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Universidad El Bosque: pionera en la profesionalización del intérprete de señas

El programa está diseñado tanto para el intérprete que ejerce como para quienes acaban de salir del bachillerato y están interesados en cursar sus estudios en interpretación.

28 de julio de 2024 - 02:00 p. m.
Colombia está cambiando el paradigma, porque existen profesiones centradas en este tema .
Colombia está cambiando el paradigma, porque existen profesiones centradas en este tema .
Foto: Cortesía: Universidad El Bosque.

La Universidad El Bosque es la institución de educación superior pionera en el país en ofrecer el programa de Intérprete Profesional de la Lengua de Señas Colombiana, el cual aporta a esta forma de comunicación en diversos ámbitos sociales.

Y es que Colombia tiene una deuda con la población sorda. Según el censo de 2018, hay alrededor de 314.320 personas sordas, lo que representa el 0.7 % de la población total. Existen otros subregistros que aumentan esa cifra, mientras que algunas asociaciones relacionadas con la profesión indican que en el país hay unos 1.200 interpretes.

Yenny Milena Cortés Bello es lingüista, intérprete y directora del programa de Intérprete Profesional de la Lengua de Señas Colombiana, de la Universidad El Bosque. En diálogo con El Espectador, habló sobre la evolución de la interpretación en Colombia, sus retos y las oportunidades que aparecen de la mano de su profesionalización.

¿Cómo es la demanda actual de intérpretes de lengua de señas en Colombia?

No hay investigaciones desde el enfoque económico o en el mercadeo que nos brinde información sobre cuál sería la demanda en términos puntuales o con cifras exactas, pero sí se puede intuir que hay una gran demanda, y es posible verlo a través de las noticias, de lo que sucede en los colegios de inclusión, la falta de intérpretes. Entonces digamos que estas situaciones nos dejan ver que en Colombia, y en especial en el sector público, hay una alta demanda, justamente porque hay leyes que obligan a las entidades públicas a ser accesibles a las personas en condición de discapacidad, en este caso auditiva. La información que tenemos nos indica que en Colombia hay una alta cantidad de personas sordas y no hay suficientes intérpretes para cubrirla.

¿De qué forma la falta de intérpretes afecta al acceso de servicios esenciales para las personas sordas?

Existe una gran cantidad de espacios donde las personas sordas participan y no tienen garantizado el acceso a su lengua. La primera lengua de las personas sordas es la de señas, lo que quiere decir que el español es su segunda lengua. Esto hace que las personas sordas tengan que restringir su participación, ya que dependen de un intérprete. Teniendo en cuenta la situación actual, se puede decir que no tienen las posibilidades de participar en diferentes contextos, ni la libertad de hacerlo cuando lo deseen. Esto afecta enormemente su participación en igualdad de condiciones. El Estado colombiano ha tratado de brindar los espacios con servicios de interpretación. También hay limitaciones en las instituciones educativas y sí se ha tratado de garantizar el acceso, sí hay algunas condiciones de algunos contextos específicos, pero no hay garantías para participar completamente.

¿En qué sectores se concentran los intérpretes?

Creo que en el sector público. Colombia en 2009 ratificó la convención de la ONU para las personas en condición de discapacidad, donde compromete al Estado y a las entidades públicas a tener intérpretes para la población sorda. Uno de los segmentos donde más se concentran las personas sordas y los servicios de interpretación es el educativo, porque es un derecho. Por lo tanto es en los colegios y universidades.

¿Qué desafíos enfrentan los intérpretes en el mundo laboral?

Tradicionalmente, la interpretación se llevaba a cabo de la mano de la familia y comunidades religiosas. Así surgió, al menos en nuestro país. Colombia está cambiando el paradigma, porque existen profesiones centradas en este tema. Así, uno de los desafíos es reconocer al profesional, el que se cree el cargo. Por ejemplo, en las estructuras organizativas de las entidades con una tabla de salarios y remuneración equitativa. También hay desafíos de salud ocupacional, ya que la interpretación es una acción física e intelectual, y esto conlleva algunas enfermedades del sistema muscular. También cognitivamente es una labor muy pesada. Otro reto es la calidad de los servicios de interpretación profesional, cuando se cree que la persona que simplemente sabe lengua de señas puede ejercer como intérprete, y esto sucede mucho en los pueblos.

¿Qué programas existen en Colombia para la formación de intérpretes de lengua de señas?

En su inicio la interpretación se daba de la mano de las familias. Más tarde hubo un componente religioso. La Federación Nacional de Sordos de Colombia (Fenascol) cumple un papel importante mediante cursos, evaluaciones y seguimientos a intérpretes. Universidades como la Universidad del Valle, la Universidad Nacional y la Universidad Pedagógica comenzaron a ofrecer cursos. El Instituto Nacional para Sordos (Insor), una entidad pública, también ha contribuido desde la atención, servicio a los ciudadanos y cualificación de los intérpretes. La Universidad El Bosque decidió aceptar la invitación del Ministerio de Educación para desarrollar un programa profesional en interpretación, saliendo del paradigma de educación no continua. Esta iniciativa fue liderada por la doctora María Clara Rangel Galvis, quien en ese momento era vicerrectora académica. El diseño del programa comenzó en 2016 y fue aprobado en 2019. Este programa por ser virtual en su totalidad fue el primero de su tipo en Colombia.

¿Cuáles son las bondades de este programa y a quién va dirigido?

Una de sus grandes bondades es el equipo docente. Casi 80 % fueron o son intérpretes en ejercicio formados en otras áreas, como antropología, licenciaturas, lingüística y filologías, pero conocen de primera mano lo que implica interpretar y traducir. El programa de El Bosque está diseñado para dos públicos, tanto para el intérprete que tiene experiencia en el ejercicio y quiere tener su título profesional, como para la persona que acaba de salir del bachillerato y que busca cursar sus estudios y que busca cursar sus estudios profesionales. Hemos trabajado mucho en hacer un programa accesible. Otra de las ventajas es que tenemos una línea de investigación muy fuerte con la que queremos aportarle al conocimiento científico en interpretación, pues no es lo mismo interpretar en un contexto médico que en uno judicial. Entonces podemos decir que el programa está enfocado en los pilares de la universidad y sus propios principios éticos con enfoque biopsicosocial y cultural.

¿Hay conciencia de la importancia de la profesión?

Considero que como sociedad nos falta mucho. Todo lo que es distinto nos causa ruido y nos incomoda un poco. He escuchado comentarios como ‘no me gusta el intérprete en las noticias porque me quita espacio en la pantalla con esas maromas que hacen’. Hay quienes creen que la sordera es ajena o de nacimiento, cuando en realidad puede derivar de alguna enfermedad y todos podríamos tenerla.

Nos cuesta mucho como sociedad ponernos en el lugar del otro. Colombia ha avanzado gigantescamente en aceptar la diversidad, en aceptar justamente eso, que somos distintos y que tenemos necesidades distintas. Las personas en condición de discapacidad tienen todo el derecho a acceder en su primera lengua a la información. El pensar siempre que eso les va a pasar a los otros y no a mí es algo que tenemos que recapacitar un poco y ser conscientes de que la sordera le puede llegar a cualquiera, ya que tiene múltiples causas.

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