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Carlos Arturo Calle es el gerente general de la compañía Arturo Calle. No se escucha tanto en los medios como don Arturo —como llama con profundo respeto a su padre—, pero hoy es quien toma las decisiones en la compañía. Dice que el cierre de sus fábricas, almacenes y bodegas desde el jueves pasado, por culpa del nuevo coronavirus, ha sido una de las decisiones más difíciles que ha tenido que tomar. También habla de los impactos económicos y, sobre todo, de los revolcones sociales que traerá esta pandemia.
Y él sí que conoce las consecuencias de un virus, pues, aunque ahora lidera una de las compañías más prósperas del país, su verdadera profesión es la medicina. Luego la abandonó para encargarse del negocio familiar, que lo obligó a estudiar administración de empresas en las noches. Sin embargo, no deja de pensar que es una de las profesiones más loables e indispensables. “A mí siempre me enseñaron que en las comunidades no pueden faltar el alcalde, el cura ni el médico”, recuerda.
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Hoy está en su casa, en medio de todo tranquilo. Sale a comprar la cebolla y el tomate para el almuerzo y calma a quienes están a su alrededor con una frase: “Eso lo solucionamos más adelante”. En estos momentos solo le importa que su familia y sus empleados estén bien. Sabe que los negocios tienen sus vaivenes. Lo entiende desde que se abrió el primer almacén en el centro de Bogotá, en donde era el encargado de la seguridad de las corbatas, muy apetecidas por los ladrones en esa época, y de mantener el piso impecable.
¿Dónde está ahora en medio de la pandemia?
Ahora todos estamos en nuestras casas. Como saben, nosotros decidimos cerrar la empresa, y con ello 6.000 puestos de trabajo, desde el pasado jueves, antes de que se declarara la cuarentena obligatoria. Eso incluyó fábricas, bodegas, oficinas y locales. Pero esta decisión la tomamos en beneficio de nuestros empleados y clientes, con el objetivo de contribuir para salir adelante. Siempre han sido más importantes para nosotros los trabajadores que las ganancias. Esperamos que cada uno se esté cuidando. Hoy salí por la mañana a hacer mercado, a comprar unas cosas que nos faltaban, pocas cosas. Y esto es necesario hacerlo todos: adquirir lo que necesitamos y no acaparar productos. En mi caso faltaba cebolla, tomates y un queso, lo que necesitamos para estos días. No encontramos cebolla cabezona y nos tocó comprar la cebolla larga. Pero bueno, con calma podremos seguir adelante.
¿Cómo evaluaron la decisión de cerrar las tiendas antes de la cuarentena?
La decisión fue difícil. Siempre pesa la idea de que se debe mantener la empresa funcionando, pero eso no puede primar por encima del cuidado. Miramos lo que nos iba a costar el cierre y, afortunadamente, tenemos la caja suficiente para soportarlo. Luego organizamos las cosas. Las utilidades de la empresa no se habían repartido y estaban en caja. Lo que hicimos fue utilizar eso para pagar a los empleados y las obligaciones con las compañías que dependen de nosotros y tienen las mismas necesidades. Así que, por primera vez en 53 años, decidimos cerrar todas las plantas. Ahora estamos viendo la posibilidad de confeccionar, con pocas personas, uniformes y batas que seguro se necesitarán en las clínicas. Estamos hablando con proveedores de los materiales y así producir las prendas para donarlas a los hospitales.
Muchos alabaron su decisión y dijeron que las demás compañías debían tomar ejemplo, pero ¿no cree usted que esa es una obligación de todas las empresas?
Claro. Nosotros estamos en desacuerdo con los despidos en las empresas en estos momentos. No es consecuente con la realidad del país ni con los empleados. Este es un momento de unión, de respaldo y no de ser oportunistas pensando en una parte económica. Financieramente es un golpe duro para las empresas, pero no se debe despedir a la gente. Hay que garantizar la tranquilidad de los trabajadores dándoles los ingresos, como normalmente se hace. Nosotros esta semana estamos girando nómina y les pagaremos a nuestros proveedores, como si estuviéramos trabajando. Lo que tenemos que reconocerles y agradecerles al país y los trabajadores. Y por eso queremos decirles que los apoyamos y por eso vamos a seguir adelante hasta las últimas consecuencias, porque no entendemos una situación diferente a esa.
Ustedes garantizaron este primer mes de nómina, ¿y qué pasa si la cuarentena tarda más?
Soy optimista. En este momento estamos trabajando para disminuir el pico de la pandemia, de tal modo que no se agudice y colapse el sistema de salud. Con el tiempo algunos contraerán o contraeremos la enfermedad. Pero lo importante ahora es que no se propague tan rápido como lo ha hecho en otros países. En este momento, nadie puede decir cuánto va a durar, pero indiscutiblemente de lo que estamos seguros es que con la ayuda de todos vamos a poder salir adelante. Día a día iremos tomando más medidas.
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¿Cuál es su lectura de la situación económica y social que estamos viviendo?
Si aprendemos una lección es que debemos cambiar el rumbo que llevaba la humanidad. Por un lado, nuestras formas de interactuar. Se nos olvidó que lo fundamental es el ser humano, las familias, los principios. Le pongo un ejemplo: nos dejamos llevar por un mundo tecnológico donde nos la pasábamos metidos en un chat, andábamos como robotizados en nuestras labores. Ahora nuestra vida se basa en la tecnología. Hay que volver a valorar aquello que pasaba desapercibido para nosotros. Pensamos erradamente que las personas son eternas, que siempre están ahí. Que los abrazos, los saludos de mano o mirarnos a los ojos son un asunto de cordialidad sin mayor importancia. Considero que esta es una gran oportunidad de cambiar el rumbo. En la parte económica tampoco estamos alejados de eso. Lo que hizo Arturo Calle es lo que debieron hacer las empresas hace varios días, pero estamos en un mundo donde lo financiero y las utilidades priman sobre todo, incluso la vida. Eso no es lo importante. Claro que se deben tener utilidades, pero empecemos a pensar cómo las repartimos en la comunidad, con los empleados. Si algo hemos aprendido es cuán débiles son las compañías. Solo podemos fortalecerlas con estas acciones y, claro, con apoyo del Gobierno, para que puedan trabajar más en ello. Queremos pagar impuestos, pero que sean justos y que se vean invertidos.
¿Qué les aconseja a las pequeñas y medianas empresas que están sufriendo esta crisis?
Se me ocurre que acudan a la prudencia. No tomar decisiones con la cabeza caliente, porque terminan en equivocaciones. No podemos pensar que todo va a acabar. Hay que ser positivos. Saliendo de estas dificultades vamos a tener alternativas. Ojalá aprovechen estos días para pensar en salidas, pero no desde la angustia. Todos vamos a sufrir el impacto, pero hay que reflexionar.
¿Cómo le ha pegado el alza del dólar al negocio?
¿Le soy sincero? Nada de eso en este momento me preocupa. Los problemas económicos que se vienen no son prioridad. Ahora importa la familia, que cada empleado esté bien. Ya después, cuando volvamos a la normalidad, miraremos cómo arreglamos todo. Nos sentaremos en la oficina y pensaremos en ello. En este momento debemos preocuparnos por ir a comprar la cebolla o el tomate que necesitamos o por protegernos. Hay que seguir en modo Arturo Casa y tratando de colaborar a quienes lo necesitan.
Ustedes cambiaron de logo y ahora se llaman Arturo Casa...
Vamos a durar varios días en casa, así que creímos que era la más apropiado ajustarse a esa realidad. Hay que aprovechar este tiempo. Probablemente, muchos lleven tiempo sin reunirse con sus familias de verdad. Cuando era pequeño no existían estos medios de comunicación tan avanzados como ahora, así que nos tocaba con juguetes y hablar entre nosotros. Cuando estábamos en la mesa nos mirábamos los unos a los otros, disfrutando. La idea surge por esos recuerdos. Nos preguntamos cómo ayudamos para que los colombianos estemos unidos y tranquilos en casa, y se nos ocurrió cambiar el Arturo Calle al Arturo Casa. Y esperemos que la gente nos cuente en redes cómo les ha ido en estos días también. Que nos digan cómo es volver a la esencia.
Una de las preocupaciones más grandes en esta pandemia ha sido el trabajo informal…
Pienso que las empresas, por ejemplo, podemos ayudar a revertir esto, pero necesitamos ayuda. A veces la cascada de impuestos nacionales y distritales es de tal magnitud que no permite que se generen más empleos. Nosotros a veces queremos abrir más plazas, pero nos cuesta, tenemos la limitante por la carga tributaria. Ojalá pudiéramos hacer una mesa amplia entre Gobierno, sindicatos, trabajadores y empresarios para ver otras salidas y ayudar a disminuir esas cifras de desempleo. Que nos comprometamos con la formalidad.
¿Cómo enfrenta un buen líder este momento?
Creo que un buen líder responde a las necesidades de cada momento. Y lo que tenemos ahora es un problema humanitario, en el que todos debemos aportar desde su área para solucionarlo.
¿Usted cree que el Gobierno ha sido un buen líder?
Ha sido prudente. Ha sido acertado. Todos los colombianos debemos ayudarle estando unidos. Se han tomado decisiones acertadas a la fecha. También hago un llamado para que todos apoyemos a esas personas que viven de trabajos informales. Tenemos que buscar una solución para que reciban ayuda, tanto del Estado como de los particulares que queremos aportar. Al menos que se pueda cubrir su alimentación.
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¿Cuáles eran sus proyecciones este año?
Este año, afortunadamente, estábamos creciendo más en comparación con el pasado. Íbamos cumpliendo todas las metas y contentos con las cifras. Estábamos pasando los presupuestos. También teníamos nuevos proyectos, como la apertura de nuevos negocios y el desarrollo de una nueva marca que lanzaríamos en abril. Lo haremos de todas formas, porque seguimos creyendo en el país. Abriremos nuevos puntos de venta. No lo haremos en los tiempos presupuestados, pero sí estamos comprometidos en sacarlos adelante. Ojalá que la gente nos siga respaldando. Los colombianos, sobre todo después de esto, deberían apostarle a los productos del país. Hay que comprar colombiano, porque después de esta crisis grandes, pequeñas y medianas empresas necesitarán un empujón.
Las mujeres en redes están pidiendo una línea para ellas...
Esta línea más temprano que tarde va a salir. Es una línea diferente. Saldremos con Signatura Donna, que es de la gama alta de Arturo Calle; es decir, ropa hecha sobre medida. Lo teníamos listo, pero hay que postergar un poco su lanzamiento por las circunstancias. Después de eso empezaremos con el análisis para que el otro año atendamos esos deseos de las mujeres que quieren vestir esta marca.
* Estamos cubriendo de manera responsable esta pandemia, parte de eso es dejar sin restricción todos los contenidos sobre el tema que puedes consultar en el especial sobre Coronavirus.