El tsunami del coronavirus que cambió a Nueva York

Con más de 2.373 muertes por COVID-19, solo en este estado, el gobernador lanzó una advertencia aterradora: “El tsunami está llegando”. ¿Por qué este estado es el epicentro de la pandemia en EE. UU.?

Nicolás Marín Navas
03 de abril de 2020 - 03:00 a. m.
El tsunami del coronavirus que cambió a Nueva York
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Nueva York ha sufrido una transformación distópica en las últimas dos semanas, en las que se han intensificado las medidas debido a las propagación del nuevo coronavirus. Basta ver el Central Park, el icónico parque de Manhattan, donde media docena de carpas, equipadas con 68 camas y 10 respiradores, fueron montadas para atender los casos de infectados que lo requieran. Nadie se esperaba ver a una de las ciudades más importantes del mundo en jaque. Lo peor es que, a pesar de los más de 90.000 casos confirmados y de los cerca de 2.300 muertos hasta ayer, las autoridades advirtieron que se vienen días aún más complicados.

Andrew Cuomo, gobernador demócrata del estado de Nueva York y una de las voces con mayor credibilidad en el país en este momento de crisis, calculó el pasado miércoles que el pico de la curva de contagios tendría lugar a finales de abril, lo que podría dejar al final un global de 16.000 fallecimientos en el estado. “El tsunami está llegando; lo sabemos. Es el momento de reunir suministros y prepararse”. Sí, el panorama es lúgubre., y el gobernador pidió ayuda la policía para hacer cumplir el distanciamiento social. “Usen el espacio abierto en un parque. Caminen por ahí, cojan un poco de sol. Genial. Sin densidad. Sin juegos de básquetbol. Sin contacto cercano. Sin violar el distanciamiento social, punto. “Esa es la regla, recordó.

Ver más: El complejo dilema de EE. UU.: ¿La bolsa o la vida? 

En rueda de prensa del día de ayer -Cuomo habla todos los días y sus explicaciones hoy rompen récords de audiencia en el país- detalló que el mayor número de contagios de su estado se siguen dando en la ciudad de Nueva York, con con 51.809 casos, 4.370 más que el día anterior. Advirtió que el pico máximo de contagio se dará a finales de abril y, entonces, los hospitales necesitarán entre 75.000 y 110.000 camas y entre 25.000 y 37.000 respiradores, dependiendo de los resultados del aislamiento social.

Les pidió a todas las empresas del estado ayuda para afrontar la falta de batas, guantes y mascarillas. “Los necesitamos ya”, suplicó. Sin embargo, expresó que su mayor preocupación es la escasez de respiradores.

"En esta guerra tenemos que hacer planes para la siguiente batalla. Hemos estado por detrás desde el primer día, este virus nos ha tomado la delantera, así no se gana una guerra. La siguiente batalla es el pico, la siguiente batalla es en la cima de la montaña, porque donde ven una curva yo veo una montaña", señaló Cuomo.

Pero, ¿por qué el virus se cebó con Nueva York? Expertos apuntan a un caldo de cultivo particular único en EE. UU.: esta es la ciudad con mayor densidad de población de Estados Unidos (27.000 personas por cada 2,6 kilómetros cuadrados) y además es epicentro del turismo mundial (recibe a más de 65 millones de visitantes al año).

Ver más: El radical cambio de Nueva York por el coronavirus

El Espectador habló con varios colombianos que están en el centro de la ciudad, hoy epicentro del contagio. Liliana Rodríguez, residente de Nueva York, afirmó: “En mi círculo hay devastación sentimental. Yo trabajo con salud pública y debo dar lo mejor de mí no solo por mi seguridad, sino por la de los míos y los demás. Tratamos de mantener una buena comunicación, porque cada vez que alguien sale de casa por alguna razón se siente incertidumbre”.

Por su parte, Andrés Avendaño relató que “hay mucho miedo y hay medidas que son escalofriantes: la morgue del Hospital de Bellevue se saturó y tuvieron que traer un camión de frío para poner los muertos”.

Al desbordamiento de los hospitales, provocado por el COVID-19, se suma el de las morgues, por lo que las autoridades en Nueva York han instalado depósitos de cadáveres móviles en Manhattan y Brooklyn.

Frente a semejante panorama, Nueva York, la “ciudad que nunca duerme”, se transformó en una urbe fantasma: restaurantes, tiendas y bares están cerrados; los habitantes que pudieron salieron hacia otros destinos menos golpeados por el virus, pero no fueron muchos.

El centro de convenciones Jacob Javits, en el barrio Hudson Yards de Manhattan, fue transformado en ocho días para acoger casi 3.000 pacientes que no tengan COVID-19 para aliviar la carga en los hospitales.

A unas cuadras de allí, en el Muelle 90, en la terminal de cruceros de Manhattan, ancló el buque hospital Comfort, con mil camas, 12 quirófanos y un personal médico de más de mil personas, también para acoger a pacientes que no tengan el virus. Además, otros sitios de la ciudad fueron elegidos como instalaciones médicas temporales, entre ellos el Centro Nacional de Tenis Billie Jean King en el parque Flushing Meadows, en Queens, donde se celebra cada verano boreal el torneo de tenis US Open, acogerá a 350 pacientes.

Así lo ha sentido Andrés Avendaño: “Primero hubo escepticismo, pensando que todo estaba bajo control, y luego entendimos que estábamos frente a algo serio; hoy la cuestión en Nueva York está fuera de control”.

Describe que todo cambió, desde el transporte hasta costumbres supremamente arraigadas en la cultura neoyorquina como la alimentación: “Me impactó muchísimo el cierre de los restaurantes, de los cafés y de los bares. Hoy casi ni hay domicilios”,

Eso sí, el sentimiento tanto para Rodríguez como para Avendaño es el mismo: incertidumbre. “Todos sabemos que las cosas están difíciles, la duda es cuando pase, cómo se va hacer para que una ciudad como Nueva York vuelva a la normalidad”, señala Avendaño.

Por Nicolás Marín Navas

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