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Después de Bogotá, Cali es la ciudad del país con mayor número de contagiados por el coronavirus. Hasta ayer, el 14 % del total de casos confirmados lo concentraba la capital de Valle del Cauca. Sin duda, una estadística que desencaja con el balance que esperaba mostrar su alcalde, Jorge Iván Ospina, al cumplir sus primeros cien días de gobierno.
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No ha sido leve ni previsible el cimbronazo que ha implicado la atención de la pandemia y los forzosos ajustes que demanda. El revolcón afecta todos los frentes e incluso tiene al alcalde pensando en bloquear los ingresos por el sur de la ciudad, ante el paso de migrantes que huyen de la crisis desatada por el virus en Ecuador.
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“Estas personas, que vienen adelantando un trayecto del sur al norte del país, se convierten en potenciales diseminadores del virus por todo el territorio (…) no somos xenofóbicos ni racistas, pero en momentos de crisis, cuando los números se siguen incrementando, es importante consolidar estrategias de bloqueo”, dijo Ospina recientemente.
¿Cómo ha sido el impacto de la pandemia en sus cien días de gobierno?
La pandemia ha reevaluado completamente nuestra agenda de gobierno. Los recursos que disponíamos en 2020 para infraestructura y competitividad los hemos tenido que orientar al abastecimiento y la seguridad alimentaria de nuestro pueblo. Lo previsto para espacio público y mobiliario urbano también se trasladó a mejorar las capacidades de las instalaciones de salud y a una mayor cantidad de Unidades de Cuidado Intensivo (UCI). En estos cien días presentamos un proyecto de acuerdo que posibilitó un “papayazo” para que la gente se pusiera al día con el impuesto predial, la valorización y el de industria y comercio. Eso nos toca alargarlo, para que la comunidad tenga mayor amplitud.
También declaramos de utilidad pública predios confiscados que pertenecieron al narcotráfico e instalamos una agenda de seguridad que hizo caer las cifras de homicidios. Eso venía funcionando bien y fue un éxito de estos primeros cien días. Sin embargo, todo eso se oculta, debido a la dificultad por la epidemia.
¿Y a mediano y largo plazo?
Dio al traste con la Copa América de 2020, con el festival de música Petronio Álvarez y la agenda cultural. Incluso, tiene impactos con relación a la Feria de Cali de diciembre próximo. Esto desborda todo lo que como proyecto de ciudad teníamos para este año.
Salta a la vista el coletazo en materia económica...
El coronavirus y la recesión económica que trae reducirá los aportes al fisco; los pagos de industria y comercio, del predial y de servicios públicos, lo que demandará mayor gasto público. Todo esto es una patada testicular radical a lo que queríamos desarrollar como gobierno. Es la fractura total de agendas e, incluso, está por fuera de los programas que inscribimos en la Registraduría en relación con los mandatos populares.
¿Cómo ha golpeado a la formulación del Plan de Desarrollo?
Es una reorientación total de la discusión y deliberación del Plan. Tras inscribirlo al Consejo Territorial de Planeación, se venía un mes de deliberación con las comunidades, pero ahora lo tendremos que hacer de manera virtual. Eso supone perder las oportunidades previstas desde agendas comunitarias. Por ello, ahora hay un componente mucho más activo en relación con la utilización del gobierno en línea, como “Cali: ciudad inteligente”.
Bueno, ese fortalecimiento tecnológico puede verse como un aspecto positivo...
El coronavirus nos genera una lectura de la sociedad en términos de reconciliación ambiental, investigación en salud y utilización de nuevas tecnologías para el desarrollo. Gracias al aislamiento, tuvimos el marzo menos violento de los últimos 27 años. Si se quiere, son elementos positivos en este rediseño del Plan.
¿Cuándo estaría listo entonces?
Los Planes de Desarrollo tienen unos imperativos de ley y deben ser presentados el 30 de abril, a más tardar, a los concejos. Vamos a cumplir esos tiempos y a sacarlo haciendo los ajustes pertinentes para incorporar el proceso de la pandemia. Pero el recurso público no es flexible: muchas cosas se tendrán que recortar, entendiendo que la crisis comienza a tener un lugar prioritario.
La salud y lo social son de primer orden, pero ¿cuáles son las otras prioridades?
Seré sincero: estamos trabajando para la epidemia y para la gente. Todo el gobierno gira en términos de la crisis y eso debe ser una constante nacional. ¿En qué vamos a insistir a pesar de la pandemia? En una ciudad hiperconectada; en gasto público focalizado, no inflacionario; en infraestructura (puentes, autopistas y espacio público); en economía creativa y naranja, y en la provisión a nuestros jóvenes de una universidad pública en el oriente.
¿Qué pide del Gobierno Nacional?
Quisiéramos que nos dieran acceso a crédito blando y a recursos de empréstito internacional a baja tasa de manera inmediata. La idea es que esos recursos puedan mover la economía de Cali, que va a quedar maltratada. Hay una plata que nos prestó el Gobierno y que debemos pagar. Nuestra idea es que eso se condone para ser invertido en el aparato productivo y que Cali —con cargo a gasto público, en un modelo keynesiano— pueda dar respuesta a esta gran presión económica. Tengo todos los servicios parados, así como comercio, industria y transporte. Las pérdidas son miles de millones de pesos.
¿Cómo están las relaciones con la Gobernación de Clara Luz Roldán en el manejo de esta crisis?
No podrían estar en mejor momento. Por fortuna, nos ha tocado torear esta epidemia con capacidades, intersectorialidad, movilización ciudadana y gobiernos orientados a la gente.
jgonzalez@elespectador.com
* Estamos cubriendo de manera responsable esta pandemia, parte de eso es dejar sin restricción todos los contenidos sobre el tema que puedes consultar en el especial sobre Coronavirus.