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Actualmente, por causa de la crisis sanitaria, nos hemos visto obligados al uso de mascarillas como protección, medida que normalmente solo se veía en el personal de la salud. Ahora ha sido extendida a la población en general, buscando así evitar el contagio de este terrible virus que está azotando al planeta.
Surge la duda de la finalidad de las mascarillas y su efectividad como protección ante la pandemia. Para ello se debe establecer con claridad la razón de utilizarlas, ya sea para controlar la transmisión del COVID-19, es decir, para que sean utilizadas por personas portadoras del virus, o como prevención del contagio.
En Colombia ya alcanzamos los 8.959 contagiados, de los cuales 560 pertenecen a trabajadores de la salud (cifra confirmada por el Instituto Nacional de Salud el 6 de mayo). Esta cifra es alarmante y llama la atención sobre si los implementos de protección dados al personal de salud cumplen con los requerimientos necesarios para que estos héroes puedan seguir su ardua labor de forma segura, tanto para ellos como para sus pacientes. Ante este panorama se ve la necesidad de la exigencia por parte del sistema de salud de productos de calidad que les brinden una protección ante el virus que enfrentan.
El 29 de enero del presente año, la Organización Mundial de la Salud OMS, emitió una serie de directrices provisionales, acerca del uso de mascarillas, en atención al contexto que enfrentamos con el brote del COVID-19. En concordancia con dichas directrices y en atención a la emergencia sanitaria, el Ministerio de Salud y Protección Social el 11 de abril de 2020, emitió los “LINEAMIENTOS GENERALES PARA EL USO DE TAPABOCAS CONVENCIONAL Y MÁSCARAS DE ALTA EFICIENCIA”, documento el cual recoge parcialmente las normas internacionales, de The National Institute for Occupational Safety and Health (NIOSH), la Administración de Seguridad y Salud Ocupacional (OSHA), y la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA).
Todas estas directrices mencionadas, en especial la de la OMS van dirigidas al personal de salud, de lo cual se resalta como relevante la anotación hecha por este organismo referente a que “El uso de una mascarilla clínica es una de las medidas profilácticas para limitar la propagación de determinadas enfermedades respiratorias, entre ellas la infección por el 2019-nCov, en las zonas afectadas. Sin embargo, una mascarilla no proporciona por sí sola suficiente protección y deben tomarse otras precauciones igualmente importantes”.
Hago una reflexión que considero además de oportuna, necesaria, ya que a pesar de los esfuerzos normativos del gobierno nacional, no se han socializado las mismas en aras de concientizar a la población sobre el uso adecuado de las mascarillas de seguridad de acuerdo a los estándares. Esta falta de información lleva a la población a tener una idea falsa de protección solo con el uso de cualquier tipo de mascarilla o un pedazo de tela que cubra parcialmente la nariz y boca.
Surge la importancia de socializar los estándares mínimos de protección de cada tipo de mascara, su forma de uso, y la capacidad de protección. Lo anterior teniendo en cuenta que ahora que se inicia paulatinamente el fin del confinamiento, y se empiezan a retomar actividades de exposición a diferentes ambientes como lo son el transporte publico, oficinas, entre otros que implican el contacto humano.
En tal sentido presento un resumen del tipo de mascarilla por norma internacional a tener en cuenta a la hora de usar y disponer de ellas como medio de protección:
MÁSCARA HIGIÉNICA o INDUSTRIAL: No está diseñada para proteger ningún riesgo. No se recomiendan para situaciones que impliquen exposición a agentes peligrosos. No se considera producto sanitario, no se considera elemento de protección individual EPI, no posee filtro ni es termosellado, no sirve para protegerse del COVID-19, da una falsa sensación de protección, pueden inclusive estar bien cosidas. También la llaman máscara convencional.
MÁSCARA QUIRÚRGICA: Evita la transmisión de los agentes infecciosos procedentes de la persona que la lleva puesta; puede recibir contagio de quien esté al frente. Si lleva marcado IIR pueden proteger de salpicaduras de fluídos potencialmente contaminados. No proporciona un nivel fiable de protección frente a la inhalación de partículas. No se considera Elemento de Protección Individual –EPI-, desechable. Pieza facial no hermética. No son protectores respiratorios. No son recomendables, no solo para el personal de salud, quien por su condición laboral debe ser el de mayor protección, por mantener contacto visual y directo con pacientes.
MÁSCARA DUAL: Mascarilla más autofiltrante contra partículas en ambas direcciones, pieza facial hermética y ajuste requerido, cumple con todas las clasificaciones técnicas. Utilizada correctamente proporciona un nivel aceptable de protección frente a la inhalación de partículas, se considera producto sanitario y elemento de protección personal, recomendable para COVID-19 el FFP2 y FFP3. Anti inflamables.
MÁSCARA KN95 O N95: Mascarilla dual auto filtrante, tiene estructura con ergonomía facial para el sellado en el rostro, clasificadas en el filtro FFP2 y 3 capa de filtro, filtra partículas de 5 micras que se encuentren en el aire, recomendada para el sector salud y persona expuesta con posible contactos a contagiados.
* Exdirector de Riesgos Laborales en el Ministerio de Trabajo.
bernardoordonezsanchez@gmail.com
* Estamos cubriendo de manera responsable esta pandemia, parte de eso es dejar sin restricción todos los contenidos sobre el tema que puedes consultar en el especial sobre Coronavirus.