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En los últimos días, un audio de una mujer de raíces antioqueñas llamada Claudia generó pánico colectivo en las conversaciones de WhatsApp de los colombianos. En la nota de voz aseguró que un conocido suyo llamado Jairo "hackeo a China" y encontró en el genoma del nuevo coronavirus hebras del VIH. También afirmó que el SARS-CoV-2 "es una mezcla que, además del VIH, tiene tuberculosis reforzada, malaria, SARS y el coronavirus de los heptópodos". Y sugirió que la enfermedad es un arma biológica que le lanzó los Estados Unidos a China.
Este diario se contactó con Jaime Castellanos, director del Instituto de Virología de la Universidad del Bosque, quien dio sus impresiones sobre el nuevo coronavirus y explicó por qué todas esas afirmaciones son falsas.
¿Qué conclusiones ha tenido del análisis de las secuencias del virus que se han hecho en todo el mundo?
El nuevo coronavirus tiene 30.000 letras genéticas de longitud, desde diciembre hasta hoy se han analizado las secuencias de 500 virus en diferentes países. Cuando un virus entra a un individuo llega con una secuencia de letras y cuando sale del organismo es levemente diferente al que llegó. Lo que se conoce de la evolución de este nuevo coronavirus de tipo ARN es que cuando entra con sus 30.000 letras, al salir cambia apenas tres por azar, eso es el 0,0001%. Esto es muy importante porque al detectar las secuencias de diciembre o enero, se puede evaluar cuál es la tasa de cambio en las letras y cómo ha cambiado a medida de que pasan las semanas.
¿Esa es la mutación de la que tanto estamos hablando?
Así es: la mutación son los cambios en las letras de ese virus. Hay mutaciones que causan que el virus pierda capacidad de infectar, hay otras que hacen que mejore. Eso se necesitó para que ocurriera el salto que hubo entre animales y humanos. Esto ya sucedió con el dengue, la fiebre amarilla, el virus de la rabia y la influenza hace miles de años. Al cambiar de hospedero produciendo mutaciones como estrategia de supervivencia, el virus garantizó su eternidad. Hará parte de las gargantas de los humanos por los próximos 1.000 años.
¿Qué tanto se puede medir esa tasa de cambio que ha tenido el virus desde su epicentro en Wuhan?
Uno puede hacer la arqueologia genética del virus. Ya sabemos que apareció en diciembre, entonces podemos mirar en la cuarta semana cuántas letras ha cambiado, luego cuántas en los siguientes meses. Conociendo las secuencias de los virus que han circulado puede hacer la cronogenética para ver cómo ha mutado el virus.
¿Y a partir de allí han rastreado el origen del virus en los animales y no en los laboratorios?
Esa es la primera evidencia de las mutaciones: que el abuelo del virus esta en los murciélagos, el virus hijo probablemente en el pangolín y los virus nietos en los primeros pacientes en Wuhan. Como conocemos esa historia genética sabemos que ese virus no fue manipulado genéticamente porque los cambios de esas letras son aleatorios. Nadie se dedicó a cambiar esta letra o la otra para hacer el virus más infeccioso.
¿Qué tan importante es ese principio de aleatoriedad?
Es la clave y la prueba para entender que el virus tiene un origen natural. Uno puede cambiar letras en un laboratorio, pero tocaría ir una por una e ir evaluando cuál de ellas se comporta diferente. Y la verdad es que tenemos un virus que se parece mucho a su abuelo, papá y nieto. La evidencia de la cronogenética es que las mutaciones fueron al azar, siempre se observa el cambio. Volviendo a lo que dice el audio, la pregunta que haría es: para qué hackear al gobierno chino para buscar el genoma si las letras de la secuencia completa del virus ya están en Corea, Singapur, Italia, España, India, en todos lados. Y cuando se comparan tienen sus tres letras cambiadas, como corresponde.
Y en esa línea, ¿es posible que exista material genético de un virus, un parásito y una bacteria juntos como lo indica el audio de Whatsapp?
Uno puede tomar un fragmento de cada uno, pegarlos en un laboratorio y crear una quimera. Que eso tenga posibilidad para replicarse y transmitirse es casi imposible. Para que se transmita a la velocidad que se transmite debería hacerlo con sus 30.000 letras naturales. Los chinos no están controlando la máquina de secuenciación de Sao Paulo, Bogotá o cualquier lado. Siempre va a salir el virus casi igual al de China, con una altísima similitud.
Cuando uno pone la secuencia en un programa de computador, se le pregunta a qué se parece. Tras un día de análisis dice que es similar a un coronavirus. Si uno compara con las secuencias genéticas del VIH y la tuberculosis, no están ni cerca. Los virus y las bacterias comparten muy pocas similitudes de secuencias. El virus colombiano lo vamos a secuenciar algún día y nos va a decir que tiene 30.000 letras y el 99% de similitud con el de China. Las bases de datos confirman que se parece al coronavirus, no al VIH ni a la bacteria de la tuberculosis.
¿Qué otra mentira escuchó en el audio de WhatsApp?
Ella dice que en algunos pacientes produce la enfermedad porque los inmunosuprime, eso también es falso. Lo que causa la inmunosupresión en la infección por VIH, no es el material genético del VIH sino la infección de éste a los glóbulos blancos que mata. Esto ocurre porque el virus está adentro, completo. El genoma del virus de VIH, tiene solamente 12 mil letras, y cada región de sus letras hace una proteína y tiene un efecto directo sobre las células del sistema inmune y esto solo ocurre cuando lo hace con sus letras completas. No se puede poner un fragmento del VIH y esperar que un virus produzca una inmunodeficiencia, eso no es biológicamente plausible.
*Puede consultar el recuento de noticias falsas que ha detectado El Espectador en este link.
“Estamos cubriendo de manera responsable esta pandemia, parte de eso es dejar sin restricción todos los contenidos sobre el tema que puedes consultar en el especial sobre Coronavirus".