¿Qué es una carta astral? El astrólogo Mauricio Puerta te lo explica

En la carta natal las letras están representadas por símbolos que encarnan a los diferentes componentes de ella. Por ejemplo: los planetas son los actores, los signos son los disfraces que estos utilizan y las casas, que dependen de las coordenadas y de la hora de nacimiento de cada quien, son los distintos y muy personales escenarios en donde los actores, cada uno con su vestimenta mitológica, ha de representar lo que está escrito en el libreto. He aquí los símbolos de ellos:

Esta carta, que lo habrá de acompañar durante todo el tiempo que dure su peregrinar por el planeta Tierra o en el cuerpo-vestimenta en el cual evoluciona ahora, es a lo que llamo el libreto de su vida; es decir, es el documento en donde está escrita su ruta de navegación. La carta natal personal está analizada, en un principio, bajo los tres principales hechos que la definen y que son: la fecha, el sitio y la hora de nacimiento de la persona en cuestión. Una vez sabido esto, podemos entrar al estudio de dicha carta de navegación.

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También depende de los factores astrales en los cuales se basa la astrología para comenzar a interpretar la carta natal, de los cuales los tres primeros y más importantes son:

• La ubicación del Sol, que es la esencia personal.
• Cuál es el signo que ascendía en el horizonte a la hora del nacimiento allá en donde lo hayamos hecho, que se conoce con el nombre de ascendente. Este corresponde a la personalidad del dueño de la carta.
• Y, por último, la Luna, que es el alma encarnada y en cuál de las ocho fases lunares estaba ella cuando nació la persona.

Por lo tanto, como en este estudio se analiza lo que se deriva de estos tres factores astrales, la astrología sostiene que, como cada quien “eligió” su propia carta astral o libreto, antes de encarnar o entrar en el escenario, como actor o actriz que ha de entrar al escenario de la vida, las personas de los signos que aparezcan en ella, y que han de ser sus compañeros de reparto, no son culpables de nada de lo que le suceda al individuo en cuestión, porque nosotros los seleccionamos como actores y actrices acompañantes, con un papel fundamental para nuestro libreto de vida.

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Bajo los signos mencionados en el estudio de una carta astral natal, inevitablemente, tarde o temprano llegarán al escenario de nuestra vida personas con las cuales hay asuntos inconclusos que tenemos que resolver. Sean parientes, amigos, enemigos, somos nosotros quienes los pusimos en el camino de nuestro destino astral. De lo que debemos ser conscientes es de para qué los pusimos en nuestro libreto y ellos a nosotros en el suyo.

Con el estudio de la astrología puede ocuparse de sí mismo, entender cuáles son sus ciclos personales, la estructura de su vida, su crecimiento y desarrollo dentro de sus propias posibilidades, aquello que vino a trabajar, vencer o superar en sí mismo, sometiéndose a otros aspectos superiores también en usted mismo. Con este conocimiento hacemos “pareja” con nosotros mismos hasta cuando la muerte nos separe, para aprender de los cambios cruciales que nos esperan en nuestra existencia, mientras pasamos evolutivamente de ser fósforo a vela, o de ser vela a antorcha...

La astrología, y con ella los signos zodiacales, fueron pensados, entonces, como una especie de orientación en el camino individual, social y universal, para así poder definir aquellas características sobre las cuales debía trabajar cada individuo mientras anduviera en esta Tierra o habitando su cuerpo terrenal. También fueron pensados para que comprendiera que el universo tiene un orden armónico en el nivel psicológico personal. Lo importante, por lo tanto, no es saber cómo es un Aries, sino qué significa ser Aries, Tauro, Géminis, etcétera, y cuáles son los potenciales que tenemos que desarrollar, en donde tengamos en nuestra carta astral cada uno de estos signos zodiacales.

Imagino que los lectores sabrán que son 12 los tradicionales signos zodiacales por los cuales cruza el Sol en su aparente viaje por el universo, y digo “aparente”, porque la Tierra es la que se mueve alrededor del astro padre y no al revés; y si el planeta es el que lo hace, entonces también es el que cruza por determinado signo en algún momento, allá desde el otro lado o polo opuesto. A modo de ejemplo, si se considera de signo Capricornio, la Tierra cruza en ese momento por el signo Cáncer y si es de signo Cáncer, lo hace por el de Capricornio. Un polo le da estabilidad al otro.

Autor del texto: Mauricio Puerta en exclusiva para Cromos.