La extenista colombiana Mariana Mesa, reconocida por su talento en este deporte y su destacada participación en MasterChef Celebrity, enfrentó en 2023 un desafío monumental al ser diagnosticada con cáncer de seno. Durante el proceso de tratamiento y recuperación, Mesa compartió su travesía en redes sociales, brindando un mensaje de esperanza y valentía.
Sin embargo, con este testimonio también vino una revelación sobre lo importante que es cuidar las palabras. “Muchas veces me encontraba en la calle con gente súper bonita, con la mejor intención del mundo, pero sus palabras me daban mucho más miedo y mucha más preocupación,” comparte Mesa, recordando cómo comentarios aparentemente inofensivos lograron afectarla profundamente.
Sigue a Cromos en WhatsApp¿Qué no debes decirle a una persona con cáncer?
Por medio de un par de videos en Instagram, la extenista nos invita a hacer una reflexión: ¿sabemos realmente cómo apoyar a alguien que enfrenta el cáncer? A continuación, a partir de su propia experiencia, Mesa nos cuenta algunas frases que, aunque puedan parecer inofensivas o con buenas intenciones, resultan perjudiciales y deben evitarse:
“Mi mamá se murió de cáncer”
Uno de los comentarios que Mariana escuchó durante su tratamiento fue que “mi mamá se murió de cáncer.” Este tipo de declaración, aunque puede surgir de la necesidad de empatizar, tiene el efecto contrario. Para alguien que está luchando por su vida, este tipo de historias negativas sobre otras personas con cáncer pueden aumentar el miedo y la ansiedad. Mariana explica que “esas palabras no suman mucho en esos momentos,” y enfatiza en la importancia de escoger palabras de aliento y optimismo.
“¿Ya estás haciendo el testamento?”
Una de las experiencias más impactantes que vivió ocurrió en casa de alguien cercano. “Al tercer día de yo haber sido diagnosticada, fui a la casa de una persona a la que quería muchísimo y me dice entre chiste y chiste, ‘¿ya estás haciendo el testamento?’”.
Mariana, aún asimilando la noticia, quedó en shock. Este comentario, aunque intencionado como humor, resultó profundamente inapropiado. “No es chistoso, hay momentos para todo,” recalca. Los chistes y comentarios livianos en momentos de vulnerabilidad deben ser cuidadosamente considerados, ya que, como señala Mariana, “las palabras tienen un poder gigante para sanar, pero también para generar el efecto contrario.”
“El cáncer de seno es súper común”
Algunas personas cercanas intentaron tranquilizarla minimizando su situación, diciendo que el cáncer de seno es común. Sin embargo, estas palabras no solo invalidaron sus emociones, sino que ignoraron la individualidad de su lucha. “Claramente eso no se le dice absolutamente a nadie,” comenta, subrayando cómo estas expresiones pueden hacer sentir a la persona que su dolor no es legítimo o importante. Cada proceso es único, y los comentarios que buscan comparar o minimizar no logran brindar apoyo real.
Preguntas insensibles y la falta de empatía
Mesa también recordó situaciones en las que, estando completamente calva por el tratamiento de quimioterapia, fue abordada en un centro comercial para un servicio de depilación. A pesar de ser evidente su condición, las personas no parecían ser conscientes de su situación. En tono de molestia, recuerda que dijo: “oye, ¿es que tú no me ves calva?” Para alguien en tratamiento oncológico, estos encuentros subrayan la importancia de la empatía y la percepción.
Además, relató una anécdota sobre una vecina que, sin filtro alguno, le comentó: “¿Te hiciste la lipo? ¡Estás tan flaca!”. Mariana enfatiza que este tipo de comentarios sobre el cuerpo son insensibles, especialmente cuando la delgadez no es producto de una decisión voluntaria, sino de un proceso de salud difícil. “El cuerpo de nadie se habla, el cuerpo de las otras personas y nuestro cuerpo es sagrado,” afirma. En momentos de vulnerabilidad física y emocional, la empatía y la prudencia son esenciales.
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El mensaje final, y la reflexión que deja el testimonio de Mariana Mesa, es que el poder de las palabras puede ayudar a sanar pero también puede herir. La exdeportista colombiana nos demuestra que, al enfrentar un diagnóstico de cáncer, lo más importante que podemos ofrecer es nuestra empatía y respeto.
En lugar de recurrir a frases automáticas o comparaciones, a veces basta con escuchar y estar presentes. Las palabras, usadas con cautela y amor, son la herramienta más valiosa que tenemos para brindar consuelo y esperanza.
*Contenido generado con asistencia de la IA.