulnerables, para que tengan más herramientas en su proceso de enseñanza.
En un país como Colombia no es lo mismo educarse en una ciudad del tamaño de Bogotá que fuera de ella. Y aunque hoy en día las brechas de desigualdad en materia educativa se están reduciendo, gracias a que hoy más niños y jóvenes han logrado tener educación de manera gratuita, las diferencias todavía son notorias.
Nada más el número de estudiantes matriculados. Según el DANE, cerca de 7,5 millones de estudiantes se encuentran inscritos en instituciones de zonas urbanas, pero solo 2,3 millones están en partes rurales.
Y esta última cifra debe tener mayor atención. No es una tarea sencilla llevar útiles escolares, libros, cosas tan básicas para la enseñanza como un cuaderno, pues no son tan fáciles de entregar en estas zonas.
Es por eso que vale la pena hablar de proyectos como “Un Bosque en Tota”, una iniciativa liderada por la Universidad El Bosque, cuya única intención es hacer que su comunidad en Bogotá les de una mano a miles de niños y jóvenes del municipio ubicado en Boyacá.
Como las grandes iniciativas, todo comienza por pequeñas ideas. Cuenta Alejandra González Lasso, directora del proyecto “Un Bosque en Tota”, que toda esta iniciativa comenzó gracias a don Anderson, un trabajador de la universidad y quien, como buen líder social, siempre está trabajando en pro de su gente, sin importar donde esté.
De acuerdo con Alejandra, lo que buscaba don Anderson era poder contribuirles en algo a los más pequeños de su comunidad. Y como las universidades son un centro de ideas, en el que siempre se busca que la labor social tenga un impacto real en las comunidades, Alejandra sumó colaboraciones y en octubre de 2022 distintas áreas de El Bosque, en especial desde la Licenciatura en Educación Infantil, comenzaron a hacer visitas para entender las necesidades y poco a poco fueron reuniendo información que los llevó a crear “Un Bosque en Tota”.
Integrantes de la Biblioteca y de la Licenciatura en Educación Infantil de la Universidad El Bosque se reunieron para encontrar la mejor forma de aportarle al municipio. Según Mónica Cristancho, directora de la Biblioteca, el impacto de toda esta iniciativa se mide en poder compartirles a las comunidades de 10 veredas del municipio de Tota, en Boyacá, y a sus niños, el enfoque biopsicosocial y cultural con el que cuenta la universidad y que se encuentra presente en toda la comunidad. Un enfoque que ayuda en la construcción de ciudadanía, a entender todo desde el respeto y brindar conocimiento. Y aquí hay algo clave.
De acuerdo con Mónica, esta forma de mostrar a la universidad les permitirá soñar a todos estos niños en poder alcanzar una educación de calidad y que esa educación sea realmente un transformador social, que genere nuevas tendencias de comunicación y mejores prácticas comunitarias.
Pero gracias a la gestión de personas como Alejandra y Mónica no solo la comunidad de Tota tuvo un impacto, sino la misma comunidad de la universidad. Cuenta Mónica, quien está en cabeza de la biblioteca de la Universidad El Bosque, que algo fundamental para que el proyecto trascendiera dentro de la institución fue a través de la condonación de deudas que se generaban a través de las multas por el préstamo de libros.
Lo que ocurrió fue lo siguiente: en la coordinación de servicios de la biblioteca de El Bosque surgió la idea de que los estudiantes que tuviesen alguna multa podían quedar al día si en vez de dar ese valor monetario comenzaban a aportar con útiles escolares, cuadernos, colores y más. Fue tanto el impacto, que incluso estudiantes, docentes y administrativos, que no tenían ninguna multa, comenzaron a apoyar con más elementos solamente por ayudar, dando muestras del alcance.
Hace algunas semanas la Universidad El Bosque, con la presencia del personal de la biblioteca, docentes y estudiantes de último semestre de la Licenciatura en Educación Infantil, lograron impactar de lleno en la comunidad al estar toda una jornada en compañía de los beneficiarios directos de todo lo que significa “Un Bosque en Tota”.
Con una visita llena de actividades de orientación y hasta de activación física, niñas y niños del municipio de Tota pudieron estar en ambientes saludables para la enseñanza. Y las profesionales de la licenciatura estuvieron en práctica comunitaria llevando todos los aprendizajes de la academia a la sociedad.
Este trabajo directo con las comunidades es algo que valoran, en palabras de Jeimmy Beltrán, estudiante de la Licenciatura en Educación Infantil, ser parte de actividades como esta terminan impactando al darles a las educadoras nuevos contextos y nuevas realidades.
“Es importante poder entender las necesidades y perspectivas diferentes que tienen los niños de estas zonas”, cuenta Camila Castillo, estudiante de la licenciatura.
Para ella es significativo el trabajo en los contextos rurales. Desde su formación como educadora este acercamiento con “Un Bosque en Tota” fue un reto que, al tratarse de una población tan pequeña, el valor y el aprecio que sienten los niños con la educación que reciben es algo que resulta transformador.
Ya desde la experiencia pedagógica, para Nina Zárate, estudiante de la licenciatura, “poder compartir con estas comunidades en Tota fue darle una mirada más amplia y diferente a la experiencia pedagógica, de salir de la ciudad y encontrar en la ruralidad nuevas formas de manejar el pensamiento, teniendo muy en cuenta el contexto de cada niño”.
“Son estas experiencias las que han hecho que ‘Un Bosque en Tota’ sea un proyecto que sirva como una oportunidad para sumar apoyo, para que todos estos impactos positivos en la educación del país terminen en nuevas iniciativas que aporten un grano de arena a la educación de Colombia y que en el futuro cuenten con la vinculación de nuevos actores, como lo pueden ser empresas que estén bajo la misma línea de trabajar por la educación“, afirma Mónica, Directora de la biblioteca de la Universidad El Bosque.
Es claro que la Universidad El Bosque, con “Un Bosque en Tota”, da luces de cómo la academia sí puede lograr impactos reales, asertivos y positivos en la vida de las personas. A seguir el ejemplo.
En un país como Colombia no es lo mismo educarse en una ciudad del tamaño de Bogotá que fuera de ella. Y aunque hoy en día las brechas de desigualdad en materia educativa se están reduciendo, gracias a que hoy más niños y jóvenes han logrado tener educación de manera gratuita, las diferencias todavía son notorias.
Nada más el número de estudiantes matriculados. Según el DANE, cerca de 7,5 millones de estudiantes se encuentran inscritos en instituciones de zonas urbanas, pero solo 2,3 millones están en partes rurales.
Y esta última cifra debe tener mayor atención. No es una tarea sencilla llevar útiles escolares, libros, cosas tan básicas para la enseñanza como un cuaderno, pues no son tan fáciles de entregar en estas zonas.
Es por eso que vale la pena hablar de proyectos como “Un Bosque en Tota”, una iniciativa liderada por la Universidad El Bosque, cuya única intención es hacer que su comunidad en Bogotá les de una mano a miles de niños y jóvenes del municipio ubicado en Boyacá.
Como las grandes iniciativas, todo comienza por pequeñas ideas. Cuenta Alejandra González Lasso, directora del proyecto “Un Bosque en Tota”, que toda esta iniciativa comenzó gracias a don Anderson, un trabajador de la universidad y quien, como buen líder social, siempre está trabajando en pro de su gente, sin importar donde esté.
De acuerdo con Alejandra, lo que buscaba don Anderson era poder contribuirles en algo a los más pequeños de su comunidad. Y como las universidades son un centro de ideas, en el que siempre se busca que la labor social tenga un impacto real en las comunidades, Alejandra sumó colaboraciones y en octubre de 2022 distintas áreas de El Bosque, en especial desde la Licenciatura en Educación Infantil, comenzaron a hacer visitas para entender las necesidades y poco a poco fueron reuniendo información que los llevó a crear “Un Bosque en Tota”.
Integrantes de la Biblioteca y de la Licenciatura en Educación Infantil de la Universidad El Bosque se reunieron para encontrar la mejor forma de aportarle al municipio. Según Mónica Cristancho, directora de la Biblioteca, el impacto de toda esta iniciativa se mide en poder compartirles a las comunidades de 10 veredas del municipio de Tota, en Boyacá, y a sus niños, el enfoque biopsicosocial y cultural con el que cuenta la universidad y que se encuentra presente en toda la comunidad. Un enfoque que ayuda en la construcción de ciudadanía, a entender todo desde el respeto y brindar conocimiento. Y aquí hay algo clave.
De acuerdo con Mónica, esta forma de mostrar a la universidad les permitirá soñar a todos estos niños en poder alcanzar una educación de calidad y que esa educación sea realmente un transformador social, que genere nuevas tendencias de comunicación y mejores prácticas comunitarias.
Pero gracias a la gestión de personas como Alejandra y Mónica no solo la comunidad de Tota tuvo un impacto, sino la misma comunidad de la universidad. Cuenta Mónica, quien está en cabeza de la biblioteca de la Universidad El Bosque, que algo fundamental para que el proyecto trascendiera dentro de la institución fue a través de la condonación de deudas que se generaban a través de las multas por el préstamo de libros.
Lo que ocurrió fue lo siguiente: en la coordinación de servicios de la biblioteca de El Bosque surgió la idea de que los estudiantes que tuviesen alguna multa podían quedar al día si en vez de dar ese valor monetario comenzaban a aportar con útiles escolares, cuadernos, colores y más. Fue tanto el impacto, que incluso estudiantes, docentes y administrativos, que no tenían ninguna multa, comenzaron a apoyar con más elementos solamente por ayudar, dando muestras del alcance.
Hace algunas semanas la Universidad El Bosque, con la presencia del personal de la biblioteca, docentes y estudiantes de último semestre de la Licenciatura en Educación Infantil, lograron impactar de lleno en la comunidad al estar toda una jornada en compañía de los beneficiarios directos de todo lo que significa “Un Bosque en Tota”.
Con una visita llena de actividades de orientación y hasta de activación física, niñas y niños del municipio de Tota pudieron estar en ambientes saludables para la enseñanza. Y las profesionales de la licenciatura estuvieron en práctica comunitaria llevando todos los aprendizajes de la academia a la sociedad.
Este trabajo directo con las comunidades es algo que valoran, en palabras de Jeimmy Beltrán, estudiante de la Licenciatura en Educación Infantil, ser parte de actividades como esta terminan impactando al darles a las educadoras nuevos contextos y nuevas realidades.
“Es importante poder entender las necesidades y perspectivas diferentes que tienen los niños de estas zonas”, cuenta Camila Castillo, estudiante de la licenciatura.
Para ella es significativo el trabajo en los contextos rurales. Desde su formación como educadora este acercamiento con “Un Bosque en Tota” fue un reto que, al tratarse de una población tan pequeña, el valor y el aprecio que sienten los niños con la educación que reciben es algo que resulta transformador.
Ya desde la experiencia pedagógica, para Nina Zárate, estudiante de la licenciatura, “poder compartir con estas comunidades en Tota fue darle una mirada más amplia y diferente a la experiencia pedagógica, de salir de la ciudad y encontrar en la ruralidad nuevas formas de manejar el pensamiento, teniendo muy en cuenta el contexto de cada niño”.
“Son estas experiencias las que han hecho que ‘Un Bosque en Tota’ sea un proyecto que sirva como una oportunidad para sumar apoyo, para que todos estos impactos positivos en la educación del país terminen en nuevas iniciativas que aporten un grano de arena a la educación de Colombia y que en el futuro cuenten con la vinculación de nuevos actores, como lo pueden ser empresas que estén bajo la misma línea de trabajar por la educación“, afirma Mónica, Directora de la biblioteca de la Universidad El Bosque.
Es claro que la Universidad El Bosque, con “Un Bosque en Tota”, da luces de cómo la academia sí puede lograr impactos reales, asertivos y positivos en la vida de las personas. A seguir el ejemplo.