Mónica Roa:"No he sentido el instinto maternal y si llegara, optaría por la adopción"
Abogada, promotora de los derechos de la mujer.
Tal vez por mi trabajo, soy una mujer con absoluta conciencia y claridad de todas las opciones que tienen las personas cuando deciden tener hijos y cuando no. Una mujer que quiere ser madre tiene la opción de tener un embarazo natural, de usar técnicas de reproducción asistida o de adoptar. Cuando hablamos de una mujer ya embarazada sabemos que solo tiene tres opciones: seguir con el embarazo, dar a su hijo en adopción o interrumpir el embarazo. Esta híper conciencia sobre el tema, que he desarrollado por mi trabajo en Women’s Link, por mi contacto constante con ginecólogos, con mujeres de todo el mundo y con activistas, me hizo preguntarme hace algunos años si quería o no ser mamá. Escuché en una reunión de trabajo a un experto diciendo: las mujeres de más de 35 años disminuyen su capacidad reproductiva un 80% y las de más de 40 solo tienen un 5% de oportunidad. Impactante.
Visto lo visto, el tiempo para tener un embarazo natural se me reduce con el paso de los años y aunque nunca he sentido ganas de ser madre, creo que si llegara a tener ese sentimiento decidiría adoptar a un niño. No necesito ver mi ADN en otro ser humano y preferiría darle la oportunidad de tener una familia a uno de los millones de niños y niñas que hay sin hogar. Lo que sí tengo clarísimo es que una posible maternidad no va a estar condicionada por la presión de las expectativas sociales que hay sobre las mujeres y su supuesto ‘instinto maternal’. Creo que hay personas que toda la vida soñaron con tener hijos y eso define su identidad. Pero a la vez pienso en lo difícil que debía resultar para mujeres de generaciones pasadas la decisión de no querer ser madres y dedicarse a una vida intelectual. A muchas de ellas les tocó elegir ser monjas para perseguir un tipo de vida que les permitiera desarrollarse intelectualmente, sin ser rechazadas socialmente por eso.
"La decisión de optar o no por la maternidad es tal vez una de las más trascendentales de la vida. ¿Qué tipo de preparación están recibiendo las nuevas generaciones de mujeres para enfrentar esta pregunta?
Trabajando por la despenalización del aborto en Colombia pude darme cuenta de la inconsistencia tan grande que hay cuando se le propone a una mujer entregar en adopción al hijo que no quiere tener. No se puede abanderar esta causa si no promovemos al mismo tiempo la adopción de estos niños y niñas. ¿De qué vale decirles a las mujeres que tienen la opción de entregarlos si van a envejecer en las paredes del ICBF porque nadie los adopta? Me parece un panorama muy cruel. Todas las opciones son legítimas, incluyendo, por supuesto el aborto, pero debemos ser consecuentes como sociedad con el discurso que vamos construyendo.
La sociedad va enfrentando cambios constantes en esta materia. Una de las grandes victorias del feminismo, por ejemplo, está ligada a la conquista de la mujer en la vida pública. Ya nadie cuestiona que una mujer pueda trabajar, ni participar activamente en política, entre otras. Pero aún falta que los hombres reclamen y ocupen su lugar en el espacio privado (la casa). Es decir, muchos hombres defienden su gusto por la cocina o por algunas labores muy específicas del hogar, y eso nos da pistas de que sí se está gestando un cambio. Pero aún está por verse cuántos se involucran realmente con otras tareas del ámbito privado como cambiar pañales, lavar los platos después de hacer una súper cena y con labores similares que no parecen tan atractivas. Tanto mujeres como hombres deben apropiarse de los costos y beneficios de estar en el ámbito privado y público. Si eso no ocurre, así las cargas están desbalanceadas y si estos roles no se negocian explícitamente con la pareja, llegan los problemas.
La decisión de optar o no por la maternidad es tal vez una de las decisiones más trascendentales de la vida. Por ello tenemos que cuestionar qué tipo de preparación están recibiendo las nuevas generaciones de mujeres para enfrentar esta pregunta. Los altos índices de embarazo adolescente y los estudios que existen al respecto deberían ser un fuerte llamado de atención. Gracias a las luchas históricas hoy en día tenemos opciones. Usémoslas. Ojalá quienes eligen la maternidad lo hagan a conciencia con la intención de crear familias a las que puedan brindar bienestar y no por accidentes, por errores, por falta de proyecto de vida, o por escapar de situaciones de abuso en el entorno familiar”.
Foto: Diana Sánchez / El Espectador.