El 25 de diciembre, una fecha cargada de emociones, celebraciones y luces, es para millones de personas el día que marcó el nacimiento de Jesús de Nazaret. Sin embargo, al indagar en la historia, la evidencia sugiere que esta fecha no tiene respaldo en los evangelios ni en los registros históricos. ¿Por qué se eligió, entonces?
Detrás de esta decisión hay una fascinante combinación de religión, política y estrategia cultural que remonta a los primeros siglos del cristianismo. Este artículo desentraña las razones y los mitos que rodean el 25 de diciembre.
Sigue a Cromos en WhatsApp¿Cuándo nació realmente Jesús?
Los evangelios ofrecen pistas, pero también contradicciones. Mateo y Lucas sitúan el nacimiento de Jesús en tiempos del rey Herodes, quien murió en el 4 a.C. Esto implicaría que Jesús habría nacido entre el 6 y 4 a.C. Sin embargo, Lucas menciona un censo realizado por Quirino, gobernador de Siria, lo que sitúa el evento cerca del 6 o 7 d.C., casi una década después de la muerte de Herodes.
A esta discrepancia se suma el hecho de que los registros de censos romanos no concuerdan con la descripción de Lucas. Por lo tanto, los historiadores tienden a apoyar la fecha más temprana, pero con poca certeza sobre el día exacto.
El origen del 25 de diciembre
¿Por qué entonces se celebra la Navidad en esta fecha? El 25 de diciembre era originalmente una festividad pagana dedicada al Sol Invicto, instaurada por el emperador Aureliano en el siglo III. Más tarde, bajo el reinado de Constantino, el primer emperador cristiano, esta festividad fue “bautizada” como Navidad, uniendo elementos paganos y cristianos para facilitar la conversión de la población romana.
El simbolismo era poderoso: así como el Sol Invicto marcaba el renacimiento del sol tras el solsticio de invierno, Jesús fue presentado como la luz del mundo, el nuevo “sol espiritual”. Esta adaptación permitió al cristianismo ganar aceptación en un imperio con profundas raíces grecorromanas.
Por último es importante que el monje Dionisio el Exiguo, en el siglo VI, estableció el calendario cristiano que conocemos hoy. Sin embargo, sus cálculos sobre el nacimiento de Jesús estuvieron lejos de ser precisos. Por ello, el “Año del Señor” o Anno Domini no coincide con la cronología histórica aceptada por los expertos.
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Así queda claro que el 25 de diciembre, más que una fecha histórica, es un poderoso símbolo de adaptación cultural y religiosa. Aunque Jesús no haya nacido ese día, la elección fue estratégica para consolidar el cristianismo en un mundo diverso y complejo.
