En Colombia, la novena de Navidad o de aguinaldos es mucho más que una costumbre navideña: es un evento que conecta generaciones, llena hogares de música, oración y esperanza, y prepara el corazón para la llegada del Niño Jesús.
Sin embargo, muchos desconocen el orden correcto para rezarla, lo que puede restarle significado y estructura a este ritual. En este artículo, desglosamos paso a paso las oraciones y gozos, para que celebre el día 1 de esta tradición de forma correcta.
Sigue a Cromos en WhatsAppEl orden correcto de la novena de Navidad
La novena de aguinaldos se celebra durante nueve días, del 16 al 24 de diciembre. Es una preparación espiritual para la Navidad y, aunque se puede adaptar según la dinámica familiar, sigue un esquema tradicional que no debe omitirse:
1. Oración para todos los días
Se comienza con la Oración para todos los días, que invoca al Señor pidiendo su gracia para celebrar con devoción la Navidad:
“Bondadoso Dios de infinita caridad, que tanto amaste a los hombres, que les diste en tu Hijo la mejor prenda de tu amor, para que hecho hombre en las entrañas de una virgen, naciera en un pesebre para nuestra salud y remedio. Nosotros, en nombre de todos los mortales, te damos infinitas gracias por tan soberano beneficio. En retorno de él te ofrecemos la pobreza, humildad y demás virtudes de tu Hijo humanado, suplicándote por sus divinos méritos, por las incomodidades con que nació y por las tiernas lágrimas que derramó en el pesebre, que dispongas nuestros corazones con humildad profunda, con amor encendido, con total desprecio de todo lo terreno, para que Jesús recién nacido tenga en ellos su cuna y more eternamente. Amén”.
(Se reza tres veces el Gloria al Padre).
2. Consideraciones diarias
Cada día tiene una meditación diferente que invita a reflexionar sobre los misterios del nacimiento de Jesús. Estas meditaciones abordan temas como la fe de María, la espera de San José y la preparación del mundo para recibir al Salvador. La consideración del día 1 es:
“En el principio de los tiempos, el Verbo reposaba en el seno de su Padre en las alturas de los cielos. Allí estaba el Verbo, por quien todo fue hecho, y sin el cual nada de lo creado habría existido. Allí estaba el Verbo, fuente de vida, y luz de las almas; aquel Verbo eterno que, un día, se encarnaría en el seno de una Virgen, para hacerse hombre, y habitar entre nosotros.
Desde toda la eternidad, el Padre contemplaba a su Hijo con infinito deleite, y también desde toda la eternidad veía al Verbo hecho hombre en el tiempo, cubierto de oprobios, postrado en el suelo, en Getsemaní, flagelado, coronado de espinas, clavado en una cruz; y todo por los hombres, y en lugar de los hombres.
Considerando todo esto, ¿cómo no amaremos nosotros a este divino Niño, que, por salvarnos, vino desde el seno de su Padre a nacer en un pesebre? ¡Oh admirable humildad! ¡Oh amor inefable! ¡Oh bien infinito! ¡Oh maravilla de Dios hecho niño por nosotros! ¡Amémosle, adoremos su infinita misericordia y preparémonos para recibirle en nuestras almas con la mayor pureza y devoción!”.
El pesebre representa la humildad con la que Jesús llegó en forma de hombre a este mundo.
3. Oración a la Virgen María
Se eleva una oración especial a la Virgen María, reconociendo su papel como madre del Redentor:
“Soberana María, que por tus grandes virtudes y especialmente por tu humildad, mereciste que todo un Dios te escogiera por madre suya, te suplicamos que tú misma prepares y dispongas mi alma y la de todos los que en este tiempo hicieran esta novena, para el nacimiento espiritual de tu adorado Hijo. ¡Oh dulcísima Madre! Comunícanos algo del profundo recogimiento y divina ternura con que le aguardaste, para que nos hagas menos indignos de verle, amarle y adorarle por toda la eternidad. Amén”.
(Se reza tres veces el Avemaría).
4. Oración a San José
No puede faltar la oración al esposo de María, pidiendo su intercesión y ejemplo de virtud:
“¡Oh santísimo José, esposo de María y padre adoptivo de Jesús! Infinitas gracias damos a Dios porque te escogió para tan altos ministerios y te adornó con todos los dones proporcionados a tan excelente grandeza. Te rogamos, por el amor que tuviste al Divino Niño, nos abrases en fervorosos deseos de verle y recibirle sacramentalmente, mientras en su divina Esencia le veamos y le gocemos en el cielo. Amén”.
(Se reza tres veces el Padrenuestro).
5. Los gozos: el alma de la novena
La parte más animada y festiva son los gozos, que se cantan con alegría. Estas estrofas claman la llegada de Jesús:
Dulce Jesús mío, mi Niño adorado, ¡Ven a nuestras almas! ¡Ven, no tardes tanto!
(1) ¡Oh Sapiencia suma del Dios soberano, que a infantil alcance te rebajas sacro! ¡Oh Divino Niño, ven para enseñarnos la prudencia que hace verdaderos sabios!
(2) ¡Oh Adonaí potente que a Moisés hablando, de Israel al pueblo diste los mandatos! ¡Ah! ven prontamente para rescatarnos, y que un Niño débil muestre fuerte brazo!
(3) ¡Oh raíz sagrada de Jesé, que en lo alto presentas al orbe tu fragante nardo! ¡Dulcísimo Niño que has sido llamado lirio de los valles, bella flor del campo!
(4) ¡Llave de David que abre al desterrado las cerradas puertas de regio palacio! ¡Sácanos, Oh Niño, con tu blanca mano, de la cárcel triste que labró el pecado!
(5) ¡Oh lumbre de Oriente, sol de eternos rayos, que entre las tinieblas tu esplendor veamos! ¡Niño tan precioso, dicha del cristiano, luzca la sonrisa de tus dulces labios!
(6) ¡Espejo sin mancha, Santo de los santos, sin igual imagen del Dios Soberano! ¡Borra nuestras culpas, salva al desterrado y, en forma de Niño, da al mísero amparo!
(7) ¡Rey de las naciones, Emmanuel preclaro, de Israel anhelo, Pastor del rebaño! ¡Niño que apacientas con suave cayado ya la oveja arisca, ya el cordero manso!
(8) ¡Ábranse los cielos y llueva de lo alto bienhechor rocío, como riego santo! ¡Ven hermoso Niño, ven Dios humanado! ¡Luce hermosa estrella, brota, flor del campo!
(9) ¡Ven, que ya María previene sus brazos, do su Niño vean, en tiempo cercano! ¡Ven, que ya José, con anhelo sacro, se dispone a hacerse de tu amor sagrario!
(10) ¡Del débil auxilio, del doliente amparo, consuelo del triste, luz del desterrado! ¡Vida de mi vida, mi Dueño adorado, mi constante amigo, mi divino hermano!
(11) ¡Véante mis ojos de Tí enamorados! ¡Bese ya tus plantas! ¡Bese ya tus manos! ¡Prosternado8 en tierra, te tiendo los brazos, y aún más que mis frases te dice mi llanto!
¡Ven, Salvador nuestro, por quien suspiramos, ven a nuestras almas, ven no tardes tanto!
6. Oración al Niño Jesús
La devoción culmina con una oración que expresa el deseo de recibir al Niño Jesús con un corazón puro y lleno de fe:
“Acuérdate, ¡oh dulcísimo Niño Jesús!, que dijiste a la venerable Margarita del Santísimo Sacramento, y en persona suya a todos tus devotos, estas palabras tan consoladoras para nuestra pobre humanidad agobiada y doliente: “Todo lo que quieras pedir, pídelo por los méritos de mi infancia y nada te será negado”. Llenos de confianza en Tí, oh Jesús, que eres la misma verdad, venimos a presentarte toda nuestra miseria. Ayúdanos a llevar una vida santa, para conseguir una eternidad bienaventurada. Concédenos por los méritos de tu encarnación y de tu infancia, la gracia de la cual necesitamos tanto. Nos entregamos a Ti, ¡oh Niño omnipotente!, seguros de que no quedará frustrada nuestra esperanza y de que en virtud de tu divina promesa, acogerás y responderás favorablemente nuestra súplica. Amén”.
7. Villancicos y comida
La novena de Navidad finaliza con el canto de villancicos, mientras se deleitan alimentos típicos de la temporada como la natilla, buñuelos, arroz con leche, entre otros.
Consejos para hacer la novena de Navidad más especial
- Adapte los gozos: si hay niños, utilice canciones más simples o explique el significado.
- Prepare un espacio especial: coloque un pesebre para que todos se sientan conectados con el momento.
- Involucre a todos: asigne roles para leer las oraciones, cantar y participar activamente.
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La novena de Navidad es una manifestación viva de la espiritualidad y la unión familiar en Colombia. Seguir el orden correcto no solo garantiza una experiencia más significativa, sino que preserva la esencia de esta tradición que nos recuerda que, al final, lo más importante de la Navidad no son los regalos, sino el nacimiento del Niño Jesús en nuestros corazones.
*Contenido generado con asistencia de la IA.