Y después de los Juegos Olímpicos de París, ¿a quién le cabe duda de lo que somos capaces de lograr los humanos? Acabamos de presenciar una de las demostraciones más alucinantes de las habilidades y los talentos de nuestra especie. Y es que de verdad que somos una especie fascinante.
Durante 18 días, millones de espectadores de todas las esquinas del mundo fuimos testigos de los triunfos y las victorias de cientos de atletas que con su tenacidad lograron desafiar sus cuerpos y mentes para exhibir hasta dónde pueden llegar sus capacidades. Sus desempeños, además de deslumbrar, me invitaron a pensar en el papel que cumplen los procesos psicológicos en la capacidad de ejecutar tareas de alto rendimiento de manera exitosa.
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Los pesistas colombianos Jeison López y Mari Leivis Sánchez, medallistas de plata en los Juegos Olímpicos de París 2024.
Me quedo perpleja al pensar en lo que se requiere para correr 100 metros en menos de 10 segundos, o levantar el equivalente a tres veces mi peso corporal en un solo movimiento, o dar tres vueltas en el aire antes de clavar en la piscina; se me despierta un sentimiento de admiración y curiosidad por lo que ocurre en el interior de aquellos personajes que parecen salidos de otro universo.
La psicología del desempeño estudia un proceso psicológico, conocido en inglés como mental toughness (fortaleza mental), que hace referencia a un grupo de procesos mentales y habilidades que determinan la capacidad de lograr tareas de alto rendimiento, aun durante la exposición a altos niveles de presión o estrés. De acuerdo con los expertos en la materia, dentro de las habilidades que forman aquella fortaleza mental encontramos el control, la confianza, el compromiso, la competitividad, el coraje y la consistencia.
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Me atrevería a decir que la exhibición olímpica es una evidencia fehaciente de aquellas habilidades, y que llegar a un podio sin haber ejercido fortaleza mental es una tarea casi imposible. Basta con ser testigos de las actuaciones de Simone Biles, Noah Lyles, Mijaín López, Ángel Barajas, Yeison López y Mari Sanchéz para ver encarnados el control.
La fortaleza mental cobra entonces gran relevancia en el proceso del desempeño de estos atletas, y gracias a que es el producto de una serie de habilidades puede ser cultivada y desarrollada.
¿Cómo podemos cultivar aquellas habilidades? La respuesta es sencilla y compleja a la vez. El proceso de cultivar la fortaleza mental empieza con la mente. Es ahí en la riqueza de los pensamientos, en el diálogo interno, en lo que nos decimos, en las instrucciones que nos damos, donde formamos un personaje interno que nos acompaña. Este personaje interno se encarga de darnos apoyo, focalizarnos en las metas, reforzar la admiración propia, aliviar la angustia, alentarnos de los fracasos, visualizar las ejecuciones, soñar los triunfos y materializar el pensamiento a través de las acciones que en algunos casos logran convertirnos en dioses de la victoria.
*Texto escrito por la psicóloga Carolina Barreto (info@emotonlab.com.au).