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Novena de Navidad día 2: oraciones y gozos para este 17 de diciembre

Este 17 de diciembre se conmemora el segundo día de la novena de Navidad, en el que como creyentes exaltamos la fidelidad de la Virgen María y su valentía para afrontar el propósito que Dios tenía para ella como madre del Salvador.

Por Redacción Cromos
17 de diciembre de 2024
El pesebre es un espacio representativo de la humildad en la que llegó Jesús y que recordamos en la Novena de Navidad.
Fotografía por: Pixabay

La novena de Navidad (también conocida de aguinaldos) es una tradición profundamente arraigada en la cultura colombiana que reúne a familias y amigos en torno a la fe, la unión y la alegría de la Navidad. Durante nueve días, las oraciones, villancicos y reflexiones iluminan los hogares mientras se espera con ansias el nacimiento del Niño Jesús.

Este tiempo especial no solo fortalece los lazos familiares, sino que también invita a reflexionar sobre el amor, la generosidad y el verdadero significado de la Navidad.

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¿Cómo celebrar el segundo día de la Novena de Navidad?

En el segundo día de la novena de aguinaldos, el mensaje central nos invita a meditar sobre la fidelidad y la entrega de la Virgen María. Este día nos recuerda cómo, desde la humildad y la obediencia, María aceptó el plan divino con fe inquebrantable, convirtiéndose en un ejemplo de confianza y devoción para todos los creyentes. El siguiente, es el orden correcto para celebrarla:

1. Oración para todos los días

Se comienza con la Oración para todos los días, que invoca al Señor pidiendo su gracia para celebrar con devoción la Navidad:

“Bondadoso Dios de infinita caridad, que tanto amaste a los hombres, que les diste en tu Hijo la mejor prenda de tu amor, para que hecho hombre en las entrañas de una virgen, naciera en un pesebre para nuestra salud y remedio. Nosotros, en nombre de todos los mortales, te damos infinitas gracias por tan soberano beneficio. En retorno de él te ofrecemos la pobreza, humildad y demás virtudes de tu Hijo humanado, suplicándote por sus divinos méritos, por las incomodidades con que nació y por las tiernas lágrimas que derramó en el pesebre, que dispongas nuestros corazones con humildad profunda, con amor encendido, con total desprecio de todo lo terreno, para que Jesús recién nacido tenga en ellos su cuna y more eternamente. Amén”.

(Se reza tres veces el Gloria al Padre).

2. Consideración del día 2

“El Verbo eterno se halla a punto de tomar su naturaleza creada en la santa Casa de Nazaret en donde moraban María y José. Cuando la sombra del secreto divino vino a deslizarse sobre ella, María estaba sola, engolfada en la oración. Pasaba las silenciosas horas de la noche en la unión más estrecha con Dios y mientras oraba, el Verbo tomó posesión de su morada creada.

Sin embargo, no llegó inopinadamente; antes de presentarse envió un mensajero, que fue el Arcángel San Gabriel, para pedir a María de parte de Dios su consentimiento para la encarnación. El Creador no quiso efectuar este gran misterio sin la aquiescencia de su criatura. Aquel momento fue muy solemne. Era potestativo en María el rehusar... ¡Con qué adorables delicias. ¡Con qué inefables complacencias aguardaría la Santísima Trinidad a que María abriese los labios y pronunciase el sí que debió ser suave melodía para sus oídos, y con el cual se conformaba su profunda humildad a la omnipotente voluntad divina!

La Virgen Inmaculada ha dado su asentimiento. El Arcángel ha desaparecido. Dios se ha revestido de una naturaleza creada; la voluntad eterna está cumplida y la creación completa. El Verbo se ha hecho carne, y aunque todavía invisible para el mundo, habita ya entre los hombres que su inmenso amor ha venido a rescatar”.

La fidelidad de María hacia Dios, y el amor de José por su familia, son dignos de admirar durante la Navidad.

La fidelidad de María hacia Dios, y el amor de José por su familia, son dignos de admirar durante la Navidad.

Fotografía por: Pixabay

3. Oración a la Virgen María

Se eleva una oración especial a la Virgen María, reconociendo su papel como madre del Redentor:

“Soberana María, que por tus grandes virtudes y especialmente por tu humildad, mereciste que todo un Dios te escogiera por madre suya, te suplicamos que tú misma prepares y dispongas mi alma y la de todos los que en este tiempo hicieran esta novena, para el nacimiento espiritual de tu adorado Hijo. ¡Oh dulcísima Madre! Comunícanos algo del profundo recogimiento y divina ternura con que le aguardaste, para que nos hagas menos indignos de verle, amarle y adorarle por toda la eternidad. Amén”.

(Se reza tres veces el Avemaría).

4. Oración a San José

No puede faltar la oración al esposo de María, pidiendo su intercesión y ejemplo de virtud:

“¡Oh santísimo José, esposo de María y padre adoptivo de Jesús! Infinitas gracias damos a Dios porque te escogió para tan altos ministerios y te adornó con todos los dones proporcionados a tan excelente grandeza. Te rogamos, por el amor que tuviste al Divino Niño, nos abrases en fervorosos deseos de verle y recibirle sacramentalmente, mientras en su divina Esencia le veamos y le gocemos en el cielo. Amén”.

(Se reza tres veces el Padrenuestro).

5. Los gozos

La parte más animada y festiva son los gozos, que se cantan con alegría. Estas estrofas claman la llegada de Jesús:

“Dulce Jesús mío, mi Niño adorado, ¡Ven a nuestras almas! ¡Ven, no tardes tanto!

(1) ¡Oh Sapiencia suma del Dios soberano, que a infantil alcance te rebajas sacro! ¡Oh Divino Niño, ven para enseñarnos la prudencia que hace verdaderos sabios!

(2) ¡Oh Adonaí potente que a Moisés hablando, de Israel al pueblo diste los mandatos! ¡Ah! ven prontamente para rescatarnos, y que un Niño débil muestre fuerte brazo!

(3) ¡Oh raíz sagrada de Jesé, que en lo alto presentas al orbe tu fragante nardo! ¡Dulcísimo Niño que has sido llamado lirio de los valles, bella flor del campo!

(4) ¡Llave de David que abre al desterrado las cerradas puertas de regio palacio! ¡Sácanos, Oh Niño, con tu blanca mano, de la cárcel triste que labró el pecado!

(5) ¡Oh lumbre de Oriente, sol de eternos rayos, que entre las tinieblas tu esplendor veamos! ¡Niño tan precioso, dicha del cristiano, luzca la sonrisa de tus dulces labios!

(6) ¡Espejo sin mancha, Santo de los santos, sin igual imagen del Dios Soberano! ¡Borra nuestras culpas, salva al desterrado y, en forma de Niño, da al mísero amparo!

(7) ¡Rey de las naciones, Emmanuel preclaro, de Israel anhelo, Pastor del rebaño! ¡Niño que apacientas con suave cayado ya la oveja arisca, ya el cordero manso!

(8) ¡Ábranse los cielos y llueva de lo alto bienhechor rocío, como riego santo! ¡Ven hermoso Niño, ven Dios humanado! ¡Luce hermosa estrella, brota, flor del campo!

(9) ¡Ven, que ya María previene sus brazos, do su Niño vean, en tiempo cercano! ¡Ven, que ya José, con anhelo sacro, se dispone a hacerse de tu amor sagrario!

(10) ¡Del débil auxilio, del doliente amparo, consuelo del triste, luz del desterrado! ¡Vida de mi vida, mi Dueño adorado, mi constante amigo, mi divino hermano!

(11) ¡Véante mis ojos de Tí enamorados! ¡Bese ya tus plantas! ¡Bese ya tus manos! ¡Prosternado8 en tierra, te tiendo los brazos, y aún más que mis frases te dice mi llanto!

¡Ven, Salvador nuestro, por quien suspiramos, ven a nuestras almas, ven no tardes tanto!”

6. Oración al Niño Jesús

La devoción culmina con una oración que expresa el deseo de recibir al Niño Jesús con un corazón puro y lleno de fe:

“Acuérdate, ¡oh dulcísimo Niño Jesús!, que dijiste a la venerable Margarita del Santísimo Sacramento, y en persona suya a todos tus devotos, estas palabras tan consoladoras para nuestra pobre humanidad agobiada y doliente: “Todo lo que quieras pedir, pídelo por los méritos de mi infancia y nada te será negado”. Llenos de confianza en Tí, oh Jesús, que eres la misma verdad, venimos a presentarte toda nuestra miseria. Ayúdanos a llevar una vida santa, para conseguir una eternidad bienaventurada. Concédenos por los méritos de tu encarnación y de tu infancia, la gracia de la cual necesitamos tanto. Nos entregamos a Ti, ¡oh Niño omnipotente!, seguros de que no quedará frustrada nuestra esperanza y de que en virtud de tu divina promesa, acogerás y responderás favorablemente nuestra súplica. Amén”.

7. Villancicos y comida

La novena de Navidad finaliza con el canto de villancicos, mientras se deleitan alimentos típicos de la temporada como la natilla, buñuelos, arroz con leche, entre otros.

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Redacción Cromos

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