Esta fruta es deliciosa y es fuente de varios nutrientes que son ideales para tu dieta.
En entrevista con la Revista Cromos, Luis Felipe Giraldo Londoño, Nutricionista Dietista, Tecnólogo Agropecuario y Vocal Científico del Colegio Colombiano de Nutricionistas Dietistas, explica lo que debemos saber de esta fruta.
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Sigue a Cromos en WhatsApp¿Cuáles son los beneficios de la papaya?
Se sabe que las diferentes partes del árbol de papaya (fruto, raíces, semillas, hojas) se utilizan como estrategia terapéutica por sus características medicinales en muchos países. Existen reportes que la fruta madura es utilizada como laxante, abortivo, antibiótico, antibacteriano y digestivo.
Además, el jugo de papaya es empleado para el tratamiento de las verrugas y las ulceras. También, el látex presente al interior de toda la matriz alimentaria contiene un alto porcentaje de papaína utilizado para el tratamiento de la malaria, la hipertensión, diabetes, hipercolesterolemia, ictericia y helmintiasis intestinal.
De igual forma, las flores son empleadas en infusión para promover la menstruación y su corteza para los dolores de dientes; la cataplasma de raíz se utiliza para las picaduras de ciempiés. Este tipo de tratamiento consiste en la trituración de una parte de la planta hasta conseguir una pasta homogénea que se puede combinar con agua y harina para posteriormente aplicar como ungüento.
¿El consumo de esta fruta ayuda a prevenir enfermedades?
Frente a esta pregunta debo ser un poco repetitivo pero consecuente con los planteamientos y análisis técnicos que se desarrollan desde las investigaciones nutricionales. Ningún alimento, complemento o suplemento, tiene propiedades milagrosas capaces de prevenir o curar patologías por completo.
En este sentido, es importante enfatizar que una buena salud parte del consumo adecuado y suficiente de todos los grupos de alimentos. Adicionalmente, la realización frecuente de actividad física y un óptimo patrón de hidratación garantiza mejor calidad de vida y genera diversos factores protectores ante las enfermedades crónicas no transmisibles (ECNT).
En todo caso, es importante mencionar que los aportes nutricionales de esta matriz alimentaria permiten la ingesta de diversos nutrientes que tienen acción directa sobre algunas condiciones de salud cuando se cubre por completo su requerimiento. Empecemos por el potencial antioxidante que tiene la papaya y, en general, las frutas y las verduras.
Moléculas como la Zeaxantina y los Betacarotenos tienen efectos comprobados sobre la salud visual, específicamente en la prevención de la degeneración macular que puede presentarse con los años. También influye en las acciones protectoras sobre el desarrollo de algunos tipos de cáncer (colón, gástrico y próstata).
Por otra parte, se deben considerar los aportes de vitamina K que se relacionan con menores riesgos de fractura ósea, mejor absorción de calcio y reducción de la excreción de este nutriente. Esta vitamina tiene un efecto particular sobre las dinámicas de coagulación y la replicación de flora bacteriana benéfica a nivel del colón.
En temas digestivos, la presencia de una enzima llamada papaína contribuye a un adecuado funcionamiento del tracto gastrointestinal. Por eso, la papaya se considera un alimento precursor de una adecuada salud digestiva. De igual manera, gracias a que también es alta en fibra y agua, tiene propiedades laxantes y desintoxicantes para ayudar a depurar las toxinas y los residuos que se acumulan en el intestino.
Y no es que genere los famosos procesos de “detoxificación” que se atribuyen a algunos alimentos, sino que aporta nutrientes y moléculas que permiten el funcionamiento normal de la anatomía y la fisiología corporal que realiza estos procesos de manera autónoma y siguiendo la lógica de la homeostasis metabólica.
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Por otra parte, el contenido de fibra, potasio y vitaminas de las papayas también ayudan a prevenir las enfermedades del corazón. Gracias a un aumento en la ingesta de potasio junto con una disminución en la ingesta de sodio conforma la estrategia clave para reducir el riesgo de enfermedad cardiovascular. Además, este alimento tiene aportes de colina que puede ayudar a mejorar el patrón de sueño, el movimiento muscular, el aprendizaje y la memoria.
La colina ayuda a su vez a mantener la estructura de las membranas celulares, en la absorción de grasa y en la reducción de la inflamación crónica que, si no se trata, puede causar daño al ADN y conducir al cáncer.
Por último, diversas investigaciones han demostrado que los diabéticos tipo 1 que siguen una dieta alta en fibra tienen niveles más bajos de glucosa en sangre. En las personas con diabetes tipo 2 también regula el nivel de azúcar en sangre, los lípidos y los niveles de insulina. De igual forma, el puré de papaya, cuando se usa tópicamente, es beneficioso para la cicatrización de heridas y previene la infección de zonas quemadas dados los aportes de nutrientes que se relacionan con la síntesis de colágeno (Vitamina A, Vitamina C).
¿Cómo debería consumirse?
Al igual que todas las frutas debe consumirse entera como parte de ensaladas o snacks en horarios intermedios de alimentación. Sin embargo, puede prepararse en forma de batidos y/o sorbetes, dulces y purés.
¿Cuál es la porción recomendada?
Según la lista de intercambios de la Universidad de Antioquia, se establece que la porción de papaya es de 128 gramos que equivalen a un trozo mediano. Esta porción aporta 50 Kilocalorías, 0.8 gramos proteína, 0.1 gramos de grasa y 12.5 gramos de carbohidratos. En cuanto a micronutrientes aporta 329 miligramos de potasio, 36 equivalentes de retinol (Vitamina A), 79 miligramos de Vitamina C y 2.3 gramos de fibra dietaria.
¿Quién no puede ingerirla y por qué?
Por su contenido de potasio puede estar restringida en pacientes con enfermedad renal crónica que no estén recibiendo proceso de diálisis o en pacientes con condiciones de aumento del potasio en sangre (hiperpotasemia).
También con aquellas personas que pueden tener alergia al látex dada presencia potencial de esta molécula en la matriz alimentaria. Por lo demás, es seguro el consumo para toda la población siempre y cuando se cumplan los principios de equilibrio en la ingesta de nutrientes.