La novena de aguinaldos es una de las tradiciones más entrañables y significativas de la temporada navideña en Colombia. Este ritual espiritual, que se lleva a cabo durante los nueve días previos a la Navidad, permite a las familias y comunidades reunirse en un ambiente de reflexión, oración y alegría para recordar los momentos que precedieron el nacimiento de Jesús.
Más allá de ser un acto devocional, la novena simboliza la preparación del corazón para recibir al Salvador, fortaleciendo la fe y promoviendo la unión entre los seres queridos. Cada día, a través de relatos, villancicos y oraciones, se revive el camino de José y María hacia Belén, destacando el sacrificio, la obediencia y la esperanza como virtudes esenciales de la vida cristiana.
Sigue a Cromos en WhatsApp¿Cómo celebrar el sexto día de la Novena de Navidad?
El sexto día de la novena de Navidad nos invita a reflexionar sobre el camino de obediencia y fe que José y María emprendieron hacia Belén, cumpliendo los designios divinos. A pesar de las dificultades y las inclemencias de la época, su decisión de confiar plenamente en la voluntad de Dios se convierte en un modelo de entrega total a la Providencia.
1. Oración para todos los días
Se comienza con la Oración para todos los días, que invoca al Señor pidiendo su gracia para celebrar con devoción la Navidad:
“Bondadoso Dios de infinita caridad, que tanto amaste a los hombres, que les diste en tu Hijo la mejor prenda de tu amor, para que hecho hombre en las entrañas de una virgen, naciera en un pesebre para nuestra salud y remedio. Nosotros, en nombre de todos los mortales, te damos infinitas gracias por tan soberano beneficio. En retorno de él te ofrecemos la pobreza, humildad y demás virtudes de tu Hijo humanado, suplicándote por sus divinos méritos, por las incomodidades con que nació y por las tiernas lágrimas que derramó en el pesebre, que dispongas nuestros corazones con humildad profunda, con amor encendido, con total desprecio de todo lo terreno, para que Jesús recién nacido tenga en ellos su cuna y more eternamente. Amén”.
(Se reza tres veces el Gloria al Padre).
2. Consideración del día 6
“Jesús había sido concebido en Nazaret, domicilio de José y María, y allí era de creerse que había de nacer, según todas las probabilidades. Mas Dios lo tenía dispuesto de otra manera y los profetas habían anunciado que el mesías nacería en Belén de Judá, ciudad de David. Para que se cumpliese esa predicción, Dios se sirvió de un medio que no parecía tener ninguna relación con este objeto, a saber la orden dada por el emperador Augusto, que todos los súbditos del imperio romano se empadronasen en el lugar de donde eran originarios. María y José, como descendientes que eran de David, no estaban dispensados de ir a Belén. Ni la situación de la Virgen Santísima ni la necesidad en que estaba José del trabajo diario que les aseguraba la subsistencia, pudo eximirles de este largo y penoso viaje, en la estación más rigurosa e incómoda del año.
No ignora Jesús en que lugar debe nacer e inspira a sus padres que se entreguen a la Providencia, y que de esta manera concurran inconscientemente a la ejecución de los designios. Almas interiores, observad este manejo del Divino Niño, porque es el más importante de la vida espiritual; aprended que quien se haya entregado a Dios ya no ha de pertenecerse a sí mismo, ni ha de querer a cada instante sino lo que Dios quiera para él; siguiéndole ciegamente aun en las cosas exteriores, tales como el cambio de lugar donde quiera que le plazca conducirle. Ocasión tendréis de observar esta dependencia y fidelidad inviolable en toda la vida de Jesucristo, y este es el punto sobre el cual se han esmerado en imitarle los santos y las almas verdaderamente interiores, renunciando absolutamente a su propia voluntad”.
3. Oración a la Virgen María
Se eleva una oración especial a la Virgen María, reconociendo su papel como madre del Redentor:
“Soberana María, que por tus grandes virtudes y especialmente por tu humildad, mereciste que todo un Dios te escogiera por madre suya, te suplicamos que tú misma prepares y dispongas mi alma y la de todos los que en este tiempo hicieran esta novena, para el nacimiento espiritual de tu adorado Hijo. ¡Oh dulcísima Madre! Comunícanos algo del profundo recogimiento y divina ternura con que le aguardaste, para que nos hagas menos indignos de verle, amarle y adorarle por toda la eternidad. Amén”.
(Se reza tres veces el Avemaría).
4. Oración a San José
No puede faltar la oración al esposo de María, pidiendo su intercesión y ejemplo de virtud:
“¡Oh santísimo José, esposo de María y padre adoptivo de Jesús! Infinitas gracias damos a Dios porque te escogió para tan altos ministerios y te adornó con todos los dones proporcionados a tan excelente grandeza. Te rogamos, por el amor que tuviste al Divino Niño, nos abrases en fervorosos deseos de verle y recibirle sacramentalmente, mientras en su divina Esencia le veamos y le gocemos en el cielo. Amén”.
(Se reza tres veces el Padrenuestro).
5. Los gozos
La parte más animada y festiva son los gozos, que se cantan con alegría. Estas estrofas claman la llegada de Jesús:
“Dulce Jesús mío, mi Niño adorado, ¡Ven a nuestras almas! ¡Ven, no tardes tanto!
(1) ¡Oh Sapiencia suma del Dios soberano, que a infantil alcance te rebajas sacro! ¡Oh Divino Niño, ven para enseñarnos la prudencia que hace verdaderos sabios!
(2) ¡Oh Adonaí potente que a Moisés hablando, de Israel al pueblo diste los mandatos! ¡Ah! ven prontamente para rescatarnos, y que un Niño débil muestre fuerte brazo!
(3) ¡Oh raíz sagrada de Jesé, que en lo alto presentas al orbe tu fragante nardo! ¡Dulcísimo Niño que has sido llamado lirio de los valles, bella flor del campo!
(4) ¡Llave de David que abre al desterrado las cerradas puertas de regio palacio! ¡Sácanos, Oh Niño, con tu blanca mano, de la cárcel triste que labró el pecado!
(5) ¡Oh lumbre de Oriente, sol de eternos rayos, que entre las tinieblas tu esplendor veamos! ¡Niño tan precioso, dicha del cristiano, luzca la sonrisa de tus dulces labios!
(6) ¡Espejo sin mancha, Santo de los santos, sin igual imagen del Dios Soberano! ¡Borra nuestras culpas, salva al desterrado y, en forma de Niño, da al mísero amparo!
(7) ¡Rey de las naciones, Emmanuel preclaro, de Israel anhelo, Pastor del rebaño! ¡Niño que apacientas con suave cayado ya la oveja arisca, ya el cordero manso!
(8) ¡Ábranse los cielos y llueva de lo alto bienhechor rocío, como riego santo! ¡Ven hermoso Niño, ven Dios humanado! ¡Luce hermosa estrella, brota, flor del campo!
(9) ¡Ven, que ya María previene sus brazos, do su Niño vean, en tiempo cercano! ¡Ven, que ya José, con anhelo sacro, se dispone a hacerse de tu amor sagrario!
(10) ¡Del débil auxilio, del doliente amparo, consuelo del triste, luz del desterrado! ¡Vida de mi vida, mi Dueño adorado, mi constante amigo, mi divino hermano!
(11) ¡Véante mis ojos de Tí enamorados! ¡Bese ya tus plantas! ¡Bese ya tus manos! ¡Prosternado8 en tierra, te tiendo los brazos, y aún más que mis frases te dice mi llanto!
¡Ven, Salvador nuestro, por quien suspiramos, ven a nuestras almas, ven no tardes tanto!”
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6. Oración al Niño Jesús
La devoción culmina con una oración que expresa el deseo de recibir al Niño Jesús con un corazón puro y lleno de fe:
“Acuérdate, ¡oh dulcísimo Niño Jesús!, que dijiste a la venerable Margarita del Santísimo Sacramento, y en persona suya a todos tus devotos, estas palabras tan consoladoras para nuestra pobre humanidad agobiada y doliente: “Todo lo que quieras pedir, pídelo por los méritos de mi infancia y nada te será negado”. Llenos de confianza en Tí, oh Jesús, que eres la misma verdad, venimos a presentarte toda nuestra miseria. Ayúdanos a llevar una vida santa, para conseguir una eternidad bienaventurada. Concédenos por los méritos de tu encarnación y de tu infancia, la gracia de la cual necesitamos tanto. Nos entregamos a Ti, ¡oh Niño omnipotente!, seguros de que no quedará frustrada nuestra esperanza y de que en virtud de tu divina promesa, acogerás y responderás favorablemente nuestra súplica. Amén”.
7. Villancicos y comida
La novena de Navidad finaliza con el canto de villancicos, mientras se deleitan alimentos típicos de la temporada como la natilla, buñuelos, arroz con leche, entre otros.
La novena de Navidad es una manifestación viva de la espiritualidad y la unión familiar en Colombia. Seguir el orden correcto no solo garantiza una experiencia más significativa, sino que preserva la esencia de esta tradición que nos recuerda que, al final, lo más importante de la Navidad no son los regalos, sino el nacimiento del Niño Jesús en nuestros corazones.