¿Cuándo se presenta depresión en los adultos mayores?

La depresión no es parte normal de la vejez y hay que tratar los síntomas que señalan su presencia.

Por Redacción Cromos / Mayo Clinic
11 de julio de 2019
¿Cuándo se presenta depresión en los adultos mayores?
A medida que una persona envejece, los muchos cambios que ocurren la hacen más proclive a la depresión que durante la época de su juventud.  / Foto: cortesía Mayo Clinic.

A medida que una persona envejece, los muchos cambios que ocurren la hacen más proclive a la depresión que durante la época de su juventud. / Foto: cortesía Mayo Clinic.

Pregunta:

Mi madre tiene 84 años y vive en su propia casa. En los dos últimos meses, duerme más y no tiene mucha energía ni apetito, por lo que ella misma ha cuestionado si será depresión, aunque nunca la tuvo antes. ¿Cómo saber si ese es el problema o si se deba a otra causa por sus síntomas?

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Respuesta por:

Dra. Janette Leal, Psiquiatría especialista de Mayo Clinic en Rochester, Minnesota.

Sería bueno que su madre fuera a ver al doctor, pues los síntomas que presenta podrían relacionarse con depresión, pero también ser la señal de otra enfermedad escondida. En cualquier caso, la evaluación médica probablemente ayude a descubrir el origen del problema y, al tratarlo, ella podría sentirse mejor.

La depresión es un trastorno del estado de ánimo que suele provocar sentimientos constantes de tristeza y otros síntomas, como dormir demasiado o muy poco, falta de energía y poco apetito. Aunque su madre no haya sufrido de depresión antes, es muy posible que ahora, en una edad avanzada, la presente. Sin embargo, es importante aclarar que la depresión no es parte normal de la vejez y hay que tratar los síntomas que señalan su presencia.

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La depresión suele no diagnosticarse ni tratarse en la vejez y algunos ancianos hasta se muestran reacios a buscar ayuda. Cuando la depresión se presenta, también puede ser más difícil de diagnosticar debido a que los síntomas tienden a ser diferentes o menos obvios que en las personas más jóvenes. Por ejemplo, es mucho más común que al avanzar en edad, las personas presenten solamente síntomas físicos de depresión, sin sentimientos de tristeza ni mal estado de ánimo.

A medida que una persona envejece, los muchos cambios que ocurren la hacen más proclive a la depresión que durante la época de su juventud. El más común de esos cambios es el dolor crónico derivado de enfermedades como la osteoartritis o de las afecciones crónicas como la diabetes, las enfermedades cardiovasculares y el cáncer.

Otro factor que puede contribuir a la presencia de depresión en la vejez es lo difícil que resulta afrontar las transformaciones en la identidad, las funciones y los grupos sociales a medida que avanzan los años. Por ejemplo, aquella persona que siempre fue productiva, responsable y activa en la familia o en la comunidad puede empezar a sentir que ya nadie la necesita ni valora. De igual manera, el fallecimiento de amigos o familiares puede llevar a sentimientos de mucho dolor, a menos oportunidades de interacción social y a una creciente sensación de abandono. 

Ver: Cuidar a los nietos alarga la vida

No obstante, antes de atribuir los síntomas de cualquier adulto mayor a la depresión, es importante que este vaya donde su médico de confianza para evaluar si existen otros problemas médicos escondidos. Los problemas médicos que son comunes en los ancianos y pueden provocar ese tipo de síntomas son, entre otros, anemia, infecciones de las vías urinarias, problemas de la tiroides, dolor crónico y hasta desnutrición. En ciertos casos, algunos medicamentos pueden contribuir a los síntomas de depresión, de manera que también vale la pena revisar los medicamentos que actualmente se le administran.

Si no se descubre ninguna enfermedad escondida y se le diagnostica depresión, existen varias alternativas de tratamiento eficaces, tales como medicamentos y psicoterapia. Puede ayudarle a llevar una vida sana que incluya hacer ejercicio regular, buenos hábitos de sueño, interacciones sociales y alimentos balanceados.

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Por Redacción Cromos / Mayo Clinic

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