Consejos para que la ida al gimnasio no se convierta en una misión imposible
La clave está en saber rodear las ganas de bajar los kilos extra adquiridos en las vacaciones. Sobreactuarse en el gimnasio puede desencadenar en lesiones largas. Empieza suave, sin prisas. Notarás los resultados más rápido de lo que imaginas.
Por Carolina Sierralta
30 de enero de 2019
150 minutos de ejercicio a la semana recomienda la Organización Mundial de la Salud/Foto Pixabay
Es un ataque de culpa. Esta vez viene más fuerte. Es implacable, parece que me lo inyectaran, aunque por su ruido viene como una aplanadora. Su efecto es inmediato, por eso algo tengo que hacer. Reacciono, en el espejo no me reconozco. No sé si es real la llanta que siento en el abdomen. Tengo que hacer algo. Tarjeta de crédito en mano, con pinta deportiva, digito los números y presiono enter. El sistema es más rápido que mi ímpetu. Voy al gimnasio. La culpa impulsa, es mi combustible. Al ingresar en el lugar se percibe como un viento fresco, que apenas despeina. Al frente están las máquinas, gente esbelta, otros no tanto. Entre esos “no tanto” me encuentro yo.
Arrancar quizás es lo más fácil. El reto es sostenerse. ¿Será que voy a resistir? ¿Es una de las mejores inversiones del año? ¿Reduciré el gordo que me perturba cuando me veo reflejado en un espejo? Antes de pensar en rebajar de peso, pienso en de dónde se sacan las ganas para cumplir el objetivo.
Eliud Páez, licenciado en educación física, da algunos consejos fáciles de practicar para que la ida al gimnasio se convierta en un hábito.
-Así como sacas tiempo para comer y trabajar, debes hacer un paréntesis en el día para ejercitar tu cuerpo. Ir al gimnasio, salir a trotar, montar en bicicleta, cualquier práctica es bienvenida.
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-Si tu caso es ir al gimnasio, es importante que definas qué quieres: mejorar tu estado cardiovascular o ganar volumen. De este modo, los especialistas podrán diseñar un plan para ejecutar cada que vez que vayas.
-Es clave engancharse a las clases de cardio, de fortalecimiento, clases que combinan ambas cosas, una clase de rumba que puede ser de tu gusto.
-No te mates en el gimnasio. El cuerpo es una máquina que funciona 24 horas, los siete días de la semana. Hacer ejercicio es solo una de las tareas diarias.
-Si tienes un plan de seis meses, se te puede ir la vida diciendo “tengo tiempo para ir”, “mañana voy”, “no hay afán”. Entre más te toque el bolsillo (pagar el mes sale caro), puede haber más compromiso.
-Cuando te dé pereza de ir a entrenar, piensa en que tienes un compromiso. Dejar de hacerlo demuestra tu falta de responsabilidad con tu cuidado físico y psicológico.
-No te obsesiones con la báscula. Los líquidos en tu cuerpo varían, por lo que un día puedes pesar una medida y luego otra. Tómate una foto y vuelve a hacerte otra en un mes, y verás qué tanto has cambiado.
-¿Mañana, tarde o noche? Hay personas que prefieren ir temprano, porque quedan con energía que les durará el resto del día. Existen otras que prefieren ir de noche para no andar apuradas. Cualquier momento es oportuno.
-Cuando el cuerpo se acostumbre a la rutina deportiva, te va a pedir que entrenes con regularidad. Si llegas a este punto significa que nada ni nadie te cortará las ganas.