Su trayecto ha sido un ejemplo de resiliencia, aprendizaje constante y fe inquebrantable. Siendo la mayor de nueve hermanos en Bogotá, creció en un entorno desafiante que la llevó a buscar un cambio desde muy joven. A los 12 años, empezó a trabajar para trazar un nuevo camino, dejando atrás las adversidades que vivió en su infancia para construir un futuro diferente.
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Sigue a Cromos en WhatsAppLa vida la llevó a enfrentarse a numerosos retos, pero también le ofreció oportunidades inesperadas y personas valiosas que, hasta hoy, han dejado huella en su vida. Entre ellas, el padre Joaquín Luna, quien se convirtió en su primer mentor, enseñándole sobre el trabajo en el campo. Lecciones que más tarde, con perseverancia y valentía, le dieron las bases para emprender, comenzando con la venta ambulante de frutas y pescados por las calles de Bogotá. También formó una familia y su deseo de superación la impulsó a aprender a leer junto a su hijo mayor, marcando el inicio de una nueva etapa en su vida.
El nacimiento de El Bodegón de Cota
Hace 25 años, Nubia encontró una oportunidad en medio de las dificultades. Durante un paro nacional, en un encuentro fortuito en Cota, compró espinacas que un agricultor no podía transportar a Corabastos. Sin saber mucho del producto, vio en ese momento una posibilidad de trabajo y, con determinación, empezó a distribuir alimentos en tiendas y pequeños mercados.
Usando un carro modelo 54 y teniendo el apoyo de su familia, su emprendimiento fue creciendo poco a poco. Su hija mayor ha sido clave en ello, pues desarrolló una tesis universitaria enfocada en llevar a otro nivel el negocio, lo que marcó un antes y un después para El Bodegón de Cota. “Mi hija me dijo: ‘Mamá, vamos a hacer de tu sueño algo grande’, y lo logramos juntas”, recuerda Nubia emocionada.
El acompañamiento de entidades como la Cámara de Comercio y la capacitación constante le han permitido mejorar sus procesos, consolidar su equipo de trabajo y abrir puertas en grandes empresas. Además, la participación en programas como Compras Inclusivas de Compensar ha hecho que El Bodegón de Cota se convierta en un puente entre el campo y la ciudad, impulsando la economía campesina y promoviendo la inclusión productiva.
Superar los retos
La pandemia de COVID-19 fue uno de los desafíos más significativos. Aunque las restricciones sanitarias complicaron la operación, Nubia, y quienes trabajan con ella, se adaptaron, llevando productos puerta a puerta y manteniéndose firmes gracias al apoyo de sus aliados estratégicos, como Compensar.
Actualmente, El Bodegón de Cota cuenta con certificación ISO 9001 y es la clara demostración, como dice su fundadora, de que se puede llegar tan lejos hasta donde la mente lo permita. Nubia ha formado un equipo comprometido, compuesto en su mayoría por madres cabeza de familia, a quienes brinda herramientas para que, así como lo logró ella, puedan salir adelante.
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Un legado de inspiración
El mayor orgullo de Nubia son sus hijos, quienes hoy son profesionales y pilares del negocio familiar. “Todo valió la pena cuando veo en lo que mis hijos se han convertido”, afirma con una sonrisa llena de satisfacción. Su historia no solo ha transformado su vida, sino también la de su comunidad, inspirando a otros a perseguir sus sueños.
“Cada paso, por difícil que haya sido, ha valido la pena. A los emprendedores les digo: no se detengan. Si yo lo logré, ustedes también pueden hacerlo”. Con estas palabras, Nubia deja un mensaje de esperanza, recordándonos que los propósitos, con esfuerzo, amor y fe, son alcanzables.
