El manga se publicó en Japón entre 1984 y 1995.
Dragon Ball no pierde vigencia a pesar de ser una historia de los ochenta. Su universalidad sigue ganando adeptos aunque no esté en Netflix, Amazon Prime y Disney+. La creación del japonés Akira Toriyama conquistó por igual a hispanohablantes de México, España, Venezuela, Argentina, Colombia, Perú, Chile, Bolivia y Ecuador. Marcó la infancia de muchos, tanto que sería interesante leer una encuesta que mida el grado de familiaridad que las personas tienen con Gokú, el protagonista de las aventuras que mezclan cultura nipona, ciencia ficción y fantasía.
Su éxito ha vuelto a mitificarse por la decisión de la cadena valenciana A Punt de sacarla del aire por considerar su contenido machista y sexista. En otras palabras, por lo eliminaron por considerarlo inapropiado.
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Para argumentar su determinación, las autoridades explicaron que los personajes Bulma y Milk perpetúan estereotipos, situación que va en contra de la legislación con enfoque de género, los códigos de valor y los códigos infantiles.
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La ola de críticas se hizo tsunami. Televidentes españoles y de otras latitudes reaccionaron con ahínco. Para un sector es un acto de censura que no solo revive lo peor de la dictadura; también fija un precedente en que cualquier historia que no cumpla los requisitos de lo ejemplar sea retirada de la televisión pública.
Negar que Dragon Ball tiene mucho sexismo es absurdo. Pero no emitir una de las series de ficción más importantes de todos los tiempos, en contra del clamor popular, no parece buena estrategia para entes públicos de radiodifusión. Pongámosla en un contexto que la use para educar. pic.twitter.com/uKtZBeUL8Y
— Luis Alis・ルイス (@LuisAlisFerrer) March 27, 2021
Sin que haya pistas de un posible regreso a la parrilla de la televisión valenciana, vale recordar que Dragon Ball primero fue un manga antes de convertirse en una serie audiovisual de culto. Además de sus largas temporadas, hay videojuegos, películas y juguetes que alimentan su importancia.
