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La pandemia del covid-19, que ya registra más de cientos de miles de contagios y decenas de miles de muertos alrededor del mundo, aterrizó en Ecuador hace más de un mes. Desde entonces es uno de los países que ha visto con alarma crecer su número de contagiados y fallecidos de manera exponencial.
La situación en este país es dramática. Con 17 millones de habitantes, Ecuador es el tercer país de Latinoamérica en número de contagios, 2.748 casos (al 1 de abril), y fallecimientos, 90, si bien es cierto que el grueso de la propagación se da por ahora en una sola región: la provincia de Guayas.
Guayas, donde se encuentra la ciudad Guayaquil, tiene según los últimos datos oficiales más víctimas del covid-19 que naciones latinoamericanas enteras: Más de 1.615 infectados y 60 muertos. De acuerdo con estadísticas oficiales, el 69% de los casos están en esta región en Ecuador.
La magnitud de la tragedia tiene colapsado no solo el sistema de salud, sino también el funerario. Las autoridades han reconocido dificultades para retirar los cadáveres no solo de los fallecidos por coronavirus, sino también de quienes mueren por otras causas. Debido a la restricción de circulación, el toque de queda y el nerviosismo de la población, el entierro de estas personas se ha represado.
Además, enfermeros y camilleros han denunciado que hay cuerpos en los hospitales que no han sido retirados por familiares, sin precisar el número.
"Mi tío murió el 28 de marzo y nadie viene a ayudarnos. Vivimos al noroeste de la ciudad. Los hospitales le decían que no tenían camillas y falleció en casa. Nosotros llamamos al 911 y nos pidieron paciencia. El cuerpo sigue ahí en la cama donde falleció, porque nadie lo puede tocar ni nada de esas cosas", cuenta Jésica Castañeda, sobrina de Segundo Castañeda a BBC Mundo.
Otra emergencia es la de quienes mueren en las calles, pues los cuerpos pueden esperar días para ser recogidos por los servicios de aseo.
“Se pueden realizar entre 24 o 25 procesos de cremación al día, pero el problema es que la cantidad de fallecidos es mayor, entonces no se abastece”, dijo Sebastián Barahona, coordinador de la Federación Nacional de Funerarias, a Reuters. “En Guayaquil hay al menos cinco veces más el numero de fallecidos que un mes normal”, agrega.
La alcaldesa de esa ciudad, Cynthia Viteri, reclamó al presidente Lenín Moreno por la demora en recoger los cadáveres.
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Fuerza conjunta para la crisis
El colapso del sistema funerario producto de esta crisis es de tal magnitud que el presidente de Ecuador, Lenín Moreno, debió conformar una fuerza de tarea conjunta para poder enterrar a todas las personas fallecidas.Esta semana, las autoridades de la ciudad hicieron un anuncio inédito para superar esta situacióm. Se anunció que se abriría una fosa común en un cementerio de la ciudad para sepultar a las víctimas mortales del COVID-19.
El director municipal de Aseo Cantonal y Mercado, Gustavo Zúñiga, manifestó al canal de televisión Ecuavisa, que la medida tiene por objetivo dar cabida a la elevada cantidad de víctimas mortales por el virus, y que una vez que la fosa sea cerrada, se edificará un mausoleo en honor a ellas. Sin embargo, después se anunció que la medida había sido descartada.
La titular de Gobierno, María Paula Romo, dio a conocer hoy en una entrevista radiofónica que al menos un centenar de cadáveres han sido retirados de varios hogares en Guayaquil en los últimos tres días, y que no todos los fallecimientos se produjeron por el virus.
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Con todo, ante la duda, los levantamientos de los cuerpos requieren el empleo de trajes especiales para evitar un posible contagio de coronavirus, precisó la ministra que mencionó que aún "hay pendientes", cuyo número no precisó.
El vicepresidente ecuatoriano y titular del Comité de Operaciones de Emergencia Nacional en la actual emergencia sanitaria, Otto Sonnenholzner, había informado de que se habían iniciado gestiones con el Municipio de Guayaquil para encontrar un espacio donde se pudiera cavar una fosa común, destinada a fallecidos por coronavirus.
“La intención del gobierno es que todos, no sólo los fallecidos por COVID-19, sino todos los personas que fallezcan estos días en la ciudad de Guayaquil (...) deben tener un entierro digno, acompañado del representante de la religión que profese”, dijo Sonnenholzner en una rueda de prensa virtual.
En el resto del país, el contagio está por ahora más contenido.