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20 años del bótox, una mirada a este producto en la cosmetica colombiana

Aquí, la historia de los fines cosméticos de la toxina y una radiografía de su uso en, probablemente, el mercado más dinámico para la sustancia: Estados Unidos.

Por Maria Alejandra Medina Cartagena
25 de octubre de 2014
20 años del bótox, una mirada a este producto en la cosmetica colombiana

20 años del bótox, una mirada a este producto en la cosmetica colombiana

La semana pasada la Real Academia Española presentó la 23ª edición de su diccionario. Una de las palabras que más llamó la atención por haber sido incluida fue "bótox". El anuncio, sin duda, fue una buena noticia de cumpleaños para la marca del producto que celebra por estos días 20 años de estar en el mercado colombiano.

Como muchos de los grandes inventos o descubrimientos, el de la acción antiarrugas de la toxina botulínica tipo A (como realmente se llama, pues Botox es sólo una marca) fue accidental. Hace 25 años, la Food and Drug Administration de Estados Unidos aprobó la toxina para que fuera usada con fines terapéuticos. Inicialmente, el bótox se suministró para corregir el estrabismo y un desorden muscular de los párpados, llamado blefaroespasmo.

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El descubrimiento de la acción cosmética de la sustancia se le atribuye al oftalmólogo estadounidense Alan Scott, que poco tiempo después de usarla en sus tratamientos se dio cuenta de que en sus pacientes no sólo las anomalías musculares de los ojos se corregían, sino que también las arrugas desaparecían.

Hoy, casi tres décadas después, la aplicación de la toxina botulínica es el procedimiento no quirúrgico más popular del mundo. Tal vez por esa razón la Academia decidió incluir "bótox" en su diccionario. Lo define como "toxina bacteriana utilizada en cirugía estética" y hace la aclaración de que viene del nombre de la marca.

Hoy, de acuerdo con la Sociedad Americana de Cirugía Plástica Estética (ASAPS, por sus siglas en inglés), que agremia profesionales estadounidenses, canadienses y miembros internacionales, en Estados Unidos, el bótox lidera en el escalafón de los procedimientos no quirúrgicos que se realiza la gente, con 3’766.148 de aplicaciones. Lo siguen el ácido hialurónico, con 1’872.172 y la depilación definitiva, con 901.571.

En ese país, el total de procedimientos no quirúrgicos representa el 83,5% de las intervenciones estéticas realizadas (11 millones en total), pero sólo el 42% del total de gasto, que asciende a US$12.000 millones. Las mujeres son las que más se someten a esos procedimientos, con un 90,6%, es decir, 10,3 millones entre quirúrgicos y no quirúrgicos.

Si bien cifras consolidadas como los US$2.700 millones y US$1.900 millones que los estadounidenses gastan en inyectables y rejuvenecimiento, respectivamente, no existen en Colombia, o no se han hecho públicas, se sabe, según el Departamento Administrativo Nacional de Estadística, Dane, que cerca de un millón de personas en el país viven del sector de la belleza y el cuidado personal.

El empleo que genera ese sector, según la entidad, se ha multiplicado por tres durante la última década. Específicamente, la cosmética emplea a 300.000 personas, entre profesionales y técnicos, graduados de carreras como ingeniería química y relacionadas con la farmacéutica.

Por Maria Alejandra Medina Cartagena

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