"Algunos sicólogos nos dicen que no hemos probado lo suficiente": mujer asexual
Entrevista a Patricia Fernández, una profesora argentina de 37 años que apenas en 2013 pudo reconocerse como asexual. Sus respuestas invitan a la reflexión sobre una comunidad que es discriminada incluso por profesionales de la salud.
Por Carolina Sierralta
05 de junio de 2018
La diversidad sexual es ancha y honda. La asexualidad es una de sus orientaciones menos conocidas, incluso es posible que sea la nuestra y todavía no nos hayamos dado cuenta. A Patricia Fernández le sucedió durante tres décadas, hasta que de tanto buscar y de preguntarse pudo dar con la respuesta.
Patricia es una de las pocas latinoamericanas que pertenece a la Red para la educación y la visibilidad de la asexualidad. En tiempos de hipersexualidad en la publicidad y las redes sociales, su testimonio es un aporte para que dejemos de ver la vida en blanco y negro.
1. ¿Por qué es importante visibilizar la asexualidad?
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Aún la asexualidad es poco conocida y en algunos países patologizada, lo que suelen hacer algunos sicólogos es tomarla como síntoma de algún trastorno o como trastorno en sí, siendo que desde 2013 la asexualidad no es tomada como trastorno por la Sociedad Americana de Sicología (APA) . Desde que era soy adolescente busco una respuesta. Mi vida hubiera sido diferente si a los quince años hubiera encontrado mi etiqueta. Habría sido útil decir “uy, soy esto”. Descubrir mi orientación sexual trajo armonía a mi vida, dejé de entrar en un frasco que no es mío, donde parezco obligada a pertenecer.
2. ¿Qué le diría a las personas que conocen poco de la asexualidad? ¿Cómo se las explicaría?
La asexualidad es una orientación sexual muy poco visible, somos alrededor del 1% de la población mundial. Un asexual no elije ser asexual, lo descubre en la adolescencia como toda orientación. Es muy común que nos preguntemos qué nos pasa. Un asexual se entiende como una persona que no experimenta atracción sexual a ningún sexo o género, o como la falta de la misma. No somos célibes, no es abstinencia sexual o algún tipo de trastorno porque no hay padecimiento, quizás esa mirada de descreimiento o burla que muchos sentimos nos causa mal. En sí, la mirada social es la que nos golpea. Y también hay que separar que algunos asexuales son activos sexualmente, la actividad sexual y la atracción son dos cosas separadas. Lo más común dentro de la comunidad son las parejas mixtas (alosexuales-asexuales) y el asexual cede por amor a su pareja. Asexualidad no es “no sexo” o “antisexualidad”.
Aclaración: la alosexualidad es lo opuesto a la asexualidad.
3. ¿Cuáles son los retos del colectivo Red para la educación y la visibilidad de la asexualidad?
En primer lugar nos toca luchar con la mirada social, hay una mezcla de incredulidad e indiferencia. Piensan que es una moda, un malón de personas con trastornos sexuales, gente célibe que quiere llamar la atención. Dentro de la comunidad tenés historias diversas, vidas familiares diversas, gente que ha peleado por descubrir su identidad sexual porque en ninguna cabíamos y sabemos que somos diferentes, que hay algo que “el común” experimenta y nosotros aún estando enamorados no experimentamos.
4. ¿Qué tipos de estigmas afrontan? ¿Cuáles son las barreras que enfrentan los asexuales?
Estigmas hay muchos. No te creen y te mandan a terapia (cosa que hago), los médicos te dicen que quizás es un problema hormonal, que no probaste lo suficiente, hablan porque no comprenden y tratan de buscar lo obvio y lo obvio es ser homogéneos, “todos iguales”. La diversidad sexual siempre es puesta en duda. Yo creo que cambiando lo educativo, lo que se cree y no es, se puede mejorar mucho. Hace poco vi en México un esquema en donde integra a la asexualidad como orientación, también que muchos profesionales hablan de múltiples sexualidades o formas de vivir la sexualidad. Se necesita eso, educar desde lo diverso. Mostrar que somos heterogéneos y esa diversidad es “lo común” en una sociedad.
5. ¿En qué momento abrazó su asexualidad?
A los 32 años, hasta entonces yo me preocupaba por encajar, buscaba una solución a lo que me señalaban que era un problema. Reconocerme me trajo mucha paz mental.
6. ¿Cómo es el trabajo entre la Red para la educación y la visibilidad de la asexualidad en el mundo? ¿Qué avances han tenido?
Somos un grupo de trabajo, hay representantes de habla hispana, en su mayoría de España. También hay gente que trabaja de forma independiente por país o región, pero sí de la información que nosotros les brindamos a través de la Red para la educación y visibilidad de la asexualidad. Tenemos muchos proyectos vinculados a la red para llegar al que desee conocer nuestra orientación sexual y esperamos seguir creciendo. No solo a los asexuales, también a profesionales que quieran conocernos.
7. ¿Qué piensas de la hipersexualidad en redes sociales y en los medios de comunicación tradicionales? ¿Es dañina? ¿Dificulta difundir el mensaje de la comunida asexual?
Yo no creo que la hipersexualización sea dañina, creo que el patologizar lo diferente o lo que no encaja dentro de esa “norma” es lo perjudicial. Lo malo es creer que todos experimentamos lo mismo y el que no lo experimenta merece ser señalado como algo nocivo, raro o enfermo. En el fondo todos mamamos una “normalidad” que no existe, vivir colgados de esa utopía es nocivo. Todo lo que no encaja dentro de esa normalidad imperante no es malo, no merece recibir cuestionamientos o ideas de rechazo. Porque yo no le hago daño a nadie al vivir mi asexualidad como algo propio de mí.
8. ¿Qué consejos le daría a una persona que se sienta asexual, pero no se atreva a aceptarla por miedos sociales?
Yo no creo que el salir de closet sea para todos y lo grite a los cuatro vientos. Sé lo que es la mirada dura de la sociedad y como te quema y duelen los prejuicios, pero si le diría que se acepte, que se quiera y se respete. Que no intente caber en ningún molde que no es el suyo, que él tiene su identidad, su orientación. Tarde o temprano “ese molde” se rompe, no es el nuestro.
Foto: Getty Images.