Utadeo presenta a Bogotá una obra de talla mundial del maestro venezolano Carlos Cruz-Diez
“El anillo de inducción cromática” se convertirá en una referencia urbana concebida especialmente para los espacios públicos de la universidad. Especial 135 años de El Espectador.
El anillo de inducción cromática, obra del maestro Carlos Cruz-Diez, que Utadeo entrega a la ciudad, es una figura circular integrada a nivel de la superficie, de 20 metros de diámetro y 3 metros de ancho. En esta obra, distintas gamas cromáticas aparecen y desaparecen continuamente, dependiendo de la dirección e intensidad de la fuente luminosa, así como de la trayectoria, ángulo y distancia de las personas al recorrer la plazoleta de la universidad donde está.
Asimismo, los colores que van surgiendo del piso son virtuales, sin embargo, son tan reales como los pigmentos aplicados en las 408.000 piezas de cerámica especialmente elaboradas en la fábrica francesa Emaux de Briare, que desde 1970 ha aportado su experiencia al Atelier Cruz-Diez para los proyectos monumentales del artista, debido a la calidad y resistencia de sus productos.
La historia de esta obra tuvo su inicio en 1993, de la mano de Evaristo Obregón, rector de la Tadeo para ese momento, quien invitó al maestro Cruz-Diez a visitar la universidad. El artista se encontraba en Bogotá participando en el estand de la galería GraphicArt Caracas, de Magdalena Arria, con ocasión de la primera edición de la Feria de Arte Latinoamericano (Artfi).
En 2013, el maestro Cruz-Diez regresó a Bogotá y retomó el contacto con la universidad, que en esos momentos desarrollaba un plan de mejoras de la institución, incluyendo la construcción de la plazoleta integrada al campus.
Finalmente, la donación de la obra se formalizó en mayo de 2014 ante el consejo directivo de la Fundación Universidad de Bogotá Jorge Tadeo Lozano. En 2017, dicho proyecto fue incluido en el programa de cooperación Francia-Colombia (L’Année France-Colombie, 2017).
De esta forma, la obra del maestro Carlos Cruz-Diez, uno de los grandes protagonistas del arte contemporáneo, se convertirá en una referencia urbana concebida especialmente para los espacios públicos de la universidad, al estar implantada en la plazoleta principal de acceso y será un punto de encuentro de estudiantes y transeúntes del campus que se integra al entorno patrimonial del centro histórico de Bogotá y busca arraigar el espíritu de cohesión de la institución con el paisaje urbano de la capital.
“Las obras de arte en el paisaje urbano adquieren un valor emocional y afectivo, contribuyendo a afianzar el sentido de referencia, pertenencia y orgullo del ciudadano en relación con el entorno patrimonial de su hábitat, comunidad, pueblo, ciudad o región”, afirmó Cruz-Diez al inicio del proyecto.
Mientras tanto, Carlos Sánchez Gaitán, rector de la Jorge Tadeo Lozano, asegura que “este proyecto se logró con el esfuerzo institucional de los directivos de la universidad y el apoyo de diversas personas comprometidas con la idea. Finalmente, luego de haber realizado las gestiones necesarias que permitieron culminar esta importante obra para el goce y beneficio de la comunidad, este sueño es ya una realidad”.
La obra y los escritos de Carlos Cruz-Diez lo sitúan como el último gran pensador del color del siglo XX. Su trabajo ha aportado al arte una forma nueva de conocimiento del fenómeno cromático, ampliando considerablemente su universo perceptivo.
Además, sus obras forman parte de las colecciones permanentes de los más importantes museos del mundo. Son más de 140 sus intervenciones en el espacio urbano y obras de integración a la arquitectura en las principales capitales de Europa, América y Asia. Y a partir de ahora, Bogotá verá este espacio enriquecido con El anillo de inducción cromática, realización de este destacado artista contemporáneo.
Este texto hace parte del gran especial de aniversario de los 135 años de El Espectador, que analiza cómo podemos tener un futuro más sostenible. Encuentre aquí el especial completo.
El anillo de inducción cromática, obra del maestro Carlos Cruz-Diez, que Utadeo entrega a la ciudad, es una figura circular integrada a nivel de la superficie, de 20 metros de diámetro y 3 metros de ancho. En esta obra, distintas gamas cromáticas aparecen y desaparecen continuamente, dependiendo de la dirección e intensidad de la fuente luminosa, así como de la trayectoria, ángulo y distancia de las personas al recorrer la plazoleta de la universidad donde está.
Asimismo, los colores que van surgiendo del piso son virtuales, sin embargo, son tan reales como los pigmentos aplicados en las 408.000 piezas de cerámica especialmente elaboradas en la fábrica francesa Emaux de Briare, que desde 1970 ha aportado su experiencia al Atelier Cruz-Diez para los proyectos monumentales del artista, debido a la calidad y resistencia de sus productos.
La historia de esta obra tuvo su inicio en 1993, de la mano de Evaristo Obregón, rector de la Tadeo para ese momento, quien invitó al maestro Cruz-Diez a visitar la universidad. El artista se encontraba en Bogotá participando en el estand de la galería GraphicArt Caracas, de Magdalena Arria, con ocasión de la primera edición de la Feria de Arte Latinoamericano (Artfi).
En 2013, el maestro Cruz-Diez regresó a Bogotá y retomó el contacto con la universidad, que en esos momentos desarrollaba un plan de mejoras de la institución, incluyendo la construcción de la plazoleta integrada al campus.
Finalmente, la donación de la obra se formalizó en mayo de 2014 ante el consejo directivo de la Fundación Universidad de Bogotá Jorge Tadeo Lozano. En 2017, dicho proyecto fue incluido en el programa de cooperación Francia-Colombia (L’Année France-Colombie, 2017).
De esta forma, la obra del maestro Carlos Cruz-Diez, uno de los grandes protagonistas del arte contemporáneo, se convertirá en una referencia urbana concebida especialmente para los espacios públicos de la universidad, al estar implantada en la plazoleta principal de acceso y será un punto de encuentro de estudiantes y transeúntes del campus que se integra al entorno patrimonial del centro histórico de Bogotá y busca arraigar el espíritu de cohesión de la institución con el paisaje urbano de la capital.
“Las obras de arte en el paisaje urbano adquieren un valor emocional y afectivo, contribuyendo a afianzar el sentido de referencia, pertenencia y orgullo del ciudadano en relación con el entorno patrimonial de su hábitat, comunidad, pueblo, ciudad o región”, afirmó Cruz-Diez al inicio del proyecto.
Mientras tanto, Carlos Sánchez Gaitán, rector de la Jorge Tadeo Lozano, asegura que “este proyecto se logró con el esfuerzo institucional de los directivos de la universidad y el apoyo de diversas personas comprometidas con la idea. Finalmente, luego de haber realizado las gestiones necesarias que permitieron culminar esta importante obra para el goce y beneficio de la comunidad, este sueño es ya una realidad”.
La obra y los escritos de Carlos Cruz-Diez lo sitúan como el último gran pensador del color del siglo XX. Su trabajo ha aportado al arte una forma nueva de conocimiento del fenómeno cromático, ampliando considerablemente su universo perceptivo.
Además, sus obras forman parte de las colecciones permanentes de los más importantes museos del mundo. Son más de 140 sus intervenciones en el espacio urbano y obras de integración a la arquitectura en las principales capitales de Europa, América y Asia. Y a partir de ahora, Bogotá verá este espacio enriquecido con El anillo de inducción cromática, realización de este destacado artista contemporáneo.
Este texto hace parte del gran especial de aniversario de los 135 años de El Espectador, que analiza cómo podemos tener un futuro más sostenible. Encuentre aquí el especial completo.