Los investigadores americanos, liderados por el doctor James Fowler, han encontrado que la amistad posee un componente genético al analizar la interconexión entre los genes y las relaciones humanas, basándose en la información de dos grandes estudios médicos que se realizan en EE.UU..
Se trata del Estudio Framingham del Corazón y del Estudio Nacional Longitudinal de Salud Adolescente, dos reconocidas investigaciones, que se efectúan en este país desde hace varias décadas, los cuales contienen tanto datos genéticos como información sobre los amigos de los participantes.
Sigue a Cromos en WhatsApp
Los investigadores se concentraron en una serie de marcadores genéticos, seis genes en concreto, cuya presencia fue rastreada entre los integrantes pertenecientes a la red social de un individuo, y encontraron que las personas tienden a forjar amistades con gente con la que comparten dos de los seis marcadores genéticos analizados.
En su investigación, los científicos de la USCD tomaron en cuenta diversos factores como la etnia, ascendencia común y género de las personas, y aún así obtuvieron los mismos resultados, los cuales persistieron incluso después de tener en cuenta la tendencia de las personas a cosechar amistades entre personas de su misma área geográfica.
Cuando los genes son compatibles
Otra relación complementaria o compatible, similar a la anterior, se detectó entre aquellas personas predispuestas genéticamente para ser líderes, y aquellos cuya dotación genética está asociada con la predisposición a seguir a otras personas. Ambos grupos, líderes y seguidores, hacen “buenas migas” entre ellos.
Para los investigadores, los resultados de su estudio sugieren que los genes dan forma de alguna manera al ambiente social, lo que a su vez podría afectar a la conducta humana.
Según el profesor James Fowler, director del estudio, se han encontrado patrones genéticos similares entre parejas, y también en personas que evitan tener una potencial relación.
Por ejemplo, se ha descubierto que las personas que tienen el gen CYP2A6, que al parecer juega un papel en el metabolismo de sustancias ajenas al organismo como la nicotina, tienden a no acercarse entre ellos, curiosamente no a hacerse amigos. Este fenómeno podría ser un mecanismo de defensa del propio organismo, según los expertos.
Para el profesor Fowler, los genes pueden explicar el motivo de que, a menudo y de forma instintiva, nos agrada o desagrada determinada personas o personas que acabamos de conocer . Esa sensación que tenemos muchas veces de que alguien "nos va a caer muy bien o muy mal”.
Los investigadores de la USCD creen que hacer amistades con gente con patrones genéticos similares podría ser beneficioso en términos evolutivos.
Pero los trabajos del doctor Fowler, experto en el campo de las redes sociales y en las bases genéticas del comportamiento humano, no son las únicas que exploran los posibles vínculos entre biología y la amistad humanas.
Otro estudio efectuado por científicos de la Universidad de Harvard, situada en Cambridge, Massachussets (EE.UU.), ha encontrado que nuestros cerebros son más sensibles a los amigos que a los desconocidos, incluso si éstos últimos tienen más cosas en común con nosotros que las personas con las que mantenemos una relación de amistad.
Los investigadores de la Universidad de Harvard examinaron una región del cerebro de la que se sabe que se halla relacionada con el procesamiento de la información social y estudiaron cómo la corteza pre-frontal media y otras regiones del cerebro asociadas, procesan ciertas situaciones sociales, constatando que la actividad de esas áreas cerebrales aumentan cuando la gente contesta a preguntas sobre sus amigos.
En cambio, cuando a los participantes del estudio se les preguntó sobre gente semi desconocida, con la que sin embargo comparten intereses, no se detectaron diferencias en la respuesta cerebral.
Según sus autores, los resultados del estudio sugieren que las alianzas sociales pesan más que los intereses compartidos, y que la cercanía social es más importante que las creencias compartidas cuando estamos evaluando a otras personas.
Foto: Istock