Descubrir lo excitante que resulta para mi pareja sentirme lubricada me excita, casi como a él. Y debo darle su crédito, pues sin los jueguitos eróticos que realizamos antes de la penetración, sin los besos, las caricias suaves en los laterales de las nalgas, las palabritas (o palabrotas), sin todo el ritual que él ha inventado (basado en mis gustos) para mojarme, no podríamos disfrutar placenteramente de nuestra relación.
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Sin embargo, no siempre he sido consciente de mi lubricación, creo que debido al desconocimiento que muchas evidenciamos sobre nuestro cuerpo. Cuando era más joven no relacionaba una cosa con la otra, no le daba validez al preludio, simplemente pensaba que por obra de la naturaleza el pene debía entrar en la vagina en cualquier momento, espacio o situación. Y cuando no sucedía, justamente porque no estaba lubricando lo necesario, esperaba, casi sentada, a que mi cerebro diera la orden mágica a mi cuerpo y por obra y gracia del hada madrina de Cenicienta (eso si antes de la medianoche) mi cuerpo emanara el elixir de la penetración y la faena continuara. Entender la relación entre cerebro, cuerpo y excitación me costó un par de años.
Martha Mejía es una de las sexólogas conocedoras del tema. Sabe los mecanismos y las ayudas que pueden contribuir a una excelente lubricación, pero, sobre todo, es consciente de la relación entre la mente y la famosa lubricación: “Las mujeres funcionamos con un órgano sexual importantísimo y de especial cuidado: el cerebro, especialmente el hemisferio derecho que es el emocional. Este debe ser constantemente estimulado por la pareja, pero no solo a la hora el sexo. Las mujeres, por ser tan emotivas y auditivas, tenemos que prepararnos durante el día y la mejor forma de hacerlo es recibiendo estímulos de la pareja. Es vital sentirnos admiradas, deseadas, queridas…”, afirma la experta.
Ahí está el primer requisito para conseguir este objetivo. La segunda clave está en el preludio, el famoso preludio del que tanto hemos hablado porque es indispensable para las mujeres, y los hombres muchas veces lo olvidan. El calentamiento es vital, especialmente para la mujer, pues la pone en situación, la ubica en el momento y, lo más importante, estimula su mente, órgano imprescindible a la hora de alcanzar el orgasmo. No es pajazo mental, es realidad. Las invito a comprobarlo.
“Entre más se agudice cada sentido más lubricación vamos a tener porque nos vamos a conectar física y mentalmente. Previo a la penetración debe haber besos, caricias, palabras eróticas, lamidos, masajes, susurros; la imaginación debe ser nuestro aliado en esta etapa para conseguir que nuestra glándula de Skene, responsable de la lubricación, funcione de la mejor manera”, cuenta Martha Mejía.
Claro, no todo es responsabilidad de la mente, el cuerpo realiza la mitad del trabajo de excitación y por consiguiente hay factores que pueden impedir la lubricación: orgánicos, hormonales o psico emocionales, y cuando esto sucede podemos acudir a los lubricantes. “Debemos buscar los que son acuosos, no aceitosos, pues debemos evitar los que se fabrican con derivados del petróleo porque pueden irritarnos. Ojalá encontremos los que tienen esencias florales o naturales. Actualmente se encuentran lubricantes comestibles, que facilitan la inclusión del sexo oral en nuestra relación”, comenta la sexóloga.
La mejor manera de hacerlos partícipes de nuestra faena es aplicarlo al inicio de la relación. Hacerlo parte del preludio, de forma sensual y erótica, coqueteando, haciéndolo protagonista de un performance sensual. Debe ponerse en la yema de los dedos y después en el área genital, nunca directamente desde el envase. Normalizar el uso de un lubricante hace que se desmitifique su funcionalidad. Es decir, muchos hombres y mujeres (por desconocimiento) lo asocian con disfuncionalidad sexual, con vejez, o con problemas graves de sexualidad. Nada más errado que esto.
Por eso hay que bajarle a los prejuicios frente a este producto, entender que la lubricación facilita el goce del coito, hace que la mujer no sienta dolor en la penetración y sirve, además, para conectarse con su sexualidad y excitar al hombre. Y cuando el organismo no responde correctamente a los estímulos (debido a alguno de los problemas antes mencionados) podemos acudir a cualquier supermercado, farmacia o tienda naturista y conseguir uno de estos facilitadores de la lubricación femenina. Afortunadamente todo tiene solución.
Más humedad
Muchas mujeres presentan problemas con la glándula de Skene cuando están usando antidepresivos, antibióticos o cuando atraviesan situaciones emocionales fuertes. Esto es temporal pero se recomienda acudir al ginecólogo para que sea un experto el que recete el tipo de lubricante que se necesita.
Beber agua durante el día facilita la generación de fluidos vaginales. Mínimo dos litros diarios.
A la hora de tener sexo el estrés del día debe archivarse. Este es uno de los principales obstáculos que tienen las mujeres, no solo a la hora de lubricar sino a la hora de conectarse con la relación y alcanzar el orgasmo.
¡Conócete! En realidad no hay un mejor consejo. Identificar qué nos excita, qué nos genera placer, qué nos hace poner la piel de gallina es indispensable para la excitación y por consiguiente la lubricación.