Por: Mayo Clinic - Dr. Ronald Petersen, Centro para Investigación sobre la Enfermedad de Alzheimer de Mayo Clinic en Rochester, Minnesota.
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Se han hecho varios estudios para determinar el efecto del sueño sobre los trastornos que disminuyen las funciones cognitivas. Aunque ningún estudio ha mostrado un vínculo claro entre la privación de sueño y este tipo de trastornos, existe la posibilidad de que muchos años de sueño disminuido provoquen un riesgo mayor para algunos tipos de demencia, incluido el Alzheimer.
La demencia, se caracteriza por deteriorar la memoria, las capacidades sociales y de pensamiento de las personas de la tercera edad, interfiriendo con el funcionamiento de sus actividades diarias. Sin embargo, estos trastornos se presentan cada vez más en adultos e incluso jóvenes, y uno de los factores puede ser la falta de sueño.
Pese a no entenderse bien las causas exactas, los investigadores creen que la acumulación de una proteína anormal, llamada beta-amiloide, en el cerebro contribuye en el desarrollo de este tipo de enfermedades, pues la beta-amiloide que se va acumulándose y va dañando o destruyendo a las neuronas cerebrales, interfiriendo con la comunicación entre las células.
El Dr. Ronald Petersen, del Centro para Investigación sobre la enfermedad de Alzheimer de Mayo Clinic en Rochester, Minnesota asegura que “Los estudios han demostrado que cuando se descansa bien por la noche, especialmente cuando el sueño es profundo, la proteína beta-amiloide se despeja del cerebro. Si el cuerpo no duerme las horas necesarias, con el tiempo, la proteína beta-amiloide puede no despejarse bien del cerebro, lo que puede incrementar la acumulación anormal de dicha proteína, que a su vez aumenta el riesgo para la enfermedad de Alzheimer “.
Los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades recomiendan que los adultos duerman un promedio mínimo de 7 horas por noche. La cantidad de sueño que necesita una persona depende de varios factores, en especial la edad. Si bien las necesidades de sueño varían significativamente entre las personas, considere estas pautas generales para los distintos grupos de edades:
Grupo de edades
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Cantidad de sueño recomendado
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Recién nacidos
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De 14 a 17 horas al día
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12 meses
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Unas 10 horas por la noche, más 4 horas de siesta
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2 años
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De 11 a 12 horas por noche, más una sienta de 1 a 2 horas
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De 3 a 5 años
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De 10 a 13 horas
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De 6 a 13 años
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De 9 a 11 horas
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De 14 a 17 años
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De 8 a 10 horas
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Adultos
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De 7 a 9 horas
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Si usted tiene dificultad para dormir la cantidad de tiempo requerida, considere incorporar algunas sugerencias básicas en su rutina a fin de mejorar la calidad y calidad del sueño.
Una de las mejores medidas que puede tomar para mejorar el sueño es fijar un horario para dormir y cumplirlo estrictamente. Las horas de dormir y de despertar no tienen que ser exactamente iguales todos los días, pero la duración debe ser regular.
Adapte su habitación para ser un espacio cómodo a fin de que el ambiente permita descansar, para eso recomendamos mantenerla oscura, tibia y silenciosa. Con el fin de dormir mejor el sueño, apague todos los dispositivos electrónicos por lo menos 30 a 60 minutos antes de acostarse en la cama. Esto le da tiempo al cerebro para relajarse y tranquilizarse, lo cual hace más factible quedarse dormido profundamente.
Tener un estilo de vida sano y activo también puede promover un sueño saludable: procure una alimentación balanceada, haga ejercicio regularmente y si tiene un trastorno del sueño, como apnea del sueño, síndrome de piernas inquietas o insomnio, haga que se evalúen y traten esas afecciones.
Por último, recuerde que es importante dormir bien por la noche. La privación de sueño prolongada no solamente podría aumentar el riesgo de demencia, sino que los estudios han demostrado que, con el tiempo, la gente que no duerme suficiente tal vez corre más riesgo para otros problemas de salud, tales como hipertensión, cardiopatía y diabetes.
Foto: cortesía.