La visión se desarrolla hasta los 7 años, por lo tanto, es importante llevar a todos los niños antes del año a una valoración oftalmológica para descartar problemas refractivos que pueden desencadenar en una ambliopía u ‘ojo perezoso’.
Cuáles son las cirugías
La primera es la refractiva con excimer láser (LASIK) o con femtosegundo. Su finalidad es corregir la forma de las córneas para compensar el enfoque defectuoso que tiene la imagen sobre la retina. El láser talla o pule la córnea de una manera micrométricamente precisa. Por ejemplo, si tiene miopía a veces se debe aplanar la córnea, si tiene hipermetropía se apunta a incurvarla y si tiene astigmatismo se corrige la ovalidad para que quede completamente redonda. Entonces, en líneas generales, en este caso el láser trabaja sobre la córnea para que el punto de la imagen se enfoque de manera precisa en la retina
Sigue a Cromos en WhatsAppLa segunda se conoce como facorefractiva con lente intraocular prémium. Es más compleja, porque se realiza dentro del ojo, donde hay que ingresar y reemplazar una estructura que llamamos cristalino por un lente intraocular transparente que tiene el aumento que le hace falta al ojo. En la tercera, que se llama implante de lente intraocular fáquico, no se toca la córnea ni el cristalino, sino que el profesional introduce dentro del ojo un lente con el aumento de las gafas, que es similar a uno de contacto.
¿Cuál de las tres es la más usual?
La más común es la cirugía refractiva con excimer láser (LASIK) o con láser de femtosegundo. Se practica en un rango de edades de los 18 a 60 años. Los exámenes determinan la candidatura del paciente. Si la córnea tiene una patología que le impida ser tratada con láser, vienen las otras opciones anteriormente mencionadas. Si la persona es de edad avanzada, la cirugía seguramente estará enfocada en reemplazar el cristalino por un lente artificial transparente, que a su vez tiene el aumento necesario para ver de lejos y de cerca.
El tiempo de recuperación
En la cirugía refractiva con excimer láser o con femtosegundo cortamos una capa muy delgada de la córnea, la levantamos, hacemos el láser y luego la volvemos a colocar. Aquí la recuperación es muy rápida, porque la persona se rehabilita en un fin de semana.
En la cirugía refractiva (PRK), en la que no se puede realizar el corte a la córnea, el láser crea una peladura sobre la misma, quita la primera capa y hace el tratamiento de modificación para compensar la miopía, la hipermetropía o el astigmatismo. Esa peladura va a cicatrizar sola en tres días. En este caso sí se experimentan molestias durante 72 horas o más a la luz, sensación de lagrimeo, cuerpo extraño y ardor. Finalmente, la cirugía que requiere quitar el lente natural cristalino para poner uno artificial dura media hora y su recuperación es de tres días.
La recomendación posterior a la cirugía
La persona debe permanecer en la casa para evitar riesgos de infección, sin manipular objetos peligrosos. No debe ir a piscina, a la playa o a sauna o jacuzzi.
¿Los defectos de la visión vuelven?
Si la miopía o el astigmatismo ya se estabilizaron con la intervención, es muy probable que no, pero la hipermetropía va variando con los años, porque el lente interno envejece, por lo que el paciente sí se enfrenta a la probabilidad de que le aparezca de nuevo, aunque no al mismo nivel; quizás a una tercera parte de lo que tenía.
Las patologías son determinantes
Antes de la cirugía con láser es clave saber si la persona tiene un defecto refractivo muy alto, con una córnea muy delgada. Otra causa para no clasificar es tener queratocono o una córnea demasiado curva o plana. La suma de estas características tiene la última palabra, por eso el especialista primero debe armar el rompecabezas.
Los controles
Los más importantes son la primera semana, luego hay otro al mes y de ahí en adelante el paciente debe ir cada año. Con los láseres modernos es muy raro que haya necesidad de un retoque, aunque puede suceder. Estos casos son inferiores a un 3%.