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La crisis del coronavirus ha llegado a su punto más crítico en el seno de la Unión Europea. Mientras que la curva de contagios y muertes cae en países como España, Italia, Francia y Alemania, que sobrepasan los 100.000 infectados, el bloque toma decisiones para establecer una estrategia clara que lleve a controlar la pandemia.
Por ello, expertos y analistas coinciden en que este es el momento más crucial de la historia de la UE, pues aseguran que debe plantearse la clase de actor que quiere ser en el panorama mundial que surja tras la erradicación del virus. Sin embargo, afirman que hace falta un proyecto europeo para definir este dilema, además de un cambio de mentalidad en los Estados Miembros que les permita pensar como grandes potencias, defender sus intereses como sociedad y enfrentar la crisis entre todos.
El miembro del grupo editorial ‘Política Exterior’, Jorge Tamamés, mencionó que se debe tener cuenta que, en la práctica, la UE no es un superestado con la capacidad de aportar a esa crisis como un estado nacional europeo, pues dependen de las disposiciones que tenga cada país antes de lo que pase en Bruselas con los propios órganos de la comunidad.
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A su vez, el experto agregó que se debe diferenciar a la UE de la zona euro, pues en esta última “hay más cosas en juego”. No obstante, la integrante de la junta directiva de ‘Transform Europe’, Marga Ferré, dijo que si bien Europa no es la UE y la UE no es el euro, están relacionados cuando se toman medidas.
“Lo que pase en el Eurogrupo afecta a la UE, pues hay una soberanía compartida. La UE en términos políticos puede ser un enano, pero en términos económicos y simbólicos es enorme para los países del sur”, aseguró.
Precisamente por ello se ha generado una mirada crítica sobre los planes que ha ejecutado la UE hasta ahora. En particular, los analistas se enfocaron en el anuncio del desembolso de 540.000 millones de euros para paliar los efectos del virus, dado a conocer el pasado 9 de abril. Respecto a ello, Ferré dijo que “da la sensación de que se han tomado medidas y van a parar la crisis, pero si se mira en qué consisten, te das cuenta que repetimos los mismos errores de la crisis de 2010”.
“De ese total a través de los fondos del Mecanismo Europeo de Estabilidad (Mede) se plantea que cada estado solo pueda pedir 2% de su PIB, y en España son 24.800 millones de euros, que son muy poco dinero”, destacó.
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La colaboradora del portal de análisis internacional ‘El Orden Mundial’, Astrid Portero, agregó al debate que la UE ha sabido prever lo que se venía encima, pero sus medidas han tenido poca profundidad porque “cada país ha tratado de salvarse a sí mismo”.
“Es un ente político pequeño burocráticamente, y simbólicamente es grande y tiene recursos de sobra para movilizar y dar a entender que está ahí y se puede contar con él, pero es clave saber que hay solidaridad entre los países de Europa”, subrayó.
Por el contrario, el experto en geopolítica y relaciones internacionales, Pablo Del Amo, manifestó que lo hecho por la Comisión Europea en los meses que lleva la pandemia es “un comienzo muy titubeante”, lo cual tiene que ver por la poca experiencia de la administración de Úrsula Von Der Leyen. “Se ha ejercido cierto liderazgo con sus competencias, pero ahora son muy dependientes de los Estados Miembros”, explicó.
A su vez, destacó que las naciones que conforman el bloque actuaron individualmente al inicio de la crisis y sin tener en cuenta a los demás, causando daños serios a la cohesión de la UE. A manera de ejemplo, el analista destacó el rechazo de la ayuda que solicitó Italia, así como el hecho de que países como Alemania y Francia negaran la exportación de material sanitario al país gobernado por Giuseppe Conte.
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Además de Alemania, otra de las naciones que se han mostrado más activas frente a las decisiones a tomar ha sido Holanda, sobre todo frente a los riesgos que han querido evitar. Uno de ellos se centra en la posibilidad de que la UE abandone las políticas de austeridad del bloque.
“El problema de cohesión es que la posición de países como Holanda o Alemania se oponen a la ampliación de la deuda. La realidad es que no existe un plan a la larga que permita abordar de forma sostenible la crisis y nadie tiene idea de lo que va a pasar”, añadió Tamamés.
A pesar de la incertidumbre, Ferré destaca que una de las buenas noticias que deja el manejo de la crisis hasta ahora es, precisamente, el paso atrás a las medidas de austeridad en el bloque europeo. Para la experta, este movimiento es importante debido al nivel de demanda de protección social, que implica el refuerzo los sistemas sanitarios “Hacen falta protecciones sociales más allá de un estado de bienestar. Por ello debe haber debates de renta mínima, debates salariales, por no hablar de la sostenibilidad del cambio climático”, sentenció.
Sin embargo, los expertos también aconsejan ver el acuerdo con una mirada crítica. Según Portero, Alemania y Holanda han cambiado de postura porque el acuerdo está “lo suficientemente vago para venderlo como una victoria”.
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Al final del acuerdo, existe un anexo que limita la duración de esta estrategia mientras dure la pandemia del Covid 19. Después de que el virus sea derrotado, “los países se vuelven a someter al control de deuda”. Para la analista, Holanda “puede venderlo como victoria porque no sabemos aún que significa, así como no saber los limites de duración la crisis, pues en cada país avanza diferente”.
A pesar de ello, Del Amo destacó que los Países Bajos tiene lo que querían: focalizarse en la crisis sanitaria. Debido a eso, se ha creado un pequeño paso en un intento de hacer de esta excepción algo permanente y acabar con la austeridad, dando por finalizado el pacto que ha afectado al sur de Europa principalmente.
“Esto no es más que la punta del iceberg de todo. Si la UE no es cooperativa, no tiene sentido, y así lo percibirán los europeos. Es un riesgo, pero también una ventaja. De eso depende nuestro futuro”, concluyó.