La vida de los otros: una columna de Álvaro Castillo Granada
En esta ocasión, el autor de Librevejero comparte una reflexión sobre la memoria, las coincidencias y un libro poco conocido que tradujo Julio Cortázar.
Por Álvaro Castillo Granada
11 de octubre de 2024
Hay palabras que se insertan en nuestra vida diaria sin que se tenga muy claro qué significan o para qué sirven. Una entró en mis conversaciones hace unos meses.
Primero la empleé como una ironía. Después como una presencia que, aunque tiene una explicación lógica, se parece más a una amenaza del gran hermano: algoritmo.
Hasta hoy decidí buscar su significado: “En matemáticas, lógica, ciencias de la computación y disciplinas relacionadas un algoritmo es un conjunto de instrucciones o reglas definidas y no ambiguas, ordenadas y finitas que permite, típicamente, solucionar un problema, realizar un cómputo, procesar datos y llevar a cabo otras tareas o actividades”.
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Sigue a Cromos en WhatsAppMuchas veces, en las redes sociales que uso, me aparecían cosas (libros, lugares, personas o canciones) en las que estaba pensando y por las que no había preguntado. Les comenté a varias personas y todas me dijeron lo mismo: es el algoritmo.
¿Y eso qué cosa es?
Ante esta pregunta, la primera respuesta era una burla y después una explicación de los datos que la red va acumulando y las asociaciones que hace. Y, además, todo lo que hablo frente a un celular es escuchado y procesado en un banco de datos que está en algún lugar. No sé si todo es así, pero es una explicación que me basta para darle un sentido a algo que se me escapa.
En noviembre de 2022 estuve colaborando durante varios días, haciendo un trabajo voluntario, en el Centro Onelio Jorge Cardoso: se trataba de revisar su biblioteca, en proceso de ordenación y clasificación, y ver qué libros podrían tener otro destino y cuáles (por su valor e interés) debían resguardarse especialmente. Para un apasionado de la bibliografía, como yo, esta tarea es fascinante: permite reconocer la cara de los libros y revistas que algún día vendrán o aparecerán.
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En medio de miles de volúmenes y ejemplares mis ojos y mis manos se detuvieron en uno cuyo título llamó mi atención (estaba encuadernado en plástico azul): La vida de los otros (Editorial Sudamericana, Buenos Aires, Argentina, 1952). No aparecía su autor en el lomo. En la segunda página estaba el nombre: Ladislas Dormandi. Y debajo el de su traductor: Julio Cortázar… Este título, este autor, esta traducción no los tenía registrados en mi inventario. Lo dejé con los libros que sería mejor conservar en otro lugar de la biblioteca. El título lo olvidé inmediatamente. No lo anoté en ninguna parte. Quedaba en mí la sensación de una traducción rara de Cortázar para buscar. Repasando los títulos traducidos por él, lo recordé de inmediato.
Esa sensación comenzó a acompañarme en mis recorridos de librerías de libros usados. Soñaba que me encontrara un libro de Sudamericana del cual no conocía la carátula (elemento clave en cualquier búsqueda).
Sin poder verlo, lo estaba esperando. No sé por qué razón se me metió en la cabeza que en una librería a la que visito con frecuencia lo iba a encontrar. Tenía que revisar en mi celular el nombre del autor constantemente. En la sección de literatura no estaba, pero permanecía la certeza de que lo iba a hallar en ese lugar. Hasta que el pasado sábado 7 de abril, en una mesa de descuento, un título en un lomo que no conocía, me llamó: La vida de los otros, de Ladislas Dormandi…
La memoria de un librero funciona como un algoritmo: informaciones y datos que se van cruzando, mezclando, hasta llegar a una respuesta.
¿Puede ser el azar una manera de llamar lo que no entendemos y que otros llaman algoritmo? ¿La vida de los otros?
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*Columna escrita por Álvaro Castillo Granada.
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