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“Debido a la indolencia para la asignación de los recursos, nuestro establecimiento enfrenta una crisis que puede cobrar vidas”. Esta es una de las frases que lee en video una guardiana del Instituto Nacional Penitenciario (Inpec) de la cárcel de Villavicencio frente a la puerta del penal, rodeada de unos 30 colegas. Los funcionarios trabajan en la primera cárcel del país en la que se confirman casos de COVID-19 y se sienten abandonados, pues aseguran que no se han tomado las medidas que una crisis de estas proporciones requiere en un centro penitenciario que tiene un hacinamiento del 99%. Le piden al Gobierno que les preste atención para prevenir una catástrofe.
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El video fue grabado en la mañana de este miércoles 15 de abril, un día después de que el Gobernador del Meta, Juan Guillermo Zuluaga, anunciara que se habían confirmado 15 nuevos casos del nuevo coronavirus al interior de esa misma cárcel. Estos casos se suman a otros tres contagios que se habían confirmado en el centro penitenciario y que cobraron las vidas de dos adultos mayores con condiciones respiratorias graves previas. El Inpec, desde el primer caso, ha dicho que activó un estado de alerta en la cárcel y aisló preventivamente a 49 adultos mayores que hay en la cárcel en el sector donde antes estaban recluidas las mujeres.
Sin embargo, este diario conoció que los 15 nuevos contagios que confirmó el gobernador Zuluaga se dieron al interior de ese patio. Es decir, los nuevos contagiados están entre los 49 adultos aislados que, por su edad, corren un mayor riesgo al contraer el nuevo coronavirus. Mientras tanto, guardias del penal que pidieron reserva, denunciaron que en el área de Sanidad de la cárcel no hay siquiera un médico para atenderlos, pues solo cuentan con una enfermera jefe y una auxiliar de enfermería que deberán prestar atención médica a los más de 1.700 internos de este centro de reclusión.
(En contexto: Las cárceles de cara al Covid-19: Cuando estar aislado significa hacinamiento)
En el video de esta mañana, los guardias denunciaron también que la EPS de los internos, Fiduprevisora, no había hecho presencia en el lugar. Sin embargo, horas después la entidad estuvo en la cárcel y anunció nuevas medidas. Entre ellas, que la atención médica intramural estará a cargo del hospital municipal de Villavicencio, que además de los privados de la libertad de edades avanzadas, se aislará a los que tengan casos de Infección Respiratoria Aguda; que se hará una limpieza continua de las “Áreas de Atención Primaria De Salud con el contratista de aseo CLEANER” y que realizarán pruebas de COVID-19 con apoyo de la Secretaría de Salud.
Desde la confirmación del primer contagio, se anunció que se harían pruebas a los 200 guardias del penal y a los internos que tuvieron contacto con los contagiados. No obstante, según le contaron varios funcionarios a El Espectador, a la fecha no se han practicado más de 60 pruebas y, aunque 30 guardias se encuentran en aislamiento preventivo porque entraron en contacto con los reclusos fallecidos, no a todos les han tomado los tests. “Necesitamos que nos hagan las pruebas antes de que sea demasiado tarde”, nos dijo un dragoneante. De hecho, un guardián nos contó que aunque él y otros compañeros dejaron de sentir los olores y el gusto, un posible síntoma de COVID-19, siguen trabajando, porque “nos sentimos bien y estamos poniéndole el pecho a esto”.
(En contexto: Gobernación del Meta confirma 15 nuevos casos de COVID-19 en cárcel de Villavicencio)
Otro guardián resaltó que ellos todavía no se atreven a entrar a los patios, pues no cuentan con los elementos de bioseguridad necesarios. Aunque reconoce que el Inpec y la Uspec los dotaron con tapabocas, estos eran de tela antifluidos y no los N95 que han recomendado utilizar las autoridades para quienes estén más expuestos al virus. Esto les preocupa, dice, porque “el factor exponencial de contagio somos los guardias porque transitamos por todo el establecimiento y vamos a nuestras casas”. De hecho, para protegerse y proteger a los internos, han tenido que hacer rifas y colectas para comprar entre todos los elementos de protección personal y poder continuar trabajando.
Fiduprevisora aseguró que, dando “continuidad a la labor que venimos realizando para garantizar la atención en salud para las Personas Privadas de la Libertad” van a suministrar una serie de elementos básicos para atender el contagio en la cárcel. Estos son: 602 litros de jabón para manos, dos termómetros infrarrojos, 370 batas manga larga antifluido y la misma cantidad de gorros desechables, 4.100 guantes, 10.000 tapabocas quirúrgicos y 340 de los N95 que los guardias han tenido que comprar por sí mismos por estos días. Además, dotarán el área de sanidad con 3.351 antihistamínicos, 6.259 antipiréticos y 7.227 analgésicos.
(Vea: El drama que se vive en la cárcel de Villavicencio (ahora con la COVID-19)
“Abandono total”, “no estábamos preparados”, “zozobra”, son algunas de las expresiones que utilizan los funcionarios de esta cárcel cuando se les pregunta cómo se sienten. Algunos, incluso, reportan que ya están siendo discriminados por sus vecinos, como le ha ocurrido al personal médico. Ya la ministra de Justicia, Margarita Cabello, reconoció esta mañana que ninguna medida que se tome va a evitar que el virus llegue a las cárceles, a lo que un dragoneante de Villavicencio sentencia: “Queremos que los ojos del país se centren aquí para que se empiecen a tomar medidas de contingencia en otros establecimientos. Pero para ser la prueba piloto nos tienen que dotar”.
Este es el video de los guardias: