Un estudio estadounidense informó que una de las mayores fuentes de ansiedad masculina es el tamaño del pene. Desde la adolescencia, esta preocupación acompaña a los hombres. Asumen, con algo de ingenuidad, que entre más portentoso sea, mayor es el poder, la potencia, el placer y una curiosa asociación con palabras con P, como plata, policía, padre, presidente, perfección…
Te invitamos a leer más contenidos como este aquí
Sigue a Cromos en WhatsAppLee también aquí: ¿Cuál es el tamaño del pene según tu signo? Aquí te lo revelamos
Curiosamente, en la Grecia antigua, el miembro ideal era delicado y pequeño. Simbolizaba inteligencia, mientras que los enormes los asociaban con los sátiros y libidinosos. Pero las costumbres, los gustos y los imaginarios mutan.
Fuimos llevados a lo inverso, pues hoy los hombres sueñan con un pene grande colgando de su anatomía. Las mujeres no se quedan atrás. Para algunas es objeto de deseo.
Aquí viene lo interesante: en pleno siglo XXI, en un mundo cargado de información documentada por expertos, el tema sigue siendo fuente de preocupación. ¡Es como si bastara tenerlo inmenso para garantizar el placer! Este pensamiento es un error básico y recurrente de la cultura occidental, ya que la sexualidad no se reduce a un órgano o al momento de la penetración.
Te puede interesar leer: Cristiano Ronaldo y el bótox genital: ¿le darías el “sí” a esta tendencia?
El placer está en el estímulo de los sentidos, en los toques, las caricias, los besos preliminares y la comunicación. En el camino hacia la penetración se encuentra el placer genuino. Una vez disfrutado y sentido ese intenso trayecto, se entiende y se vive el encuentro sexual de forma completa y descentralizada.
No, el tamaño no importa, lo que importa es el cuerpo entero. Abandonar los viejos mitos es difícil, pero es necesario. Todos buscamos gratificación en el sexo. Solamente la logramos cuando somos libres para sentir, pensar y disfrutar.
El tamaño del deseo siempre importará, es lo más importante. El tamaño del pene también, sobre todo a aquellos que a estas alturas de la historia no han descubierto el verdadero significado del encuentro sexual.
*Autora del texto: Flavia Dos Santos.