5 comportamientos tóxicos en las relaciones:
Todos queremos tener relaciones sanas, y sin embargo, muchas veces, a pesar de nuestros mejores intentos, no lo conseguimos.
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A veces damos con personas que no nos tratan como merecemos, y sabemos poner límites a tiempo, quizás porque tenemos buena autoestima y hemos desarrollado las herramientas necesarias para protegernos. En otras ocasiones no tenemos ese aprendizaje en nuestras manos aún. ¿Pero qué pasa cuando somos nosotros el problema? ¿Cómo podemos saberlo para evitar que nuestras relaciones sufran?
La palabra “tóxico” ha sido una y otra vez usada y reutilizada, hasta el punto de que quizás ya no sepamos qué significa realmente. Por eso, es importante determinar qué comportamientos pueden tildarse realmente como dañinos, y saber diferenciar de simples situaciones cotidianas que nos producen dolor.
¿Por qué ocurre?
Puede ser a causa de inseguridad, y dificultad de nutrirnos y expresarnos en el mundo como quisiéramos, miedo al abandono, dificultades con el apego (reconocer el tipo de apego que manejamos es muy útil para avanzar), y otro tipo de carencias afectivas que con ayuda se pueden sanar. Lo más recomendable es buscar un terapeuta calificado y perder el miedo y la vergüenza, pues el mejor camino es el que se quiere andar.
Es importante saber que el dolor puede estar presente, pero hay tipos de dolores sanos, que son aquellos que nos expanden, que nos ayudan a sanar partes de nosotros mismos. “Puede doler incluso abrir nuestro corazón, por ejemplo, cuando hemos estado bloqueados mucho tiempo. Sin embargo, el dolor por manipulación, celos, u otros comportamientos es diferente, es innecesario y puede dejarnos una herida muy grande”.
¿Cuales son esos comportamientos?
Según la psicoterapeuta Angélica Torres, hay algunos comportamientos que pueden definirse como dañinos en una relación de cualquier tipo (laboral, amistosa o romántica). Si te reconoces en estos comportamientos, esto solo es positivo pues puedes mejorar, no significa que sea algo en lo que no se pueda trabajar, o una categoría inamovible
1. Si manipulas emocionalmente: Si buscas que la otra persona se sienta culpable por lo que hace para que en lugar de hacer eso, haga lo que tú quieras sin tener en cuenta sus emociones o necesidades.
2. Si abusas verbalmente: Si cuando te molestas, sin tener que salirte de casillas, puedes llegar a decir palabras hirientes, o utilizas debilidades de la persona en su contra en medio de discusiones, estás sobrepasando un límite emocional.
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3. Si no tienes espacios propios que te nutran: Es importante, en el caso de relaciones de pareja, sobre todo, que no caigamos en responsabilizar al otro de todo nuestro bienestar. Si bien es agradable contar con su apoyo, puede ser que si no tenemos más amigos, actividades y recursos caigamos en la queja y la victimización, algo que no deja espacio para el amor y la atracción. Se aplica, también, a relaciones de amistad.
4. Si todo gira en torno a ti: Aunque es similar, puede diferenciarse en que quieres que el otro no tenga esos espacios que a ti te hacen falta. Es decir, quieres ser el centro de atención constante. Es necesario según dice Angélica Torres, establecer con acuerdos lo que esperan las dos personas del tiempo y los espacios compartidos y en soledad para no tener molestias, y respetar esas diferencias.
5. Si te victimizas demasiado: Ojo, dice Torres que no es lo mismo hacerse la víctima que ser una víctima. “Muchas veces podemos salir nosotros mismos heridos cuando creemos necesitar del otro para validarnos, si en realidad no es así. Somos fuertes y podemos ser interdependientes, esto es, tener un apego sano a nuestra pareja, sin necesidad de obligarle a que nos valide en todo, o que sea igual a nosotros. Pero si por el contrario, consideramos que nos están abusando y sí somos una víctima de maltrato, es mejor comentarlo y acudir a un terapeuta para buscar ayuda.”
Por lo general se pueden hacer muchos cambios positivos mientras podamos y sepamos reconocer que algunas veces nuestras actitudes nos juegan malas pasadas. “Es decir, no se trata de invalidar nuestras emociones, sino por el contrario, saber que sí hay algo en nuestro interior que necesita atención y compasión para sanar”, afirma Torres.
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