No hay que decir a todo sí: cómo dejar de complacer a todo el mundo

Complacer a la gente puede ser una conducta común, pero tiene sus riesgos. Buscar constantemente la aprobación de los demás puede llevar a ignorar las propias necesidades y deseos, causando estrés y agotamiento emocional.

Si bien es natural querer agradar a los demás, es importante establecer límites saludables para proteger el bienestar personal. Aprender a decir “no” y priorizar el autocuidado son pasos clave para mantener un equilibrio en las relaciones.

Si aún no te sientes listo para este paso, no te preocupes, puedes hacerlo paulatinamente con ayuda de los expertos en la materia. Varios de los consejos que dan los expertos te los dejamos acá.

¿Cómo aprender a decir “no”?

La tendencia a subordinar las propias necesidades y deseos a los de los demás, lo que comúnmente se conoce como complacer a los demás, tiene múltiples orígenes, según le explicó a The New York Times la terapeuta y autora Ilene Cohen en su libro When It’s Never About You.

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Cohen sugiere que este patrón de comportamiento puede ser adquirido en la infancia y persistir en la edad adulta. Además, señala que, en algunos casos, puede ser una estrategia para manejar sentimientos de inadecuación social, ansiedad o miedo al conflicto.

El cambio hacia una comunicación más asertiva puede resultar sorprendente para quienes están acostumbrados a recibir una respuesta afirmativa. Según Jefferson Fisher, autor de The Next Conversation, incluso después de establecer un límite claro, es posible que algunas personas persistan en sus solicitudes.

Fisher le indicó al mismo medio que propone una estrategia directa para minimizar la resistencia: anticipar la decepción. Sugiere decir algo como: “Sé que esto te va a molestar, pero no podré ir esta noche”.

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Asimismo, Benjamin Bernstein, psicólogo clínico del Hospital Silver Hill en New Canaan, Connecticut, sugiere que, cuando sientas la necesidad de complacer a alguien, te concentres en las ventajas a largo plazo de mantener tu posición, en lugar de preocuparte por la reacción negativa de la otra persona.

El Dr. Bernstein también señala que el miedo a quedarse solo a menudo motiva a las personas a complacer a los demás. Sin embargo, paradójicamente, al poner las necesidades de otros por encima de las propias, uno puede sentirse aún más aislado.