Croacia, el lugar donde van a morir las penas de amor
Su última venganza, la más dulce, la definitiva, la que concibió justo antes de abandonar la casa por la infidelidad de su pareja fue llevarse la tostadora y mudarse lo más lejos posible. «Eso te enseñará. ¿Cómo vas a tostar algo ahora?». Aquel viejo electrodoméstico constituyó, cuando el humor era impensable, un símbolo triste y el recuerdo de una historia de amor fallida. Esa tostadora hoy hace parte de la colección del Museo de las Relaciones Rotas en Zagreb, un sitio donde los despechados del mundo encuentran su catarsis.
El museo, ganador del premio Kenneth Hudson al museo más innovador de Europa, está ubicado en Gornji grad, la histórica ciudad alta de la capital de Croacia. En sus salas pequeñas aquello que es lo más feo y triste para alguien se convierte en algo digno de admirar para alguien más. Se convierte, si se quiere, en reflexión. Unos hermanos, ilusionados con seguir sin cargas, dejaron al resguardo del museo la nota, de muy pocas palabras, que escribió su mamá ese día en que, agobiada por la vida, se suicidó. Otra conmovedora donación en papel -todos los objetos son donados y todas las donaciones se reciben- es la denuncia que interpuso una mujer contra el hombre que abusó de ella siendo una niña. Fue su manera de impedir que ese episodio horrendo la siguiera definiendo y siguiera controlando los caminos de su existencia.
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La caja hecha de fósforos, es uno de los objetos más curiosos del museo. Fue donada desde Eslovenia por Jelka, quien la recibió de su ex esposo Vlado en 1975. La relación temino porque él la dejo poe otra mujer tras 18 años de matrimonio.
Hay historias desgarradoras, como esa, que duelen, frente a las que es mejor no hacerse el fuerte. Hay historias tiernas de un amor de verano que prometía ser eterno y resultó platónico e inocente. Hay historias sexy en forma de tacones y esposas forradas en peluche fucsia. Hay historias llenas de simbolismos, como una carta escrita a mano, nunca enviada, pegada a un espejo roto y guardada en un recipiente como una reliquia. Hay por aquí y hay por allá y hay por más allá historias patéticas y chistosas con las que se puede identificar cualquiera. «Me dejó su celular para que no lo pudiera llamar más», pueden leer los visitantes del museo junto a un viejo Nokia. Y como explicación a una hamburguesa de caucho: «Su perro dejó más rastros que él».
El divorcio del enano enojado. Fue impactado contra un caroo tras la firma de un divorcio. Fueron varios impactos contra las puertas y el parabrisas. Sin embargo, el enano sobrevivió para estar hoy exhibido en el museo.
Una mujer con una tusa épica se dedicó a destrozar con un hacha «terapéutica» todos los muebles de la casa mientras su novia, su primer amor, pasaba vacaciones en la compañía de otra mujer.
Croacia no es solo el lugar para ir a vindicar un corazón roto: es un país que aparece como destino en cualquier lista de turismo seria. ¿Las razones? ¿Por dónde empezar? ¿Por Dubrovnik? ¿Por las islas? ¿Por el palacio de Diocletian en Split? ¿Por los viñedos de Peljesac? ¿Por Plitvice, una red de 16 lagos interconectados que visitan más de un millón de personas cada año? ¿O, quizás mejor, por Zagreb?
Mucho de su capital recuerda otras capitales de Europa central. Hay algo de la imponencia arquitectónica de Viena, del encanto de Praga y de la cultura de Budapest. Pero hay mucho propio. Las principales atracciones de Zagreb incluyen un mercado enorme al aire libre (Dolac), una iglesia con un techo de azulejos de colores (San Marcos) y quizás el cementerio más bonito del mundo (Mirogoj). Zagreb pareciera que tuviera un museo en cada esquina: arte, arqueología, ferrocarril, correo, educación, cacería. Y tiene uno (puede no tener en su colección la Mona Lisa como el Louvre ni la piedra Rosetta como el Británico) con una tostadora que les hace la competencia.
Donaciones:
Si es momento de deshacerse de un objeto lleno de pasado y pesado por los recuerdos, dónelo al museo y ayude a «crear una historia emocional colectiva». Si tiene planeado un viaje a Zagreb, llévelo con usted. Si no, ingrese a www.brokenships.com, llene el formulario y cuente la verdad detrás del objeto. Todas las historias son anónimas.
¡Tome nota!
En el aeropuerto de Zagreb hay una oficina de turismo donde regalan una guía magnífica, con mapas, atracciones y recorridos para explorar la ciudad.